Las chicas escriben
Juana Largo plantea qué entorno es más fructífero para las escritoras
Virginia Woolf, la escritora británica internacionalista, decía que, una mujer para escribir, solo necesitaba un cuarto propio… Eso es lo que se sigue reivindicando según las escritoras feministas en la actualidad. Pero ahora nos podemos interrogar sobre si lo que necesita una mujer para escribir es solo eso del cuarto propio o algo más o diferente…
Hace pocas semanas, en un periódico de este país, en la sección de libros y cultura, se exponía que había escritoras en la actualidad que necesitaban exiliarse o irse o retirarse al campo. Ellas, solas e insumisas.
Por lo tanto, nos preguntamos sobre cuál es el medio en el cual más pueden ponerse a parir las escritoras. Si en una gran ciudad, como Barcelona, o en una ciudad como Madrid o en New York o dónde, si acaso en el Burgo de Osma o en Soria… Lo cierto es que las escritoras, en general, me parece, no encontramos el sitio, no nos podemos estar quietas y buscamos el lugar predilecto para escribir o el lugar desde el cual tengamos más inventiva o creatividad.
No hace falta hacer una encuesta, para preguntarnos el sitio que puedan ocupar “ellos”, los escritores, porque parece que el tema es que tampoco se encuentra un buen lugar, pero tampoco ellas, las escritoras, mucho menos, tampoco encuentran o encontramos el lugar. Los nervios nos pueden a todos y no es solo privativo de las escritoras el irse al campo o a las Islas Azores a intentar hacer una obra literaria. El tema es muy, pero que muy actual, y cuando se dan fenómenos políticos o económicos o de guerras, me parece que mucho menos vamos a encontrar el sitio.
El sitio acaso no exista y escribir sea un trance que sucede entre dos puntos distantes, en el cual podamos pergeñar unas líneas, teniendo en cuenta además que el mundo vive en un conflicto permanente y que parece que va a reventar cualquier día, y que, además, eso de la tarea de escribir está quedando obsoleto, no solo por lo que suponía antes tal tarea de señorío, como no sucede ahora. Entre dos tierras, como dirían Los Héroes del Silencio, entre dos tierras estamos escritoras y escritores como si la vida no quisiera ahora atender los escritos nuestros y nos abandonara en el centro del campo de batalla entre dos fuegos…
No se lleva más que como prestigio excepcional de salón de cena social, eso de ser escritora o escritor, pues lo cierto es que, aparte de que se lee poco, no hay tiempo para leer, también es que a muchas personas les llegan otras cosas, antes que eso de la literatura. Incluso se puede arrebatar alguien ante la puesta de un libro ante sus narices, porque el dedicarse a escribir pareciera un lujo que solo se pueden conceder unos pocos privilegiados, mientras los demás andamos locos por la vida infernal “extremo-postmoderna” ésta, y se puede ver eso de escribir ahora como un insulto. (No es broma, pues la realidad puede sobrepasar a la ficción.)
Pero las escritoras deberían ser consideradas como especiales, no solo en nuestra comunidad autónoma sino en otras partes también. Viejo ya es el conocimiento que tenemos de que, en algunas otras comunidades autónomas, se les hace mucho más caso a las escritoras y las cuidan, lo que hasta el momento no sucede por acá…
En cuanto a la expresión soriana de la literatura de mujeres, con bastantes nombres señeros ya, decir, que no se necesita salir de nuestro medio soriano y de vida retirada para escribir de ésta, teniendo en cuenta que necesitamos expresarnos, por la necesidad humana de “decir” o expresarnos…