Heraldo-Diario de Soria

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MI AMIGO Juan vuelve a España después de trabajar unos años en Miami. Llegó aquí a través del programa de profesores visitantes del Ministerio de Educación. Es ingeniero y con una dilatada experiencia docente en la enseñanza pública de nuestro país.

Es un gran trabajador. Desde el principio se propuso aprovechar al máximo la gran oportunidad que le ofrecían. Ha trabajado muy duro, participando en cualquier iniciativa que ha surgido en la escuela, un excelente centro con más de tres mil quinientos alumnos de secundaria. Su clase de Robótica ha sido una maravillosa experiencia pedagógica para los alumnos. Juan ha sacado tiempo para formarse en uno de los centros más prestigiosos de los Estados Unidos en su materia, la Carnegie Mellon University de Pittsburgh. Como podrán imaginar, la impronta que deja en la escuela tras su marcha es inmejorable.

La administración del centro no ha dudado en dejarle las puertas abiertas para su vuelta cuando la estricta legislación de inmigración se lo permita. Antonio, otro profesor que vino aquí con el mismo programa, también vuelve a España. Su falta de adaptación a la exigente labor que desarrolla un docente en los Estados Unidos le llevó a no ser renovado en su puesto tras el primer año de estancia. Aún así le consiguieron otra escuela. Antonio no ha aprovechado las innumerables oportunidades que le han ofrecido para ampliar y mejorar su experiencia docente. Ha cumplido estrictamente con su horario, sin que hayan faltado sus continuas quejas por la dedicación que el puesto necesita en un país como este.

Los dos vuelven a España. Juan, con un curriculum que ha mejorado ostensiblemente gracias a su capacidad de trabajo y a sus ganas de aprender, irá directamente a las listas del paro. No es funcionario. Talento español a raudales que deja una inmejorable huella en los Estados Unidos, un país que está deseando tenerlo de nuevo aquí. Allí será talento desperdiciado.

Como el de Rocío, excelente profesora de la enseñanza concertada, que también vuelve para allá sin perspectivas laborales. O el de otros muchos. Antonio, en cambio, tras su paso por este país sin dejar huella, se marcha de donde nadie le va a echar de menos para incorporarse a su puesto de profesor en un instituto. Es funcionario. Algo falla.

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