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LA FRONTERA ENTRE LA SÁTIRA POLÍTICA Y EL DELITO

¿Dónde está el límite?

El escándalo del encarcelamiento de dos titiriteros reabre el debate sobre la libertad de expresión. La fina frontera entre sátira política y delito provoca controversia

Una de las concentraciones convocadas en Madrid para pedir la retirada de los cargos a los dos titiriteros detenidos.-EFE

Publicado por
ROGER PASCUAL
Soria

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Hace un año todo el mundo era Charlie. Rajoy, Merkel, Hollande y los mandatorios de media Europa gritaban “Je suis Charlie” tras el asesinato del director y tres dibujantes del semanario satírico y todo eran frases grandilocuentes a favor de la libertad de expresión. Un año después el caso de los titiriteros encarcelados por apología del terrorismo ha evidenciado que ya no hay consenso sobre la libertad de expresión y creación. El PP ha aprovechado el tema para cargar contra Manuela Carmena y Podemos, la izquierda alternativa para denunciar la politización de la justicia mientras que el PSOE y Ciudadanos, en plenas negociaciones para formar Gobierno, se han mojado poco. ¿Y qué se piensa fuera de las sedes de los partidos?

"Lo de 'Je suis Charlie', con demócratas manifestándose con sátrapas, fue una fantasmada de mucho cuidado. Ver a Hollande ir con el rey de Arabia Saudí hablando de libertad de expresión sí que era un atentado", sentencia Joan J. Queralt, catedrático de Derecho Penal de la UB. "No haces apología del asesinato cuando hay una muerte en el cine. Esto es solo una cortina de humo. El pleito importante era el de la Infanta y el juez ha picado". Desde su perspectiva, "la sensación subjetiva de la gente no es delito". "¿Si esto puede ofender a las víctimas de ETA? ¿Y a todas las víctimas del franquismo que pasan por la calle General Mola?".

Roberto Manrique, víctima del atentado de ETA en Hipercor en 1987, considera que "el límite es lo que sea realmente apología". "No entiendo que hayan estado en prisión. Para mí era peor cuando en manifestaciones de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que eran supuestamente contra ETA, terminaban con gritos de 'Zapatero, al paredón". Manrique entiende que el cartel de 'Gora Alka-ETA' era para denunciar, en una ficción, un montaje policial y pone el ejemplo de la película 'Makinavaja', de 1992. "Pajares asesina a un comisario y para disimularlo empieza a decir 'cocochas, se cagalacatúa', haciéndose pasar por etarra y no pasó nada porque eso no es apología ni nada".

"Sacar un cartel de Gora ETA para ensalzarlos es un delito. Si es para dignificar a los terroristas me encabronaré, sean de ETA, del GRAPO o de quien sean. Pero verlo en una obra histórica o en otro contexto lo tengo que entender", señala antes de apuntar que "hay gente a la que le interesa politizar. No hay que limitar libertad mientras no ofenda a nadie".

No todas las víctimas de ETA piensan igual. José Vargas, presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas, se muestra mucho más crítico. "Siempre digo que tu libertad expresión acaba cuando empieza la mía. Personas que por hacer la gracieta dan vivas a los que matan para imponer sus ideas no tienen cabida en una sociedad democrática. Aunque algunos me critiquen yo creo que el juez hizo muy bien en encarcerlarlos". A los que hacen humor con estos temas les remite al artículo 578 del código penal, que tipifica el enaltecimiento del terrorismo. Ni el argumento de la obra de los titiriteros, el hecho que que el cartel dijera 'Alka-ETA' y no ETA y que fuera para denunciar un montaje policial, ni cualquier otro elemento serían para él eximente. "Decir vivas a ETA, aunque sea para ridiculizar, está fuera de lugar"

El abogado José María Fuster-Fabra coincide con esta visión. "Lo sucedido ha sido un espectáculo deplorable, repugnante, que ofende especialmente a los que más han padecido a ETA: jueces, policías y, por ende, las víctimas". Para este letrado, que ha estado en más de 40 juicios contra terroristas, el límite de la libertad de expresión es el de la "apología del crimen en el sentido mas amplio, ni apología de violadores, genocidas ni terroristas". Desde su punto de vista este caso no es comparable a parodias como la que Chaplinhizo de Hitler en 'El gran dictador'. "Una cosa es burlarse de un criminal y otra ensalzar al criminal. Los titiriteros se han reído de las víctimas y ensalzados a los criminales. En España la policía ha puesto los muertos y ETA los criminales".

LA DELGADA LÍNEA ROJA

Su opinión contrasta con la de 'Polònia', programa que ha querido poner en evidencia la situación generada. En su última entrega, dos marionetas sacaban un cartel con la palabra 'Peneta' y el ministro Jorge Fernández Díaz aparecía con un bate y, tapando el cartel de manera en que solo se podía leer ETA, les detenía por enaltecimiento del terrorismo. "Es nuestra manera de explicar la absurdidad de meter a los titiriteros en prisión por un contenido así", explica Queco Novell. Para el actor este caso ha sido una prueba del "exceso de celo por parte de alguien. En medio de las negociaciones PSOE-Podemos alguien ha querido demostrar quién manda de forma patosa". En 'Polònia' hacen humor sabiendo que caminan sobre un fino alambre. "Hay que ir con pies de plomo. Sabemos que trabajamos con material delicado y queremos darle un toque de sátira pero que puede explotarnos en las manos. Hemos sacado a Franco y Hitler y ha generado debate. ETA ha salido tres o cuatro veces y con el terrorismo internacional nunca hemos jugado porque sabemos que hay mucha gente que puede sentirse afectada". ¿Habrían sacado una bandera con el lema Gora Alka-Eta? "Depende del contexto del gag, si estuviera justificado o no, nunca ponerla gratuitamente sino que fuera a favor del gag". Para Novell son, por ejemplo, mucho más graves las declaraciones de Federico Jiménez Losantos diciendo que le pegaría un tiro a varios diputados de Podemos. "Eso es mucho más grave; hay gente que usa la libertad de expresión para sus intereses pero que luego son capaces de decir cosas así".