Heraldo-Diario de Soria

La moda del 'malismo' y los vendedores de crecepelo

Juana Largo contrapone la idea de 'malismo' a la de buenismo y cómo algunos hacen utilización política y social de la misma

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El “malismo”, que es algo que todos comprendemos aunque no sabemos todos explicarlo y que es algo que casi todos aplicamos en el campo en el que nos desenvolvamos, aparte de ser una consecuencia de la denominada “postmodernidad”, o sea, que se diera algo así como un estado en el que todo dios tiene la misma razón y, por eso, todo el mundo juega a estar cabreado o de mala hostia, pues el malismo es lo contrario del “buenismo” que tanto critican los fachas para hacer algunas de las suyas, haciendo que comulguemos todos con ruedas de molino por tener que ser jodidamente malos, pero muy malos, sobre todo con el prójimo (véase el anuncio de Trump para querer presentarse a las elecciones de 2024, o véase la cabezonería de los tories ingleses con el Brexit, o véase a otros…), también se puede describir como una pandemia que nos afecta en nuestras colectividades. Aunque ya no sea meramente somática, es una pandemia a extirpar porque nos está agotando en la convivencia diaria…

Hay que ser o malo o seguidor de esa especie de moda o corriente en que los que gobiernan, sobre todo el Mercado con su economía de mercado, no precisamente algunos gobiernos que lo tratan de contener…, que tienen visos de ser más democráticos. Y, porque ahora parece imponerse la moda de los pantalones de campana en vez de los pitillos, ahora le da a todo el personal por vender o comprar pantalones de campana. De aquí llegamos a la importancia que ahora tienen, por ejemplo, los vendedores de crecepelo.

Pero ¿qué tendrán que ver los vendedores de crecepelo con ello? Sí, vendedores de crecepelo o de pantalones de campana siempre ha habido, siempre; lo curioso es que ahora se prodigan mucho más, esto es lo notable en el fenómeno de nuestro tiempo.

Y, asimismo, ¿qué tendrán que ver los sanadores, ahora que aumentan? ¡Oye, por todas partes sanadores!, ¡como si no funcionara la Medicina!... Ahora salen todo tipo de sanadores, particulares para problemas generales, como si debiéramos confiar en estos “artistas de la sanidad”. Todo se ha inflado en cuanto a recetas particulares de la Sanidad y del Crecepelo. ¡Parece que el mundo ya no se mueve por las intuiciones o líneas de la postmodernidad, sino de la “submodernidad”!...

El malismo que está viviendo la mayor parte de la población (no entremos a nivel mundial, sino al menos la de este país nuestro) fomenta el ramo de los sanadores, pero al mismo tiempo fomenta otra instancia de nuestro “estar en el mundo”, como puede ser el del idiotismo ambiental en el que pretenden sumir a la población… Es buen tiempo para que se comercie y no solo se anuncie, sino que se vendan los crecepelos.

A mentira del Sistema –que algo debe de haber-, la respuesta es la credulidad de los individuos. La falta de escrúpulos de los Mercados y como poderes fácticos, la educación “transvalorada”, todo parece el escenario ideal para que nos den espectáculos fraudulentos.

Aunque haya una guerra, el Sistema en nuestro lado, no deja de funcionar y se acrecienta y nos dan espectáculos fraudulentos y por los que haya que pagar para ver escenas de nuestra propia miseria mientras los poderosos juegan y especulan y “ejecutan” la producción de sus negocios a lo grande.

Las buenas intenciones de la antigua izquierda (o “izquierda domesticada”, como la denomina Pablo Iglesias) se pueden ver como papel mojado. El presunto verismo de la antigua izquierda hace aguas…, de la moderna izquierda hay bosquejos.

Hay que participar de la “Fake New” institucional y general, tratando de reinventar la izquierda o taparse la cabeza con el sombrero para que no se nos note la falta de pelo; ahora parece que hasta los calvos deben tener pelo, de tal modo que parece algo normativo de este “Des-Sistema” que solo propicia el dominio de unos “cabeza-buques” sobre todos los demás, ahora sí, es cierto, contando con el pueblo, pero a lo que podríamos argüir que es un pueblo desnortado y complaciente para todo aquel que le da pan y circo y algo de mayor entretenimiento en una época de las mentiras y de la Mentira en la que, según argumentan los caciques, el pueblo ha vivido como un ser inocente viendo todo el día la tele y comiendo bocadillos de Nocilla. ¡La Izquierda va a tener o tiene ya un problema con esto de la Educación! Porque ¿puede ser “opinativo” el que un individuo tire una lata de gasolina en un bosque sabiendo que no solo se perjudica a ese bosque, sino, con otros que tiren otra cosa, yendo en contra del sistema mundial de los bosques?... ¿Tan opinativo es que lancen una bomba nuclear?... Son solo preguntas, lectora y lector amigos.

Si vivimos en el mundo de las Fake News o de la Mentira, ¿por qué no se puede dar el comercio de los crecepelos?, pongamos.

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