Heraldo-Diario de Soria

Lenguaje Plano

La escritora soriana Juana Largo reflexiona sobre cómo la comunicación se queda en ocasiones en la superficie y las emociones mutan

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Acaso, lectora seguidora o lector seguidor, una de los mayores defectos de la lengua sea el que se da en la actualidad, sobre todo, con la prensa y los medios de comunicación. Porque, sobre todo los periódicos, con su legado de los tiempos de la “Enciclopedia” francesa, de la Ilustración, es que pierden fuelle, nos “informan”, más que otra cosa y nos dan datos o tienen un relieve liso y sin tetas o sin polla como si fueran las muñecas Famosa que hasta hace poco tiempo publicitaba la televisión. No es ya decir que, para ser famosa, como esas muñecas, haya que ser un ser sin atributos de este tipo, pero sí es decir que la fama lleva muchas veces la característica de la tonsura y de la austeridad, como los ángeles la llevaban cuando creía todo el mundo en dios, como la exigencia que tiene el personal de que una persona sea convenientemente manejada en contra de todos los vicios para dar ejemplo para las atribuladas clases medias que, todavía, buscan la perfección marmórea de los susodichos ángeles.

Lo que también es decir es que los medios ahora tradicionales escritos de los mass media, aunque también se podría considerar así a los no escritos, excepto el flamenco –la mayor excepción a la norma-, no nos dan la misma plasmación que la que pudiera dar una persona en presencia y se quedan por lo bajo del umbral de la conciencia y como si no tuvieran importancia. Eso es lo que pasa con el que se podría denominar como lenguaje “plano”, el escrito, el que solo se ciñe a lo escrito, como sobre todo hacen los periódicos y los informativos “neutros” que nos rodean. Solamente nos proporcionan información de lo plano de la realidad sin entrar en muchos otros miramientos. Ocurre lo contrario con los poemas, con el canto, con la danza, con el teatro, con el cine, etc, pero el hecho de que los que más “informan” nos dejen la moral alta o baja es algo que va en su demérito. No es lo mismo la proclama de un general ante un auditorio al fin de la cual, la gente enardecida, tiene el pecho henchido y da gritos de rabia o de júbilo (lo que demuestra que todavía somos antiguos o prehistóricos) y da vivas a los Jefes Supremos de un Orden o del Otro.

Ya no importa el significado, como se creía antiguamente que importaba. Ahora importa el significante y a él nos ceñimos. Importa la “apariencia” aunque sea engañosa, eso es lo que “mueve” más a las masas y no informa, es lo que hace que, las masas, sigan una Revolución u otra cosa. Es cierto así que las informaciones de los mass media, si van en papel, o digital, con lo que se quiere decir “lectura” nos hacen ser más fuertes o más débiles anímicamente que la comunicación conativa. Por eso en gran medida se puede añadir también, por eso el canto de los burros o el berrido de los papagayos nos “mueve” más que el que leamos un párrafo de un escritor o una periodista que solo se concentra en la lectura de un escrito. Los humanos somos seres ávidos de emociones que no podemos suprimir la historia de las emociones de nuestro terreno, si no, se perdería lo humano igual que se pierde el lobo si lo dejan cazar en este país…

La lengua plana, a este nivel de lo social en que estamos hablando, es aquello en lo que, tras la época clásica de la cultura, es lo que se ha depauperado, con la emocionalidad que se da ahora, con el sentimiento, con los balanceos del alma (el alma ha vuelto a la sociedad) y somos así conscientes de que nos llena más que la lectura de un libro del siglo XIX como puede ser “El origen de las especies” nos dice menos que la pasmosa emoción que llevamos en una tribuna de un estadio en un partido de fútbol.

No queremos decir que la Ilustración y la Enciclopedia, ahora Wikipedia, nos dejen en el anulamiento del entendimiento, es que ahora se da menos el entendimiento que el corazón. Broma o no antes se decía que “quien mueve las piernas, mueve el corazón”, y que el motor del alma humana era el corazón. A estos niveles hemos llegado y por ello es posible que las Universidades tengan otro tipo de trabajo en el futuro… Es una lástima ese caudal de informaciones que se pierde, pero la ganancia tampoco es que sea muy ventajosa, cuando por ejemplo solo nos dicen algo los signos o los modos o la apariencia. Y lo que pasa es que, ahora, en nuestras sociedades, se hace urgente todo y que el lenguaje que hemos llamado, para este juego dialéctico, “plano” quede desvirtuado por la necesidad, sobre todo en las clases humildes, de vivir. La vida apremia y la economía es una emoción. El lenguaje no plano, el que llena los pechos de rabia o de ira o de pena, es más asequible que el anterior lenguaje. Esto es como la necesidad de dejar de lado la lectura y de tomar posesión por las pasiones. Lo malo de todo esto es que, habiéndose moralizado el mundo de esta manera, no se pueda reparar en la moralidad de los actuales escritos y en los del pasado que, a veces, nos informaban de los peligros que, para vivir, tiene la Razón por la moda o la fugacidad de la vida, un vaivén que nos trae y nos lleva sin concierto nuestro y como si fuéramos títeres… ¿de qué Dictadura?...

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