Empieza la sementera del girasol con la tierra "bien preparada"
Las tareas han comenzado desde principios del mes de mayo en las provincias más adelantadas de Castilla y León, mientras que en Burgos o Soria tendrán que esperar a después de San Isidro
Las tareas de siembra del girasol han comenzado desde principios del mes de mayo en las provincias más adelantadas de Castilla y León, como Zamora, Valladolid o Salamanca, con una tierra que estaba “muy bien preparada” gracias a las abundantes precipitaciones registradas durante todo el invierno. No obstante, en algunas zonas de estas provincias, como la del Alto Pisuerga, los agricultores han comenzado hace apenas unos días, dado que han estado parados precisamente por las lluvias del domingo 5 de mayo. En Soria o Burgos las labores arrancarán a lo largo de esta semana, después de San Isidro, como viene siendo habitual en estas provincias más tardías.
Y es que el girasol se ha convertido en un cultivo crucial para esta Comunidad, como una buena alternativa al cereal de invierno, con unos costes en abonos y en combustibles mucho más altos, por lo que el sector prefiere optar por esta oleaginosa que requiere menos gastos de producción. En la campaña pasada se sembraron 365.808 hectáreas de girasol, de las que se obtuvieron unos rendimientos de 465.204 toneladas.
No obstante, el máximo histórico se registró el año anterior, en 2022, con 386.515 hectáreas de girasol, una siembra impulsada por la incertidumbre generada a raíz del comienzo de la guerra de Rusia contra Ucrania, país considerado como el “granero de Europa”, aunque la cosecha fue pésima, con 329.488 toneladas.
Para esta temporada las organizaciones profesionales agrarias estiman que se mantendrán las cifras del año pasado e incluso prevén un incremento, precisamente porque los costes siguen desorbitados desde hace dos años. También coinciden en que la situación de la tierra está en muy buenas condiciones en este momento para la sementera, por toda la abundancia de precipitaciones del invierno, si bien insisten en que debe llover a finales de la primavera para facilitar su crecimiento y luego en septiembre, al cierre del ciclo. Y si las temperaturas no son excesivamente elevadas, mejor.
Desde el comienzo de mayo están sembrando el girasol en las provincias más adelantadas, como Zamora, Salamanca o Valladolid, unas labores que se extenderán hasta esta semana, mientras que en las más tardías, como Soria o Burgos, no arrancarán hasta después de San Isidro, el próximo 15 de mayo. No obstante, el agro tiene todo el mes e incluso podría alargarse a principios de junio en el caso de que las máquinas no pudieran entrar a trabajar por las lluvias.
Es lo que pasó hace unos días en algunas zonas como la del Alto Pisuerga, donde los 20 litros que se registraron el domingo 5 de mayo obligaron a parar a los agricultores para que se asentara la tierra.
Lo cierto es que ya hay zonas donde “los girasoles están nacidos y se están desarrollando con normalidad”, asegura Donaciano Dujo, presidente de Asaja Castilla y León. Está convencido de que se va a incrementar la superficie con respecto al año pasado, por la sementera complicada de los cereales debido a las lluvias, sin olvidar los costes, que son más elevados que en el girasol.
Lorenzo Rivera, coordinador de COAG Castilla y León, señala que en la zona de Zamora algunos agricultores incluso empezaron las tareas de la siembra del girasol a finales de abril, aunque el frío de los días posteriores obligó a parar porque “no ayudan a asentar las semillas”. También indica que los cultivos en regadío van retrasados precisamente por las bajas temperaturas, si bien no cree que vayan a tener problemas de agua: “Esperemos que haya suficientes reservas en el suelo”. Es más, se muestra confiado en que “si se consigue una buena siembra la cosecha estaría garantizada, siempre y cuando las tormentas respeten los cultivos y no haya muchas olas de calor”. A su juicio, el precio es otro de los atractivos a la hora de apostar por el girasol, porque requiere menos gastos y es una buena alternativa como rotación con los cereales, de modo que económicamente es “asumible y rentable”.
Aurelio González, secretario general de UPA Castilla y León, constata que en zonas del Bajo Duero estaba el terreno muy áspero, porque estaba seco por la capa más superficial, y más húmedo en la más profunda, pero en los sitios donde ha llovido más, la tierra estaba mejor preparada. “Ahora hay que esperar a ver cómo va la nascencia, pero sí parece que en muchas zonas desde luego no va a haber problemas por falta de agua”, añade González.
A Jesús Manuel González Palacín, coordinador regional de Unión de Campesinos de Castilla y León, le tocó parar unos días la semana pasada la siembra del girasol por las lluvias. Espera que una vez estén hechos los trabajos, que en la Comunidad se extenderán a lo largo del mes de mayo, vuelva a llover para que nazca bien el cultivo. “Y luego tiene que acompañar el tiempo al final del ciclo”, añade. También cree que se incrementará la superficie de esta oleaginosa, porque se pueden aprovechar tierras de barbecho y porque “los precios a los que se están vendiendo los cereales no animan al agricultor, dado que no compensan los elevados costes que conllevan”.