LA POSADA
Frambuesas que siembran futuro
Asfoso y el Ayuntamiento de El Royo pusieron en marcha un singular proyecto para recuperar montes sin uso y transformarlos en plantaciones de frutos rojos que atraigan familias al medio rural. Además, transforman en mantequilla y mermelada y la fruta cosecha críticas excelentes
Hay personas que siembran fruta y fruta que siembra personas. En El Royo, Soria, decidieron apostar por lo segundo. Sus frambuesas ecológicas han brillado ya en el mercado y en algunas de las citas gastronómicas más importantes de España, pero también ejercen de foco de empleo para atraer familias.
La idea surgió en 2015, recogió la primera cosecha en 2019 y ya trabaja en su ampliación. La frambuesa 'BosqueSoria', que así se llama la marca comercial, no sólo crece en la mata. Además, para desestacionalizar su consumo ya se transforma en mermelada y aromatizando mantequilla y se trabaja con moras y fresas de montaña.
Los Reyes de España las probaron en su visita a Vinuesa en 2020 y de hecho la Reina se interesó por si se distribuían ya por otros puntos de España. Como apunta el alcalde de El Royo y parte vital del proyecto, Raúl Gómez, «es que esto es mucho mejor que las chucherías».
Piezas jugosas, de buen calibre, cultivadas con agua y sol a 1.250 metros de altitud, recogidas a mano con un mimo exquisito, dulces pero sin perder ese último puntito ácido característico de la frambuesa... La fruta de 'BosqueSoria' ha recibido grandes críticas por parte del sector y la idea es continuar creciendo. Cuenta demás con la certificación del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León (Caecyl) y de Agricultura Ecológica de la Unión Europea. En definitiva, saben realmente a bosque y de hecho están rodeadas por el hábitat idóneo para la especie.
Pero detrás hay mucho más que un producto agroforestal, está la ilusión de un pueblo por que atraiga a nuevas familias. «En 2016 es cuando nos propuso la Asociación Forestal de Soria (Asfoso) buscar algún proyecto que permitiera recuperar tierras abandonadas y a la vez algún cultivo que permitiera a una familia vivir con poca superficie», explica Gómez. Se buscaba huir «de la agricultura tradicional, en la que se necesitan cientos de hectáreas, o cientos de cabezas de ovino o de vacuno».
En un principio tocó indagar para ver qué se adaptaba mejor al valle del río Razón. «Buscábamos una alternativa diferente. Estuvimos dando vueltas por toda España, por Asturias, por Cantabria, por el Pirineo, buscando qué hacían en otros sitios. De todo lo que vimos, nos gustaron los frutos rojos. Pensamos que se podrían dar bien por aquí. Empezamos a hacer un banco de tierras y recuperamos siete hectáreas. En 2019 empezamos a plantar y tenemos cosecha desde ese año. Prácticamente está al 100%» de rendimiento.
No se equivocaron. «La calidad es excepcional. El calibre también es bueno y lo estamos comercializando bien. En esta primera fase el objetivo era ese, demostrar que funciona». Además de los halagos recibidos por las frambuesas y los transformados, «es rentable».
Las cajitas vuelan. Es un producto perecedero que no llega a perecer en hogares y restaurantes. Un envase de «125 gramos no da para nada», rompe a reír Gómez. «No puedes parar. Una vez que empiezas no puedes parar, es que están riquísimas».
El alcalde saca pecho por las críticas. «Gracias a Diputación, porque para nosotros solos sería dificilísimo ir a estos eventos, estuvimos en Gastronomika 2019 en San Sebastián, en el Kursaal. Allí ya nos dijeron que la fruta era excepcional». «En Fruit Attraction», la principal feria del sector en España, «también. Los Brix, que es la medida de azúcar de la fruta, es impresionante, no se lo creían. Y hemos estado recientemente en el Salón Gourmet. Ahí hemos estado ofreciendo nuestros productos».
En el caso de la cita madrileña quedó patente la importancia de la transformación del producto. Al ser final de campaña «sobre todo fuimos con elaborados. Una mermelada de frambuesa 70% de fruta y mantequilla de frambuesa. Eso es un producto único. No lo comercializa nadie salvo nosotros. Y es buena, buena, buena». Hasta el logotipo fue galardonado en Nueva York con un premio Graphis.
