Heraldo-Diario de Soria

LA POSADA

Gormaz, la fortaleza infinita

El mayor castillo medieval de Europa se yergue sobre los campos del Duero en Soria y aún muestra detalles que evidencian su pasado califal y cidiano

El arco califal de la fortaleza de Gormaz, quizás la imagen más icónica del castillo. HDS

El arco califal de la fortaleza de Gormaz, quizás la imagen más icónica del castillo. HDS

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A. C.
Soria

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Castilla y León no engaña ni en su nombre, es tierra de castillos. La Comunidad atesora cientos de castillos que van desde la rudeza medieval a la finura estética del Alcázar de Segovia, desde las ruinas hasta emblemas turísticos en perfecto estado. Pero hay uno que sobresale, y no en sentido metafórico. El castillo de Gormaz, en Soria, es la mayor fortaleza militar de la Edad Media en toda Europa y uno de los escasos lugares donde se pueden recorrer kilómetros entre torreones y almenas.

Hoy en día Gormaz es una pequeña localidad salpicada de románico y encantadora para el turismo rural. El Burgo de Osma y Berlanga de Duero, posiblemente dos de las localidades más bellas de la provincia, están a apenas 12 kilómetros, lo que convierte a esta zona en una base perfecta para disfrutar varios días de tranquilidad, patrimonio y gastronomía.

Y base fue, precisamente, durante las disputas entre musulmanes y cristianos. La mayor jamás vista.  Sus murallas cercan un perímetro de 1.200 metros de longitud entre extremos por 446 de anchura (aunque se va estrechando) y para vigilarlas fueron necesarias 28 torres. Por poner un ejemplo, para ir a hacer un recado a la otra punta de la fortaleza habría que caminar 10 minutos a paso normal sin tener que salir de su pétrea protección.

Pero más allá de sus epatantes dimensiones, tiene tras de sí una historia que bien puede resumir la de España en su época. Fue construido por las huestes musulmanas, con algunas técnicas traídas de oriente medio. Se calcula que fue en torno a los años 956 y el 966. Fue conquistado por los cristianos. Y luego otra vez por los musulmanes. Y una vez más por los cristianos. Y acabó pasando a manos del Cid. Y fue leonés. Y se prometió a los navarros. Y fue castellano antes de pasar a manos aragonés y regresar a Castilla. Y...

El arco califal, al que se yuxtapuso uno de medio punto, resume en una única fotografía cómo esta frontera natural marcada por el Duero tuvo aquí uno de sus puntos más disputados. Quien controlase el gran castillo controlaría una de las principales puertas al norte.

El origen de la fortaleza es incluso anterior. Se cree que se asienta sobre las ruinas 'aprovechadas' de un castillo anterior, posiblemente visigótico. En plena expansión, Abderramán III encomendó al general Ghalib su reconstrucción. Tardó cerca de un siglo en caer a pesar de los asedios y lo hizo para integrarse en los dominios del Rey de León.

La historia cuenta que, además de grande, el castillo de Gormaz tenía fama de ser inexpugnable a pesar de los cambios de manos. Por ejemplo se apunta que tras ganar una batalla, las tropas musulmanas acamparon junto a la fortaleza pero no intentaron el asalto, sabedores de que sería una misión en balde.

No obstante uno de sus nombres más conocidos es el del Cid, quien fuese alcaide del castillo. Se cuenta que su primer destierro surgió precisamente en esta zona. Las tropas musulmanas habían masacrado a la población en torno a la fortaleza, y Rodrigo Díaz de Vivar decidió vengarlos repartiendo estopa. Pero no contaba con el apoyo del Rey, y acabó desterrado por primera vez.

El propio Cantar del Mio Cid hace mención a la fortaleza califal de Gormaz denominándola «castiello tan fourt», un «castillo tan fuerte». Obviamente hoy está enclavado en pleno Camino del Cid, lo que además permite completar su visita con itinerarios turísticos y culturales; o al revés, transitar por la gran ruta cidiana y poder hacer parada y fonda en las inmediaciones de una fortaleza única en todo el continente. La huella de Campeador sigue presente y guía a quien la quiera seguir.

