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TENGO UN amigo que ama a Soria, disfruta con el ambiente de Soria, le gusta su cercanía con las gentes, con los ‘círculos de calle’ con los movimientos cada vez mas concéntricos del Collao y del Espolón, con Soria YA, no se pierde unas jornadas, tanto sea de la tapa micológica, como la de los cangrejos clandestinos. Respeta, además, los usos, cada uno en su temporada eso sí. Como en las hortalizas todo tiene su momento, la naturaleza todavía tiene su mando en plaza, nos hace acomodar horarios, ‘días libres (moscosos)’ y permisos de mañana al son de las esporas de nuestros campos y de la lluvia de primeros de septiembre. Toda esa liturgia ‘setera’ ha hecho incrementar la producción de cesta de mimbre y de navajas con cepillo adjunto. Así como la venta de botas con ‘gore-tex’ (imprescindibles) y las capas pluviales (5 euros en un ‘chino’). Todo esto ha hecho que mi amigo, que suele huir de las aglomeraciones y la masificación, solo salga al campo con el criterio selectivo de pillar ‘macro-lepiotas’ sin gusanos, el resto las elude, no las desprecia pero pasa de ellas. Mi amigo es un castizo: ‘Si se va a por macro-lepiotas, a por macrolepiotas, otro día vendremos a por rolex, o a por boletus edulis, pero hoy a por macro-lepiotas’. Sí señor, eso son criterios, como diría Balmes, pero buscar solo una variedad en nuestros montes, con lo pródigos que son este año en hongos, eso lo digo con emoción, eso es la excelencia. Dichosos los jubilados de Soria, por tres euros puedes gozar de la recolección de hongos hasta un peso prudencial, sin limitación de horas, solo las que le impongan los crujidos de sus articulaciones y el resollar de sus bronquios, sobre todo en la primera cuesta de la mañana. Y aunque el Boletus se muestre esquivo y reservón siempre cabe la posibilidad de rematar la faena agarrándose a las mas manejables ‘senderillas’, que no por mas facilonas prestan menos sabor y enjundia a guisos y suspensiones.

Tengo que preguntarle a mi amigo que tal les fue (iba un trío -todos castizos-) en su búsqueda selectiva. Si se mantuvieron fieles a la consigna que adoptaron tomando café, o bien se volvieron ‘generalistas’ a medida que transcurría la jornada. Me decepcionarían si así lo hicieron, aunque ellos saben que gozan de la mayor comprensión de quien, ya de niño, iba de setas con su abuelo por los Altos de Barahona, y sigue yendo, ahora como abuelo, aunque ya sin aquel ansia y buscando la excelencia en el buscar....y, sobre todo buscando los terrenos llanos, ya que de tenerse que agachar no nos libra nadie ‘.....que trabajo nos manda el señor, levantarse y volverse a agachar’ canta la celebre zarzuela. Y es que sin excelencia y sin diferenciación somos masa sin identificar. Quizás la madera del pino que lleva como apellido Soria, o como esa mantequilla hecha con la leche de aquellas vacas antañonas de los altos valles provinciales. Temas e historias de las que sentirse orgullosos. No como ahora que nos rodea el desanimo provocado por la patochada de secesión en Cataluña, la lacra de la corrupción y la plaga de la falta de trabajo. Solo con sacrificio y buscando la igualdad entre españoles saldremos de esta situación. Pero tiene que ser entre todos y poniendo mas el que mas tenga. Si no, en España, que no podemos presumir de tomas de La Bastilla, ni de asaltos al palacio de Ekaterinburgo, ni de ejecuciones reales, solo de una leal Transición. Ahora nos preparamos nada menos que para ‘asaltar el cielo’. Hay un dicho por estas tierras: ‘...Lo mejor siempre es enemigo de lo bueno’. Aunque sea necesario actuar...y soñar con excelencias.