Likes y salud mental
Se nos llena la boca hablando de salud mental, la necesidad, la urgencia de un acceso rápido y gratuito. Las cifras de la angustia asoman levemente y sin grandes gritos, no vaya a ser que el llamado efecto contagio, nos recuerde que la vida es otra cosa. Like a ese reels sobre saber escuchar. Mientras, nos colocamos los auriculares para no oír lo que nos cuenta el vecino del quinto, ese abuelo cuya única visita es la de servicios sociales. Like a ese post tan bueno sobre la empatía. Mientras, fingimos no ver a la chica que desde hace un rato llora desconsolada en aquella sala de espera. Like a ese video sobre el amor y la amabilidad. Mientras, gritamos a ese compañero que desde hace días está desubicado, justo desde el mismo día que le rompieron el corazón. Y vamos sumando recorrido y vamos sumando likes. Cerramos los ojos ante las llamadas de auxilio. Ante la mirada demasiado triste de ese amigo que hace semanas nos esta pidiendo tomar un café, de esa compañera que hace días que ya no se ríe, de ese hijo que ya no sabe cómo llamar nuestra atención… pero no hay tiempo, nunca hay tiempo. Like a esa publicación sobre la importancia del valor de la familia y los amigos. De repente la llamada que nadie quiere escuchar. Es imposible, si estaba bien, hace poco hablé con él, y miras el audio sin escuchar de hace unos días, porque ya lo harías, porque no hubo tiempo, porque ya es tarde. Vamos salvando agujeros, que no nos salpique el drama, la vida de verdad, las lágrimas que asoman, la soledad palpitante que acecha en cualquier esquina y que tanto miedo nos da. Like a ese texto sobre la tristeza de las despedidas.