Heraldo-Diario de Soria

GANADERÍA

Los apuros del ganado equino

Isidro Gómez Sanz ha tenido que reducir el número de yeguas madres, de 80 a 50 en su explotación de Almarza, por la escasa rentabilidad que supone y la falta de ayudas

Isidro Gómez Sanz, ganadero de Almarza.-ÁLVARO MARTÍNEZ

Isidro Gómez Sanz, ganadero de Almarza.-ÁLVARO MARTÍNEZ

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Isidro Gómez Sanz es uno de los ganaderos de la provincia de Soria que sigue apostando por el caballo, de la raza hispano-bretona, a pesar de su escasa rentabilidad. Tiene una explotación en Almarza con casi 50 madres (antes tenía) 80, cuatro sementales y 9 potros (los que han nacido ahora, porque las yeguas empiezan a parir estas semanas).

Uno de los principales problemas son los precios, ya que el ganadero dice que están «estancados». «Un potro, que se quita de la madre y se pone en cebadero, de 6-7 meses de edad y de unos 250 kilos de peso aproximadamente no llega a los 300 euros, mientras que hace unos años se vendía a 65.000 pesetas», denuncia Isidro. Antes vendía unos 50 potros al año, pero ahora muchos menos porque tiene menos madres, con embarazos de once meses de duración.

A esto se le suman los costes de mantenimiento y producción, porque «en los montes hoy en día hay más ganado que el que debería haber y hay que echarles más de comer». Su ganado se encuentra en el campo durante todo el año, muchos dicen que Almarza significa tierra de pastos, y tan solo cierra cuando ceba la cría. Por ello, la calidad de la carne de esos potros es tan buena, por el aire que respiran a los pies de la sierra Cebollera y la alimentación natural de los ricos prados de Almarza.

Pero una de las cuestiones que más preocupa a esta ganadero, que también tiene ovejas y un terreno de cultivo, son las escasas ayudas por parte de las administraciones. Las ayudas para los ganaderos de raza hispano-bretona de la Junta erquieren por cada cabeza determinadas hectáreas de pastos, pero con la nueva PAC en el Sigpac no figuran muchos terrenos como pastos, sino como superficie forestal, por lo que muchos ganaderos como Isidro quedan fuera de la convocatoria. Por el mismo motivo ha perdido otras dos ayudas destinadas al ganado ovino. «Es una situación muy grave porque de estas ayudas depende la rentabilidad, el poder mantener o no las cabezas de ganado, por todo eso no sale rentable continuar», añade el ganadero soriano solicitando que la Junta ofrezca más facilidades a los profesionales del campo.

Todo ello motiva que le vea «poco futuro» al sector, porque «la situación actual desanima mucho». «No compensa porque al final tenemos que poner dinero. Y esto supone mucho tiempo de desgaste, por coches, maquinaria...», añade. «Entre las jubilaciones y la escasa rentabilidad, las explotaciones que hay de equino en la provincia de Soria van a ir desapareciendo poco a poco», vaticina Isidro. Él asegura que es un ganado que se cuida bien porque lo tienes en el monte y se adapta bien; y reconoce que le gusta y que desea mantenerlo, eso sí, «luchando contra viento y marea».

El escaso consumo en provincias como Soria es otro problema y el ganadero quiere destacar que la carne de potro es una gran alternativa frente a otro tipo de carnes por su calidad y menos contenido de grasa. El consumo de esta carne está más extendido en el norte de España y en la zona de Levante, por lo que los animales de Soria se comercializan en zonas como Navarra, La Rioja o Levante.

El censo de equino en la provincia es de 1.850 animales, de los que 1.300 (70%) corresponden a cría y producción de carnero, lo que supone un aumento respecto a 2004, cuando se contabilizaban 1.590 animales. Pero la cifra queda lejos de los 2.259 animales de hace unos años, que se fueron perdiendo por la mecanización del campo, principalmente. En Soria hay unas 358 explotaciones, que son un 16% más que en 2004, de tradición familiar y de tamaño pequeño y medio. Se ubican en las zonas de Pinares, El Valle, Piqueras y Tierras Altas y, más en concreto, en localidades como Almarza, Gallinero, Arguijo, Barriomartín, El Royo, Vinuesa y Covaleda, entre otras.

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