ENTREVISTA
Millo: "Cuando Puigdemont llega a un acuerdo, cumple su palabra"
El nuevo delegado del Gobierno en Cataluña insta a la Generalitat a abandonar el "enroque" y la "estrategia de colisión"
Diálogo para frenar la "colisión" es la máxima que se quiere aplicar el nuevo delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo (Terrassa, 1960). Confía en su larga experiencia política para lograrlo.
-En un mitin en el 2015 usted calificó las ‘estelades’ de “banderas pirata”. Ahora plantea la posibilidad de reunirse con las entidades independentistas, que no acogieron nada bien aquella definición.
-Equiparar una ‘estelada’ a una bandera pirata es como decir que no es una bandera constitucional. Desde ese punto de vista, tiene la misma validez una ‘estelada’ que cualquier otro símbolo que no sea legal. En segundo lugar, yo tengo interés en reunirme con el presidente de la Associació Catalana de Municipis (ACM) [Miquel Buch], en relación a las declaraciones que hizo instando a los ayuntamientos a aprobar mociones que acuerden descolgar la bandera española el Día de la Constitución. Al decir eso me preguntaron si estaría dispuesto a verme también con la AMI, la ANC, Òmnium… y yo dije que quiero que la Delegación sea la casa de todos los catalanes, por lo que no excluyo a nadie aunque no comparta sus ideas. Si quieren verme, estoy dispuesto a recibirlos y hablar.
-Por tanto, deben ser ellos quienes le pidan la reunión.
-Exacto. Yo, de entrada, no la plantearé. Porque yo me dirijo a instituciones municipalistas que están dentro de la legalidad en las propuestas que hacen. Por eso me sorprendió lo que dijo el presidente de la ACM. Aquí hay algunos que aún no han entendido que un acuerdo, por muy democrático que sea, no puede justificar infringir una ley.
-Es decir, si el 6-D algunos ayuntamientos descuelgan la bandera de España, su actuación será la misma que tuvo su predecesora, Llanos de Luna.
-Es que no habrá ningún cambio de actuación al exigir que se cumplan las reglas del juego. Si alguien llama a incumplir la ley, yo interpreto que está buscando una reacción. Si alguien piensa que defender el diálogo para buscar soluciones es compatible con permitir que se incumpla la ley, se equivoca. No judicializa la política quien garantiza el cumplimiento de la ley, sino quien la incumple.
-Entonces, ¿qué diferencia habrá entre su etapa y la de su predecesora?
-Hay una diferencia marcada por el cambio de prioridades del Gobierno. Hasta ahora la prioridad era salir de la recesión económica, porque si no el país se iba a pique y hoy no seríamos el que más crece de Europa. Eso ahora permite una segunda etapa para abordar otro problema prioritario, el territorial, y específicamente el conflicto generado por la Generalitat en Cataluña, que desde el 2012 decidió fijar un rumbo de colisión. Mi objetivo es impedir que esa estrategia de colisión llegue al final.
-¿Y por dónde debe empezar esa etapa hacia el entendimiento?
-En primer lugar, porque el Govern esté dispuesto a abandonar la estrategia de la colisión. Si la Generalitat sale del enroque y apuesta por el diálogo, haremos una agenda de temas a mejorar: financiación, infraestructuras, Rodalies…
-Hablando de la financiación. En el 2012, con usted como impulsor, el congreso del PPC aprobó una ponencia en la que se abogaba por una fiscalidad "singular" para Cataluña. ¿Es ese el camino?
-Esa es la ponencia de un partido en un congreso. Yo ahora hablo como Gobierno. ¿Cuál es el mensaje que lanzó el PPC entonces? Que el modelo de financiación actual no es justo ni equitativo. Hay que ver cuáles son las particularidades de cada autonomía y qué modelo se ajusta a sus necesidades. Entonces, respetando el principio de solidaridad pero también con una mayor sensibilidad con el de ordinalidad, acordar entre todos un modelo que responda a las diferentes particularidades.
-Entonces, ¿la fiscalidad debería ser singular para todas las comunidades?
-El nombre no hace la cosa. Entrar ahora en un debate de nombres es anticiparse o poner límites a la negociación.
-Pues cuando ustedes pusieron ese nombre, a dirigentes del PP no les gustó. Incluido Xavier García Albiol, que aparcó la idea.
-Esa ponencia fue aprobada por unanimidad. Otra cosa es encallarse en el lenguaje. Si el lenguaje no facilita la búsqueda del acuerdo, no es lo más importante. De lo que se trata es de entender que las comunidades tienen diferentes peculiaridades a tener en cuenta, pero que a la hora de acordarlo, todo el mundo debe estar de acuerdo.
-Eso puede requerir mucho tiempo, más de un año.
-Yo no lo sé, pero lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar, y lo que me preocupa es que sería perjudicial que el Govern de la Generalitat dijera que no le interesa hablar de eso.
-¿Cree que el Goven llegará a convocar un referéndum?
Espero que no se convoque un referéndum ilegal, porque sería condenar a los catalanes a otro callejón sin salida como el 9-N. Yo espero que habrá capacidad de dialogar para buscar una solución diferente.
-A la hora de plantear ese diálogo, ¿ayudará que usted y el 'president' Puigdemont se conozcan de hace mucho tiempo?
-Mi experiencia personal con el 'president' es que, pese a la discrepancia profunda sobre el modelo de Estado, siempre hemos sido capaces de poner el bien común por delante y llegar a acuerdos sin infringir la ley. Fue alcalde de Girona durante una época gracias a un pacto con el PP. Y sé que es una persona que cuando llega a un acuerdo, cumple con su palabra. Y eso en la política es muy importante, y en el pasado esa actitud no se ha dado en Catalunya. Por eso tengo la esperanza de que si llegamos a un acuerdo entre gobiernos, él cumplirá.
-Pues el presidente Puigdemont ha dicho que hará un referéndum quiera o no el Gobierno central.
-Eso es una posición maximalista que dijo en el Parlament y la necesitó para ganar una votación determinada, la de la cuestión de confianza, porque la CUP no le había votado los presupuestos, algo que no tiene nada que ver con el acuerdo que yo busco. Sé que es una misión muy difícil, pero para evitar la colisión hemos de buscar una fórmula que no sea un referéndum ilegal. Yo he de buscar caminos de solución que faciliten ceder a la otra parte. Y eso, siempre dentro de la ley.
-Y esos caminos que dice usted, ¿deben acabar con una votación por parte de los catalanes?
-No lo veo necesario. No digo que sea imposible. Hay un problema de financiación, de infraestructuras, de Rodalies… Eso se puede hacer sin votar. Estoy seguro de que muchas personas que hoy piensan que la única solución es la ruptura pueden llegar a ver que hay otros caminos.
-Entonces Puigdemont no cumpliría su palabra.
-Yo no quiero ir tan lejos. Yo le he explicado mi experiencia personal con él, con quien aún no me he reunido como delegado del Gobierno. Cuando el diálogo se lleve a cabo, veremos cuál es la posición de uno y otro, pero si ahora lo limitamos a lo que dijo en el Parlament, estamos renunciando a otro camino que tal vez cuando se plantee puede hacerle rectificar. Lo importante no es enrocarse en una posición, es no engañar. Si has de cambiar de posición, lo explicas y hay un motivo, es perfectamente comprensible.