De vuelta al fruto en sí, «lo que no se comercializa en España ha ido a Holanda». Es un proyecto surgido desde el trabajo por combatir la despoblación, pero esa humildad no ha sido problema sino acicate. «En el sur de Alemania es muy famoso el licor de frambuesa. Se desviven por ese licor. Es una salida, también se podría dar una salida por ahí», apunta Gómez. No obstante «en general, el producto de calidad está vendido».
«Los clientes están satisfechos porque el producto es buenísimo. Es una pena que sea tan estacional. Lo tenemos en julio, agosto baja, y luego septiembre y octubre. Pero para eso están los productos elaborados como la mantequilla y la mermelada, que permite vender todo el año» y mantener la imagen de calidad de la propia fruta fresca.
«Es un proyecto que le gusta a todo el mundo», apunta Gómez. Gracias a ello «sí hemos recibido apoyos en el desarrollo por parte de Diputación, tanto al proyecto en general, el Monte de Quintos, como a las familias». La iniciativa fue por fases y la primera fue gestionar el citado monte antes de transformarlo en una forma de cultivo totalmente respetuosa con la naturaleza.
Tal es el resultado que en El Royo es motivo de cierto orgullo. «Está muy bien y el pueblo está contento con el proyecto», que además lleva su nombre asociado a productos de alta calidad. «Se vende mucho aquí, en el propio pueblo, en la tienda». Quienes conocen cómo se producen y cuáles son sus efectos locales son los primeros en consumirlas. No hay mejor garantía de que las cosas se hacen bien.
No obstante, por el momento 'sólo' se han dado los pasos iniciales de un proyecto que promete abrir brecha contra la despoblación con algo tan sencillo y tan complejo como actuar de forma directa. «No pretendíamos en esta primera fase atraer familias, pero de hecho una vinculada al pueblo sí que ha venido. Esta en Madrid y se ha venido al pueblo. Eso hemos conseguido en esta primera fase de exposición, de escaparate del proyecto», apunta el alcalde.
«Esto del Monte de Quintos era un escaparate», reitera. «La lucha contra la despoblación se hace con la segunda fase. A ver cuándo podemos poner en marcha 15 hectáreas de monte público que el Ayuntamiento ya concedió como uso privativo durante 25 años. Allí es donde queremos traer familias».
Teniendo en cuenta que cada familia puede trabajar aproximadamente una hectárea, se sueña (con los pies y las raíces en la tierra) con otras ocho casas abiertas. La última cifra del Instituto Nacional de Estadística habla de 272 vecinos en 2020, con siete más que en 2019. Es fácil imaginar la ilusión de un pueblo por ver que los productos de Montes de Soria funcionan.
No obstante, faltan algunos pasos para poder ejecutar la ampliación. «Tenemos el pozo hecho, tenemos el transformador y nos falta equipar el pozo, la caseta de control de riego, las tuberías a pie de cada una de las 15 parcelas». Con una pequeña ayuda de las instituciones, este proyecto que ya da frutos podría alcanzar su velocidad de crucero.
Cuando se puso en marcha el proyecto, poco antes de la pandemia, «ya hicimos un llamamiento a nivel nacional. Fue un éxito rotundo y más de 30 familias mostraron interés. Vinieron al pueblo, pasaron con nosotros un día, conocían la inversión a realizar (unos 50.000 euros por hectárea) y dijeron que estaban interesados». Pero dos años después y con todo lo que ha pasado «seguramente habrá que rehacer el llamamiento» dado que algunas familias pueden haberse hecho otra idea y otras nuevas estarían interesadas.
Al fin y al cabo, ir a vivir a un pueblo encantador, con cierto nivel se servicios, con un empleo que conecta con la naturaleza, es «más tentador que antes». Ahora «lo urgente es conseguir financiación, finalizar la infraestructura y hacer el llamamiento a familias» para que BosqueSoria comience a sembrar más familias en El Royo.