Leche de cabra abulense con destino Zamora

El municipio abulense de Candeleda, situado al suroeste de la Sierra de Cáceres, muy cerca de las provincias de Cáceres y Toledo, cuenta con una importante cabaña de caprino, lo que lo ha convertido en toda una referencias desde el punto de vista ganadero.

La riqueza medioambiental del entorno hace que las cabras que se alimentan de los ricos pastos situados en la vertiente sur de la Sierra de Gredos, den una leche de gran calidad y con aromas muy diferentes a la de otros lugares.

En este punto de la provincia surgió en 1986 Ganaderos de Caprino de Candeleda, Sociedad Cooperativa Limitada, para dar respuesta a las demandas de los ganaderos de la zona, a los que en aquel momento no se les recogía la mitad de la leche que producían.

Según explica el gerente de la cooperativa candeledana, Manuel Morcuende, fue ese el detonante que hizo que los propios ganaderos del Bajo Tiétar comenzaran a reunirse para crear una cooperativa que ha sobrevivido con éxito durante las últimas tres décadas.

Aunque inicialmente arrancó con sólo diez socios, con el paso del tiempo la cifra fue aumentando hasta los cerca de noventa actuales. La mayoría, en torno al 70%, proceden de Candeleda, mientras que un 20% son de la vecina comarca de La Vera cacereña y el 10% restante del noroeste de la de Toledo.

Los inicios fueron complicados, no sólo por el bajo número de socios, sino también por las precarias condiciones de recogida de la leche; sin embargo, su apuesta por la calidad y por una recogida de toda la leche producida fue haciendo que la sociedad creciera.

Morcuende señala que las empresas con las que trabajaban en los ochenta los ganaderos de caprino de Candeleda «no pagaban por calidad». Por ello, sus impulsores decidieron «pagar por la calidad y por la materia grasa» de la leche que recogían. «Según la calidad, así era el rendimiento de la leche», apunta el gerente.

Ante esta apuesta, las empresas que trabajaban en la zona decidieron abandonarla, ya que la cooperativa fue haciéndose con la mayor parte de los ganaderos candeledanos, pero también de las zonas limítrofes de Cáceres y Toledo.

Inicialmente fueron los ganaderos «pequeñitos» los que se unieron al proyecto, si bien tres décadas después el modelo de explotación ha cambiado, ya que «una ganadería de ahora equivale a tres de antes». Y ello, porque se ha pasado de unas explotaciones precarias, a otras de mayor calidad.

Con el paso de los años, la cooperativa se fue consolidando y los beneficios se reinvirtieron en la propia sociedad que ahora cuenta con unas instalaciones que incluyen una fábrica de quesos y un centro de recogida de leche, así como una fábrica de piensos, situada a 8 kilómetros de la localidad.

Esta última proporciona un alimento de calidad que se suma al forraje y los pastos de esta zona del sur de Gredos en la que su propio microclima propicia el sustento necesario para unas cabras entre las que predomina la reza murciana-granadina, aunque también se trabaja con la malagueña, la verana o la serrana, entre otras.

De los 4 millones de litros que producen estas cabras, el 30% se destina a la producción de queso en Candeleda, mientras que el 70% restante viaja a la provincia de Zamora. La mayor parte a la empresa Hijos de Salvador Rodríguez, en Santa Cristina de la Polvorosa, si bien hay una pequeña parte que llega a Villalpando, para la elaboración de los Quesos Campostera.

El gerente de la cooperativa, Manuel Morcuende, subraya la calidad de una leche que viaja a tierras Zamoranas, pero también hace hincapié en la riqueza de unos quesos que desde Candeleda son distribuidos en toda España, aunque especialmente en el mercado madrileño.

Esta sociedad nacida hace 31 años se ha consolidado en este tiempo como una referencia en el mundo del caprino, partiendo desde la nada y llevando la tranquilidad a unos socios que reciben lo que les corresponde y obtienen de la cooperativa unos servicios que les hacen mejorar día tras día.