MUNDO AGRARIO
Carne de oveja desde Almazán a los países árabes
José García lleva tres años exportando a Oriente Medio este producto congelado ante la gran demanda. Tiene el centro de concentración en la localidad adnamantina y, de ahí, a Burgos al matadero y al despiece
Lleva más de treinta años trabajando en el sector del ovino, pero en el año 2019 José García dio el salto a la exportación de ovejas a los países árabes. Hoy este adnamantino se ha hecho un hueco en el mercado de Oriente Medio, hasta donde envía una media de tres contenedores de carne al mes por barcos que salen del puerto de Valencia.
En estos tres años ya ha exportado 70.000 ovejas a Catar, Arabia Saudí, Dubai y Omán, entre otros, a través de su empresa Food García, que cuenta con la certificación Halal, un documento emitido por la Junta Islámica de Málaga, con licencia para la mayoría de los países musulmanes, y que legitima que un producto o servicio específico cumple de manera satisfactoria con los requisitos establecidos por la Ley Islámica para el posterior consumo por parte de la población musulmana.
José cuenta con un stock de entre 6.000 y 7.000 ovejas que recoge en el centro de concentración del ovino que posee en Almazán. Compra los animales vivos a ganaderos de todo el país y últimamente también en Francia. Y es que, a raíz de la crisis económica provocada por la guerra de Ucrania, que ha elevado el precio de productos y combustibles, son muchos los que están quitando sus explotaciones completas porque no pueden asumir ni la subida de los piensos ni del resto de gastos. De hecho, señala que sólo en lo que va de año lleva ya vendidas 20.000 ovejas, casi el 20% del total desde 2019.
Una situación que está llevando a menguar el número de cabezas de ovino de forma considerable en territorio nacional, donde cada vez hay menos ganaderos y a los que hay no les salen las cuentas. «Aunque nosotros hemos registrado un incremento de la actividad, esto no es bueno porque sin ovejas a futuro no tendremos trabajo porque antes la compra de un ganado entero era excepcional y ahora empieza a ser más habitual», lamenta.
José se desplaza en su camión hasta la explotación ganadera donde adquiere los animales, y los transporta vivos hasta el centro de concentración de Almazán de la empresa. Allí los mantiene para garantizar el stock mencionado. Instalaciones estratégicas que facilitan la agrupación de animales vivos, minimizando el estrés y permitiendo la distribución de sus productos de un modo más eficiente. «Con la finalidad de aumentar y reforzar la competitividad en el futuro, preservando siempre nuestro compromiso de ofrecer un producto de elevada calidad».
Y de ahí a Burgos, para su sacrificio y despiece. Food García tiene en régimen de maquila (pago de las instalaciones para poder realizar unos servicios) un matadero de la provincia, y siguiendo los requisitos de la Ley Islámica, lleva a cabo el proceso para envasar y congelar. «Son viajes muy largos y es la mejor garantía de que el producto llegue en su máxima calidad», señala José. «En el matadero despiezamos y congelamos máximo en 48 horas desde la fecha de la matanza. Y todo pasa por un túnel de congelación a 40 grados bajo cero para que el frío penetre dentro de la carne en un tiempo mínimo».
Los lotes van en contenedores en barcos que salen desde el puerto de Valencia y tardan unos 50 días. «Toda la carga va acompañada de la documentación necesaria y con la trazabilidad de todo lo cargado». Una vez en el país de destino la carne se distribuye principalmente en supermercados. «Trabajamos con ocho o nueve clientes que son los que realizan los pedidos y se ocupan de que el producto llegue a los lineales». De esta forma, Food García realiza todo el proceso, desde el ganadero hasta el destino. «Antes sólo éramos intermediarios».
Y es que José García empezó con su padre en el transporte de ganado hace ya varias décadas. «Llevábamos ovejas vivas a Italia, Francia o Rumanía». Pero siempre en vivo. Hasta que dio el salto a la transformación. Así consigue más margen también para el ganadero. La carne procede de distintas razas de ovino, pero siempre de ovejas viejas, nada de cordero. «Nos especializamos hace años en ovejas y así queremos seguir haciéndolo».
Porque las actuales estrategias de mercado demandan productos de calidad y, sobre todo, un valor añadido en el producto, por lo que vio que la comercialización de la carne de ovino fuera de estas fronteras era una gran oportunidad para reforzar las estructuras que las comercializan y mejorar su competitividad accediendo a nuevos mercados con un producto que tiene una calidad destacada e incuestionable.
Así, ya ha enviado a los países árabes más de 1.400.000 kilos de carne, cumpliendo con todos los requisitos de exportación de la Unión Europea, el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Agricultura y la Cámara de Comercio.
Aunque la exportación de carne de oveja le supone la mayor parte de la actividad de la empresa, Food García posee granjas de cerdos en Almazán. «Compramos los animales en una instalación holandesa y los traemos para criarlos y después venderlos», indica José. Además, también cuenta con 120 vacas de raza limusina en una finca que posee en Extremadura.