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J. Antonio Martín de Marco

De fachas y fundamentalistas

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«HAY LA misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver». Este prologuillo no es mío, es una cita de alguien que ha dejado huella durante más de dos milenios, el griego Aristóteles ( 384 a. C -322 a.C.), estadista, filósofo, lógico y científico. Sus teorías tienen plena vigencia, claro que estudió en la Academia de Platón, conoció la filosofía de Sócrates y fue preceptor, a su pesar, de Alejandro Magno. ¿ Por qué he acudido a la lectura del sabio griego?, la respuesta es fácil, porque estamos en una sociedad donde prima la necedad y la tontería que, puesta en el ventilador mediático, puede incluso parecer pedagogía, y es que, la tontería es mucho más fascinante que la inteligencia ya que esta tiene sus límites mientras que la tontería y la demagogia no. «Todo necio confunde valor y precio» decía don A. Machado. Así, asistimos día sí y día siguiente también, a lecciones de una ‘pedagogía’ estéril, insultona, sectaria, excluyente, efímera, plena de irracionalismo pues desprecia el pensamiento crítico porque sabe, como escribió Unamuno, que «la razón es enemiga de la vida, la razón mata». Veamos.Si no estás encasillado entre quienes se creen la vanguardia de progresía, cualquier tema que no coincida con sus parámetros es porque eres un facha. Si llevas una bandera de la España constitucional, eres un facha; si hablas de la patria, solo regular del actual Gobierno, de ser liberal, monárquico o, conservador… eres un facha; si quieres que prevalezca la educación que has mamado en la famila, si la defiendes, facha habemus. Y esta palabra, manoseada por cierta gente manipulada con premeditación, es insultante y más cuando en un régimen de libertades se obvian las connotaciones que significa. Esto es un absurdo que no tiene límites, como no lo tiene el aborregamiento de los descalificadores que se convierten en fiscales y jueces a la vez solo porque no asumes su radicalismo. Son, pues, un obstáculo agresivo para el diálogo.

Tan cavernícolas son los extremismos comunistas como los fascistas, y puestas estas ideologías en la balanza de la historia resultaría fácil saber de qué lado se inclina la misma ante la muerte y los atropellos de la libertad individual: ¿Stalin, Pol Pot, Mao… o, Hitler, Mussolini, Franco…?. Si se quiere descalificar al contrario basta con decirle facha, y este término tan grave no se puede usar por quienes no saben lo que es el fascismo, por irresponsables. «Hay comunistas que sostienen que ser anti-comunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón», José Luis Borges dixit. El uso de esta terminología a la ligera sí que es fascismo encubierto, coarta la libertad individual y busca solo desacreditar a quien se quiera hacer daño, solo porque sí. Hace poco un energúmeno, en un bar, se pasó una hora llamando fachas a los jugadores del Madrid en un ejercicio de estupidez supina.

En Soria, cuando llegan estas fechas, también se oye lo de «ese es un fundamentalista» si se defiende la tradición de los Usos festivos. ¿Acaso habría Fiestas sin la tradición y sin los Usos?. Si defiendes la Fiesta Nacional eres un asesino y torturador; si hablas bien de la civilización católica de Occidente, eres un carca, un casposo, cavernícola y otras lindezas. «Es esta una forma vanidosa que adoptan los espíritus beocios para disfrazar su odio a la letra de molde» escribió A. Machado el 4 de octubre de 1915 en la fundación del periódico ‘El Porvenir Castellano’. El lenguaje, pues, es el vestido del pensamiento que encubre instintos desconocidos, por eso el subconsciente no engaña cuando destila odio en vez de ética. O, ¿qué piensan los antitaurinos cuando degustan un cochinillo asado o una merluza de pincho con almejas?. El actual Papa dijo que «hay quien siente compasión por los animales pero se olvida del vecino».