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Sequía

La paja triplica su precio y pone en jaque a los ganaderos

La nefasta campaña de cereal por la sequía lleva también a una escasez de este producto, que tampoco se puede importar debido a su volumen con unos costes logísticos muy altos

Los más perjudicados con la subida del precio de la paja son los ganaderosHDS

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Soria

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La sequía de este año ha dejado una campaña cerealística catastrófica con unos rendimientos por debajo de la media, lo que deja una situación de incertidumbre en el sector de cara a afrontar la próxima temporada. Y mientras el precio del grano se mantiene, el de la paja se ha incrementado en un 300%, con el consiguiente descalabro para los ganaderos de rumiantes, que deben hacer encaje de bolillos aún más en sus cuentas para no quedar desprovistos de suministro.

La realidad es que la paja es un producto que no resulta rentable importar debido a su volumen y se debe adquirir en el mercado interno, pero la escasez durante esta campaña ha provocado que se triplique su precio, lo que pone en jaque al sector ganadero, que no puede prescindir de la paja. Y menos de cara al invierno.

Los ganaderos han tenido que realizar operaciones a 120 euros la tonelada de paja, pero ha llegado a estar hasta a 150 euros la tonelada. Al no haber cantidad, manda la ley de la oferta y la demanda y la gente paga el precio que piden. Y mientras el precio del trigo ronda los 245 euros la tonelada esta semana y a 225 la cebada.

Insisten en que la subida del precio de la paja afecta a todo el sector primario y abogan conseguir alguna protección en el futuro para este subproducto. Porque si no se consigue paja nacional habrá que importarla de países sin sequía, pero el problema es que es un producto muy voluminoso con unos costes logísticos de transporte muy altos. En ese sentido, solicitan que aparte de negociar el precio de la paja con contratos a la largo plazo, se asegure el suministro para el sector.

“Tenemos unas perspectivas desoladoras para los próximos meses, después de una primavera y un verano sin apenas pastos por la falta de agua, de modo que estamos muy preocupados”, señala Antonio Medrano, ganadero de Vinuesa. Cuenta en la actualidad con unas 80 vacas y 500 ovejas, todas en extensivo, pero su explotación va cada año en descenso, principalmente por la falta de rentabilidad de un sector que lleva arrastrando desde hace mucho una crisis de la que no sale. Y se teme que el aumento del precio de la paja termine de darle la puntilla este invierno.

“Si no podemos asumir costes nos veremos obligados a reducir cabañas”, asegura este ganadero, en un intento por salvar la explotación con los animales más productivos. Lamenta que esta situación la llevaban viendo algunos como él desde la primavera, con una sequía acuciante que también ha provocado que la provincia arrastre una escasez de forrajes importante. “Tenemos que alimentar a nuestro ganado y eso debería ser una prioridad a la hora de vender la paja”, algo que cree que debe establecerse por las administraciones. “Somos básicos y necesarios para la alimentación de la sociedad”. Sobre todo a raíz de la incursión de las centrales de biomasa, donde se ha abierto otro mercado para este producto.

Es más, este año han pagado por unos pastos que no han tenido sus animales, de modo que insta a los ayuntamientos, que al fin y al cabo son las instituciones más cercanas, a que para la próxima temporada se les exima de estos costes.

Sin olvidar el incremento en el gasoil o la luz. Incluso el pienso también se ha duplicado: “El año pasado lo pagábamos a 0,24 euros el kilo y ahora está a 0,43”.

También constata esta situación Javier Ridruejo, que tiene su ganado en Aldehuela del Rincón, si bien lo asume con resignación, como un costo más que hay que compensar en la explotación debido este año a la mala cosecha. Sus 90 vacas y 300 terneros consumen unos 300.000 kilos de paja al año, pero confía en que sea algo temporal y que la temporada que viene venga por fin óptima en rendimientos para todos.

También los productores de setas están tocados por el descalabro de los precios de la paja. Javier Celorrio, que regenta junto a su mujer Asun Martínez la empresa Cemichamp, ubicada en Ólvega, pionera en el cultivo de la seta ostra, ‘pleurotus ostreatus’, no sólo de Soria, sino también de Castilla y León, calcula una subida de más de un 30% con respecto a hace un año. “En los últimos cinco meses se nos ha subido el precio dos veces”. Todas las semanas se surten de paquetes de paja que les llegan de La Rioja, principal productor en el cultivo del champiñón: “Entre 18 y 20 toneladas a la semana, con el micelio ya hecho directamente”, indica Javier.

Por ello, se han visto obligados a repercutir ese coste en el precio de su producto: “No queda otra, si no tendríamos que cerrar porque no es rentable”. No obstante, está jugando a su favor que una de las mayores empresas del mercado nacional dedicadas a la seta está de momento parada, con lo que Cemichamp puede mantenerse surtiendo la demanda que hay al haber escasez de producto. Cree que a nivel nacional la gente está produciendo lo justo para no quedarse con excedente: “Antes si teníamos stock lo llevábamos a empresas transformadoras, pero ahora no podemos tirar los precios porque vamos muy ajustados”.

Cemichamp sigue exportando a Francia, pero su principal mercado es el nacional. En este sentido, mantienen más o menos la misma clientela: “Tenemos un cliente fuerte y el resto pequeños y locales; no estamos en condiciones de arriesgar con grandes y que luego nos dejen tirados”, añade.

Y es que afrontan este mes de septiembre “con incertidumbre”, dado que los gastos familiares se incrementan: “Si además se aumenta la cesta de la compra la gente puede prescindir de productos, y no queremos eso”.