Heraldo-Diario de Soria

José María Martínez Laseca

Viaje a Portugal

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ESTÁ ahí, y conviene conocerlo. Desde Soria, viajamos por su región norte. La de eucaliptos y vino verde. ‘Tras-os-montes’. El 4 de junio, llegamos a comer a Bragança, fundada en 1187. Aquí nació, en 1640, la dinastía que gobernó Brasil y Portugal. Sobre el caserío, su alta fortaleza, hoy museo del ejército. El autobús nos lleva al hotel-base de las Termas de San Vicente.

Somos nómadas, con pinta de turistas, convocados por la pasión por viajar. Visitamos, el lunes 5, Guimaraes. La cuna de Portugal (Porto e Gaia). Vemos su castillo, el palacio de los Duques de Bragança y su centro histórico, Patrimonio de la Humanidad. De tarde, en la bodeguera Vila Nova de Gaia, catamos el vino de Oporto y realizamos el crucero 'Seis Pontes' por el río Duero, bajo la lluvia. Ya el 6, nos adentramos en Braga, la 3ª ciudad del país. De gente joven. Con dos universidades y doce museos. Por su calle principal hasta la Puerta Nueva. Luego Oporto, en la margen derecha de la desembocadura del Duero. Rival de Lisboa. «Lisboa se divierte, Coimbra canta, Braga reza y Oporto trabaja». Ciudad antigua, Patrimonio de la Humanidad, con 15 ‘freguesias’. Industrial y de comerciantes ingleses. Catedral altiva e imponente Torre de los Clérigos.

El miércoles 7 entramos en Aveiro, villa de pescadores. Modernista. Con edificios Art Déco. Barcas por sus canales, de ahí su apodo de ‘Venecia de Portugal’. Después, Coimbra. Centro cultural por su famosa Universidad. También cuna de reyes. Con iglesias románicas y manuelinas. Con sus calles estrechas, patios, escaleras y arcos medievales. Ahora el hotel-base se fijará en Caldas da Rainha. Vamos, el jueves 8, a Sintra. Villa de rico patrimonio, con varios palacios. Entramos en la Quinta de Regaleira, masónica, de lujosos jardines y mezclas arquitectónicas. Seguimos la costa atlántica, por Cascais, con su ‘boca del Infierno’, y Estoril, con su Casino. El viernes 9 es para su capital: la bella Lisboa.

Diseñada por Pombal tras el terremoto de 1755. En el estuario del Tajo. Emociones en su Torre de Belém y Los Jerónimos. Por sus aventureros y descubridores navegantes. Tranvías por sus calles. Gente varia. Portugal cautiva. En su granito y en sus azulejos. Su limpieza, sus infraestructuras. Su modernidad. Su república y su democracia. Tras pasar por Ciudad Rodrigo, regresamos a Soria el día 10, del Lavalenguas.

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