UN HOMBRE / UNA ESCULTURA/ LUIS ALONSO
«Los que manejan el arte están confundiendo a los artistas y a la sociedad. No se puede ser genio tan rápido»
Luis Alonso es uno de esos escultores que se forja en un tiempo marcado por artistas que entraron en los libros y en la historia reciente del arte contemporáneo. Luis talla y esculpe a diario. Nunca dejó de hacerlo, ni siquiera durante los 30 años destinados a la enseñanza. Sigue trabajando en su taller palentino y recuerda sus inicios al lado de su admirado paisano Victorio Macho, cuya obra y recuerdo permanece tan cerca que se lamenta de que parte de su legado, que está en Toledo desatendido, no vuelva a Palencia.
Luis tiene todavía un sueño por realizar. Este escultor de Palencia quiere dedicar una obra a Pedro Berruguete en Paredes de Nava. En la de su hijo, Alonso Berruguete, Luis participó siendo casi un chiguito a las órdenes de Victorio Macho.
Pregunta.- ¿Cuál fue su primer contacto con Victorio Macho?
Respuesta.- Mi padre, por su oficio, tenía amistad con él. En febrero de 1961, cuando yo tenía 15 años, fuimos a visitarlo a Toledo y me preguntó si quería ir a trabajar con él ese verano y allí me instalé.
P.- ¿Qué recuerda de aquella etapa?
R.- Recuerdo estar con Victorio Macho cuando hizo el monumento a Jacinto Benavente para El Retiro. Por las mañanas, yo dibujaba y trabajaba en su museo en Toledo y, por las tardes, bajaba al taller donde modelaba con su ayudante Máximo Revenga.
P.- ¿Y en Palencia?
R.- En Palencia estuve modelando con él en el Instituto Jorge Manrique los relieves tallados a piedra del monumento a Alonso Berruguete, que están en la Plaza Mayor.
P.- ¿Qué aprendió en los años que estuvo con el escultor Victorio Macho?
R.- Dibujo, responsabilidad, esfuerzo, trabajo, comprender la escultura de forma creativa y tridimensional… En definitiva, aprendí a tomar decisiones como escultor.
P.- ¿Victorio barrió siempre para Palencia?
R.- Creo que sí, aunque su mujer supuso un inconveniente porque él quería traer el museo a Palencia pero ella pensaba que en Toledo tendría más repercusión al estar cerca de Madrid y fue un fracaso.
P.- ¿Y ahora cómo está el museo de Toledo?
R.- Cerrado. Estuve en 2016 y hay que solicitar al Patronato de la Real Fundación de Toledo que te lo enseñen sin alguien que te lo explique. Aquello no funciona y está desatendido.
P.- ¿Reivindicaría que las obras de Victorio Macho que hay en Toledo vengan a Palencia?
R.- En su testamento dejó escrito que la obra se ubicase en Toledo, por lo que cambiarlo es muy difícil, pero es cierto que allí no tiene ninguna repercusión y ha caído en el olvido. Sería estupendo tanto para Victorio Macho como para Palencia poder traerlo.
P.- ¿Palencia ha respondido al mensaje de Victorio Macho?
R.- Yo creo que sí, aunque se critique mucho que no se le ha hecho caso. Poco a poco todos están colaborando.
P.- ¿Qué le sugiere el Cristo del Otero como escultor y palentino?
R.- Es una figura tan geométrica y cubista que en este cerro sobre un paisaje tan llano es como una llama de luz y paz.
P.- ¿La sombra de Victorio Macho ha inspirado a muchos escultores en Castilla y León?
R.- Hay gente joven con interés por la obra, pero los estilos y formas van por otros derroteros. Es una escultura que se estudia, pero cada escultor tiene su estilo propio.
P.- Además de ser escultor, ha impartido clases como docente, ¿hay cantera entre los alumnos?
R.- El arte es para minorías. Hay mucha gente que empieza pero después hay poca que continúe. Es difícil vivir de la escultura como no tengas la aprobación de galerías o de intereses económicos que nada tienen que ver con ser grandes artistas.
P.- El Cristo del Otero forma parte de una época, ¿hoy qué tipo de figuración predomina?
R.- Por ejemplo, el escultor español Jaume Plensa, esculpe rostros de varios metros de altura muy estilizados y eso es lo que se está haciendo actualmente en cuanto a figuración.
P.- ¿Cómo ve la escultura contemporánea?
R.- Yo creo que está pasando una crisis. Los que manejan el arte están confundiendo a los artistas y a la sociedad porque todo el mundo quiere ser un genio desde el principio y la obra debe ser lenta, trabajada y estudiada. Si se llega a algún sitio bien, pero es muy difícil llegar. Hoy hay mucha confusión, el arte se ve como algo de consumo.
P.- ¿Hasta qué punto la figuración o la meticulosidad siguen prevaleciendo en la escultura?
R.- Hoy la escultura moderna va por otros derroteros porque la gente no estudia lo mismo que los que llevamos muchos años ahí, que tenemos una preparación más profunda. Es una escultura poco estudiada mezclada con lo que actualmente se llaman “instalaciones”, para las que no hace falta tener mucha formación.
P.- En un espacio de cinco siglos, dígame escultores palentinos que admire.
R.- Alonso Berruguete, del siglo XV, es de lo mejor que tenemos en España. Mariano Lantada, que trabajó en el siglo XIX, y Victorio Macho, por supuesto.
P.- ¿De la tierra de Berruguete o Macho siguen saliendo escultores?
R.- Salen pocos porque es difícil. Los escultores deben salir fuera de aquí porque no hay galerías, además de los gastos que conlleva de embalaje, de transporte, de oficio…
P.- Actualmente hay muchos medios que facilitan el trabajo escultórico…
R.- Hoy las técnicas son muy amplias, como los robots en 3D con los que diseñas la pieza, pero le falta mucha alma a estas obras.
P.- ¿En qué está trabajando ahora?
R.- Estoy preparando una exposición para Castilla y León para abril.
P.- ¿A quién le gustaría dedicar una obra?
R.- Tengo entre manos un estudio sobre un monumento al gran pintor palentino, y sueño que sea algún día una realidad esculpir a Pedro Berruguete, padre de Alonso Berruguete, en Paredes de Nava