RENDIMIENTO EN FRUTALES
Caderechas ataca a la mosca y se asegura recoger la cosecha
SUELTA DE AVISPILLAS Coincidirá con el inicio de la cosecha, para la que se ha ofrecido numerosa mano de obra «pero apenas son 80-90 los contratados y muchos de la zona que ya han venido otros años»
La Asociación de Productores de la Marca de Garantía Cereza de Valle de Caderechas iniciará la próxima semana un nuevo proyecto piloto con el fin de lograr en unos años erradicar la presencia de una de las especies más dañinas para los cerezos burgaleses como es la mosca drosophila suzukii, especie llegada de Asia hace años al templarse las temperaturas a causa del cambio climático.
«Comenzaremos con la suelta de miles de ejemplares de avispilla europea (una especie habitual en todo el continente y que además ha resultado ser un depredador natural de la drosophila)».
Todo ello tras comprobar la entrada en las trampas colocadas a comienzos de la primavera, de ejemplares de la invasora que están comenzando a despertar con el buen tiempo» comenta el presidente de la entidad Juan Jose Gandía.
Explica que semanas atrás comenzaron los preparativos, aunque afortunadamente las nieblas de marzo y abril evitaron que las moscas salieran, «con lo cual se decidió posponer un poco el inicio». Sin embargo ahora, que ha habido lluvias y mejores temperaturas, han comenzado a salir las que sobrevivieron al invierno durante el que fallece más del 90% de estas moscas, tras hibernar en los troncos de las plantas cercanas al frutal saliendo en cuanto llega el buen tiempo, momento en que despierta también el árbol», comenta el productor burebano.
Detalla que la previsión es hacer cuatro sueltas de unos 500 ejemplares cada semana, tras haber contactado con los expertos italianos que trabajan con esta especie de avisipilla, muy común en todo Europa», explica Gandía.
«Porque es el momento ideal, ya que es cuando están despertando y hay un volumen bajo de población de estas invasoras», argumenta. «Ya que en un mes tiene capacidad para multiplicarse dando lugar a un millón de ejemplares, pues sus momentos de reproducción (generación) son muy numerosas y de corta duración».
Envío de ejemplares que como detalla, no será un problema a pesar de las restricciones existentes por el estado de alerta como medida para frenar el contagio del coronavirus, «ya que el transporte de mercancías ha sido medianamente fluido hasta ahora, lo que permitirá que apenas unos días después de pedirlas lleguen aquí desde el laboratorio de Cartagena».
Detalla que esas 4 primeras sueltas durante otras tantas semanas se harán en dos parcelas de diferentes características y ambas en el entorno de Hozaviejas. Una con 1000 m2 de extensión junto a un riachuelo y en la que hay zona de huerta y mucho cultivo abandonado, mientras que la segunda -de más de 8000 m2-, se encuentra en un entorno de monte y en ella se soltarán más de 5.000 ejemplares de avispilla europea.
Y es que el objetivo es valorar un punto intermedio, ya que la mayor parte de las parcelas que forman parte de la marca son pequeñas.
"Se trata de ver cómo se desarrolla el proyecto en ellas, siendo 3 ó 4 años la previsión de duración del programa para lograr que la avispilla haga de Caderechas en un futuro su ‘hogar’ para permanecer y acabar con la invasora".
Proyecto piloto con resultados a medio y largo plazo cuya puesta en marcha coincidirá con los pasos previos de la cosecha estival, para la que los cerca de veinte productores que trabajan bajo la marca de garantía hace semanas, comenzaron a prepararse con la primavera.
«Porque a pesar del coronavirus y el estado de alerta decretado para intentar frenar su expansión el 13 de marzo -que obligaba al obligado confinamiento de los ciudadanos-, la primavera sigue su proceso con y sin pandemia», afirma.
Temporeros asegurados
La cosecha comenzará en junio por las zonas bajas del valle con la recogida de las variedades más tempranas (de las cerca de 15 que se producen en el valle), para extenderse durante al menos un mes por las poco más de 50 hectáreas incluidas bajo la marca.
Cosecha para la que este año se han ofrecido numerosas personas de dentro y fuera de la provincia, aunque en Caderechas explica que no sufren el grave problema que sí están teniendo para contar con trabajadores temporeros, los viticultores -ante la urgencia de realizar la poda en verde de sus vides-, o los ganaderos de ovino para el también urgente esquilado de lana que portan sus animales.
Todo ello debido en gran parte al cierre de fronteras aplicado para frenar el contagio del Covid-19, y que ha imposibilitado la entrada de los miles de temporeros que llegan a España procedentes de diversos países. Y es que frente al millar de empleados que ambos sectores contratan en primavera, «nosotros contratamos apenas a unas 80-90 personas, y muchos de ellos gente que ya ha estado en temporadas anteriores, además de contar con una bolsa de trabajo a la que acudimos cuando se necesitan más», detalla.
«Ya que gran parte de las parcelas incluidas en la marca son pequeñas explotaciones familiares cuyos miembros se ocupan de parte de estas tareas», asegura el productor.
Cosecha sobre la cual Gandía, si bien avanza que las previsiones en calidad y cantidad de esta cereza burgalesa son buenas, prefiere no avanzar cifras de posible recogida, «al quedar por delante el mes de mayo en el que son frecuentes las heladas», comenta precavido.
Recuerda que son más de 500.000 kilos los que se recogen cada temporada en el conjunto del valle, al haber muchos agricultores que recogen para su propio consumo o para la industria, «para la que no se necesitan los criterios que sí deben cumplirse para la marca de garantía, siendo 200000 los que certificamos en cada cosecha».