Heraldo-Diario de Soria

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ENLAZABA el cuévano de la semana pasada con el de la anterior y, a ellos, uno el de hoy. Como esto siga así, me va a salir una serie. Y es que me refería en aquellas ocasiones de los nervios que ya atenazan a socialistas, populares e IU ante la inminencia de las elecciones municipales y autonómicas de esta primavera próxima. Pero hablando de nervios ningún caso, seguramente, como el espectáculo que la pasada semana nos ofreció Podemos de Soria, con esa ¿extraña? (o quizá no tan extraña) maniobra convocando una asamblea, que para algo presumen de asamblearios, pero no reconociendo, a continuación, el resultado salido de ella.

Lo cierto es que todo lo que rodea a esa reunión desprende un aroma bastante pestilente. Tal y como explicaba de forma diáfana J.S. en su crónica del sábado, la convocatoria de esa asamblea se había hecho desde una dirección de correo electrónico de Podemos y con el logo de ese partido, pero lo que es más contundente aún: se había anunciado que integrantes de esa formación política tenían intención de convocar esa asamblea y se conocía, igualmente, la finalidad de la misma, que no era otra que decidir si se presentaban a las elecciones municipales o no y de qué forma lo hacían.

Por cierto, contaban incluso con el apoyo, al menos en cuanto a lo que a publicitar al acto se refiere, de una asociación de padres de alumnos de un centro educativo, lo cual no deja de ser llamativo y se me escapa que estas cuestiones meramente políticas fueran finalidad u objetivo de asociaciones de este tipo, pero es evidente que todos los días se aprende algo nuevo. El caso es que ante el anuncio de la susodicha asamblea, la dirección provincial (o como se llame el órgano provincial dirigente) de Podemos, nada dijo. Tal vez porque no lo creyó necesario en la confianza de que el resultado de la votación fuera otro. Pero fue el que fue y cuando vieron el balón entrar bajo palos y golpear la red, anularon la jugada, pero no antes. Y eso, en fútbol y en política es hacer trampa. Ya les digo que el estado de nervios es tal que altera hasta a los que no piensan presentarse. ¡Tila para todos, por favor!

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