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La crisis del ovino merma la participación en la lucha contra la agalaxia contagiosa

Castilla y León es pionera en este programa sanitario voluntario que afecta a la cabaña de aptitud láctea, pero desde 2020 se han perdido 26 rebaños; en la actualidad son 176 los incluidos

Son 176 explotaciones en toda Castilla y León adheridas al programaHDS

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Soria

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La lucha contra la agalaxia contagiosa arrancó en 2017 cuando la Consejería de Agricultura y Ganadería inició un programa para implicarse de manera firme en esta enfermedad de declaración obligatoria y que provoca importantes pérdidas económicas a los ganaderos de ovino y caprino de aptitud láctea, con el objetivo de mejorar la competitividad productiva de estas cabañas. Entonces se incorporaron 149 explotaciones, una cifra que fue en aumento hasta 2020, cuando marcó el máximo con 202 rebaños, pero lo cierto es que la crisis ganadera ha provocado que desde entonces se hayan perdido 26, algunos porque han dejado de participar en este programa voluntario, pero la mayor parte, porque los ganaderos abandonan la actividad y venden los animales. Ahora son 176 los incluidos.

Las ‘bajas’ de las explotaciones se han registrado en Valladolid, León y Zamora, que han perdido 10, cuatro y cuatro, respectivamente. No obstante, el 51% de los rebaños han sido oficialmente declarados indemnes de esta enfermedad de declaración obligatoria que provoca importantes pérdidas económicas a los ganaderos de ovino y caprino de aptitud láctea.

Lo cierto es que esta ‘batalla’ se remonta en Castilla y León a hace casi veinte años. Comenzó ya en 2007 con su inclusión de forma expresa en los planes sanitarios de las agrupaciones de defensa sanitaria (ADS). Y con fecha 5 de noviembre de 2021, la Consejería de Agricultura y Ganadería y Desarrollo Rural publicaba en el Boletín Oficial de la Comunidad el Programa Sanitario Voluntario de Vigilancia y Control frente a la Agalaxia Contagiosa en el territorio de Castilla y León.

Zamora es la provincia con más establos en este programa voluntario, 50, seguida de Valladolid, con 38. En tercer lugar se sitúa León, con 37 explotaciones adheridas. En Ávila hay 26 instalaciones, mientras en Palencia, se registran 14 granjas. En Segovia son cinco las explotaciones, otras cuatro en Salamanca, y cuatro más en Burgos. Soria es la única provincia donde hasta el momento no hay ninguna ganadería en el programa oficial, dado que la mayoría del ganado ovino y caprino de la provincia se cría para carne.

Cabe destacar que el programa que se está desarrollando en las 176 ganaderías que participan, se fundamenta en el análisis periódico de muestras de leche de tanque en rebaños lecheros, el muestreo de todos los sementales de las explotaciones utilizados como centinelas de la presencia de individuos infectados, o el empleo de la serología en animales de más de cuatro años en rebaños que no vacunan. La periodicidad de los análisis, establecida inicialmente en seis meses, salvo el muestreo de tanque, pasa a ser anual tras dos años con resultados negativos. Así, las explotaciones consideradas como calificadas, es decir, sin enfermedad, calificadas como indemnes (AC3) y oficialmente indemnes (AC4) de agalaxia contagiosa son el 51% del total, y hay un 6% más en vías de serlo próximamente.

Los diagnósticos así como el personal encargado de llevar a cabo los muestreos son costeados por la Administración que, en el caso de Castilla y León, además incluye la indemnización por sacrificio de animales que hasta la fecha no es obligatorio.

La agalaxia contagiosa tiene en el movimiento de animales la principal forma de propagación entre rebaños y zonas geográficas, y la ausencia de calificaciones oficiales en referencia al estatus de los rebaños ha facilitado la transmisión y la diseminación de la infección en los rebaños ovinos y caprinos. Esta micoplasmosis ocasiona numerosas pérdidas económicas en el sector, especialmente en el de aptitud lechera, de marcada relevancia en Castilla y León.

Además del efecto positivo para los propios rebaños, se cuenta ahora con numerosos rebaños ovinos y caprinos de diferentes razas a partir de los cuales ahora, otros rebaños pueden incorporar recría con unas garantías sanitarias no presentes hasta la fecha.

Sin olvidar que los centros de selección de sementales disponen ahora de más información epidemiológica sanitaria en las explotaciones de donantes, lo que mejora sus planes de bioseguridad respecto a la infección.