Las lluvias paran una cosecha de girasol optimista y de precios razonables
Aunque la producción es variable en función de las precipitaciones que cayeron durante la siembra, el sector espera compensar la venta a pérdidas de los herbáceos
La cosecha de girasol empezó ya hace unos días en las comarcas más adelantadas de las provincias del oeste de Castilla y León, pero en la mayoría de estas zonas las lluvias obligaron a paralizar los trabajos al menos hasta esta semana, a la espera de que se sequen las parcelas para poder entrar con las máquinas. La previsión de la campaña es más que alentadora, porque aunque señalan que el campo está muy desigual en función de las precipitaciones que cayeron durante la época de siembra, valoran los precios fijados de inicio por la cooperativa ACOR, que ha cerrado un mínimo de 375 euros por tonelada, una cifra que consideran “razonable”, más aún después del desplome de los precios del cereal.
El presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo, reconoce que el sector podría estar en plena cosecha en la parte más adelantada de la Comunidad, pero ha tenido que parar hasta esta semana para que concluyan las lluvias y se estabilicen las parcelas.
A su juicio, “el campo está bastante curioso”, porque en general tiene buen aspecto, si bien señala que está mejor en unas parcelas más que en otras dependiendo de las precipitaciones registradas en primavera: “Las lluvias de junio ayudaron a que la siembra se llevara a buen puerto y ha permitido que las plantas crecieran bien y han granado de buena gana”. Y aunque no considera que vaya a ser una campaña excepcional, sí cree que será “aceptable”.
También valora de buena gana los precios, a raíz del que ha fijado la cooperativa ACOR, porque sin ser excesivo considera que sí llegará a los 400 euros por hectárea: “Lo razonable sería que mejore aún más para que la rentabilidad en Castilla y León sea más óptima de cara a afrontar la sementera de los cultivos con mejores perspectivas que con los precios de los herbáceos”. De hecho, está convencido de que para el año que viene se va a seguir aumentando la superficie de girasol porque conlleva menos costes.
En esto mismo coincide el coordinador de COAG Castilla y León, Lorenzo Rivera, quien añade que “el girasol va a desplazar a muchos productores de cereal, con precios que no les compensan porque se está convirtiendo en una buena alternativa, más aún con los ecorregímenes de la PAC”. Es más, asegura que ya se han reducido 400.000 hectáreas de cereal en la Comunidad: “Cada vez más agricultores optan por el girasol y por la colza”.
Y aunque sean precios parecidos al año pasado, ve que son cifras “razonables; no como con el trigo o la cebada, que están por los suelos”.
Espera unas producciones que podrían rondar los 800 ó 1.000 kilos, condicionados por nascencias irregulares: “Donde ha habido buena implantación se espera buena cosecha pero donde no ha llovido se le ha sumado también el exceso de calor, con lo que los resultados serán peores”.
También habrá que esperar para los que sembraron en el ecorregimen P5 porque todavía los girasoles están verdes, de igual modo que los de regadío, pero cree que la cosecha se generalizará en una semana en Ávila, Salamanca, sur de Zamora o Valladolid, aunque en las provincias más tardías como Soria no arrancará hasta la festividad del Pilar.
A juicio de Aurelio González, secretario general de UPA Castilla y León, “todas las cooperativas deberían copiar lo que ha hecho ACOR al marcar el precio de referencia con un mínimo de 375 euros la tonelada, de modo que confía en que se pueda subir de los 400 euros la tonelada.
Vaticina un resultado muy dispar: “En el secano hay de todo porque hay zonas a las que les ha faltado agua, dado que no les llegó ni en el tiempo de la siembra ni durante el verano”. De hecho, señala que muchos ya empezaron a cosechar desde el 15 de septiembre en comarcas de Valladolid, Zamora o Salamanca, donde se teme que la producción “será corta”.
Sin embargo, Jesús Manuel González Palacín, coordinador general de UCCL, es más exigente con los precios, porque asegura que los mínimos deberían estar por encima de los 400 euros la tonelada. A su juicio, para garantizar las producciones se debería vender el girasol a 450 euros la tonelada. Eso sí sería lo razonable”.
Además, sostiene que para la próxima temporada los agricultores van a tener que echar muchas cuentas porque van “muy pillados”. Sí que coincide con el resto en que el girasol siempre ha sido una buena alternativa en la rotación, y ahora sigue siéndolo porque requiere menos costes, pero insiste en que los precios siguen bajos, y aunque no tanto como los de los cereales, cree que el sector no debería conformarse.