Antes también había guerreado por allí Almanzor, quizás el militar más reconocido de las huestes musulmanas. Esto hace que Gormaz también entre en una posible ruta por otras localidades sorianas. Una sería Calatañazor, un preciso núcleo medieval que mantiene todo su sabor y que es donde se cree que el caudillo recibió su derrota definitiva. El otro, Medinaceli -casi nada en cuanto a patrimonio e historia desde tiempos romanos e incluso anteriores-, desde donde se observa el cerro donde en teoría estaría enterrado. Los ecos de aquella época no están sólo en la actual Andalucía, todavía se pueden seguir en Castilla y León.

La frontera natural del Duero pereció tranquilizarse con el paso de los años, pero las vicisitudes del castillo continuaron. Pasó a manos del Obispado de Osma (cuya sede está apenas a diez minutos en coche, a un par de horas caminando), a los Condes de Camarasa... Al menos en estas ocasiones las sedes del poder estaban más cerca que durante el 'turnismo' entre León y Córdoba en la Reconquista.

El tiempo de los castillos pasó y el de Gormaz cayó en desuso. Las dificultades para mantener la mayor fortaleza de Europa eran evidentes, y más en una zona donde no abunda la población. No obstante, las técnicas constructivas aplicadas por los árabes y complementadas por los cristianos demostraron  su calidad, y aún hoy queda mucho que ver.

La fortaleza califal de Gormaz se podría dividir en dos partes. Una es la puramente militar, el centro de mando de una fortificación temida cuyos ecos se glosaron en miles de kilómetros. De hecho, en el siglo XVII aparece en las crónicas históricas por Argelia y Egipto. Sí, es patrimonio de Soria y de Castilla y León, pero también lo es universal.

En esa zona se encuentra el alcázar, la torre del homenaje, las estancias nobles del castillo o un enorme aljibe para dar de beber a una población de cientos de personas. Una vez superado el foso se pasa a una parte dedicada a las gentes menos poderosas dentro de la fortaleza, con espacios para los campamentos de soldados o zonas para que el ganado, tan necesario como carne y leche como para el transporte y la guerra, se pudiese mantener en buenas condiciones.

Las primeras excavaciones cumplen precisamente ahora un siglo. No obstante, es más posible que  se conozca por su protagonismo en la gran pantalla. La película de los años 60 'El Cid' tajo hasta este enclave a Anthony Mann para dirigir a lomos de briosos corceles a Charlton Heston, con Sophia Loren aguardando su regreso a Gormaz. Más rigor histórico en el 'decorado' imposible y Gormaz aún tiene rincones patrimoniales y agrícolas que poco desentonan con la época.

Pero más allá de los atractivos de la propia localidad, toda su zona bien merece una visita. Muy cerca de la Ribera del Duero propiamente dicha, es tierra de monumentalidad, historia, buena gastronomía y vinos selectos fermentados a apenas un cuarto de hora de trayecto.

Sin tener que desplazarse mucho aparecen por ejemplo dos establecimientos distinguidos con Soles Repsol como son Casa Vallecas, en Berlanga de Duero; o el Virrey Palafox en El Burgo de Osma, creador de las Jornadas Ritograstronomícas de la Matanza, declaradas de Interés Turístico Nacional.  En ambas localidades hay además amplias opciones gastronómicas y de alojamiento, e incluso por el camino se puede encontrar alguna joya escondida.

Más allá de las dos cabeceras con las que conecta Gormaz, en una cómoda excursión se puede disfrutar de la ermita de San Baudelio, la ‘Capilla Sixtina del Románico’, que además tiene mucho, muchísimo que ver con la ermita del propio Gormaz. Tampoco se encuentra especialmente lejos el yacimiento de Tiermes, ciudad romanizada que sorprende con su acueducto excavado en roca para dar servicio a un bloque de viviendas, sus casas rupestres o su graderío, aún en uso en verano.

La fortaleza califal de Gormaz supuso un ingente despliegue de medio para controlar un enclave privilegiado. Hoy ya no chocan las espadas, pero aún resuenan sus ecos. Y, claro está, el punto sigue siendo único aunque esta vez sea para el turismo.

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