La educación como subversión
Educación se puede decir de muchas maneras, pero solo hay una que nos interesa, cuando las otras no pueden aportar gran cosa. De la educación liberal, que es la de las democracias elementales, se podría decir que no es que haya fracasado, solo que es insuficiente. Se queda corta una educación para una sociedad y una política y unos Estados que, quieras que no, viven en un mundo en pleno movimiento y cambiado. No solo por la tecnología, sino por las nuevas sensibilidades que surgen de las nuevas necesidades. El mundo no es como en el siglo XIX y XX, en cuanto a concepciones políticas, esas que nos hablaban por ejemplo de la separación de los poderes del Estado… ¡No, no queremos decir que en el Estado los tres poderes no deban estar separados (y no como en España que, cuando gobernaba el partido de Rajoy, y luego el hecho que se da de su sucesión, con el frustrado Feijóo, que mantenía los poderes vinculados por la ejecutiva particular de la cabeza del partido popular)!... Lo que queremos decir es que los tres poderes efectivos con el gobierno del pueblo, deben estar separados, mas es el caso ahora de que, ante los nuevos embates de las políticas populistas, hay que proteger si cabe mucho más el modelo de Estado democrático y no desvirtuarse. Puede sonar a antiguo esto de hablar todavía de la democracia liberal, y lo que pasa es que, por desgracia, la democracia liberal es torcida por diversas manos: la del Mercado y la de las dictaduras.
Estamos hablando –y aunque esto no les interese ahora a muchos- del “totalitarismo”. Es evidente que hay que distinguir entre un Estado Liberal y uno Totalitario… Hay una pregunta que me hago a veces: ¿Por qué muchas personas, aun con el conocimiento del anterior Estado del régimen anterior, todavía desean un Estado Totalitario?... Es una pregunta curiosa que todavía debería hacérsela una gran parte de la sociedad, de las sociedades europeas y de otras partes del mundo… Pero un Estado sin separación de poderes, un Estado Totalitario no es deseable ni aunque se trabaje en las aguas sucias de Soria. Es obvio que, las libertades se dan, las que quiere la mayoría y aun la minoría en un Estado abierto que contemple las bondades democráticas. Llevar al máximo desarrollo usurpador de los demás poderes a un Estado, es denigrar la mejor herencia desde la Revolución Francesa, contra el Antiguo Régimen.
Es evidente que los poderes públicos, e incluso los ciudadanos, e incluso, por supuesto, la prensa con los demás medios de comunicación diversos, han de ocuparse de esta vigilancia permanente sobre la realidad política de cada momento. No hacerlo es dejarse llevar por las olas bravas de un mar indómito en el cual nos enajenamos de nuestra propia libertad, la delegamos en un poder superior que, desde luego, va a hacer no lo que yo o tú queramos, sino lo que le salga de las máquinas de ese galeón pirata y dominante para socavar las elementales libertades y derechos que no se pueden dejar de lado en un Estado democrático. Pero hay otra cuestión al respecto…
Aunque algunos intelectuales y culturalistas e incluso exilustrados de este país tengan vocación de totalitarios para mandar ellos, sin embargo hay otra esperanza de que los valores de derechos aun elementales se mantengan y no acaben como el Rosario de la Aurora, es decir: Que si no contemplamos el método de las penas capitales y duras sobre los infringidores o los alteradores del patio, como sucede, desgraciadamente, en las guerras que ahora tenemos cerca, y en todas las guerras, en las cuales se deshumaniza al humano, se le hace cosa eliminable, al menos tenemos otro método que difícilmente falla si se aplica bien: el de la Educación.
Aprender no solo las reglas sociales en las que nos desenvolvemos y, además, tratar de invertir la tendencia al totalitarismo en muchas personas que se está dando ahora. Por ejemplo, contra la violencia, lo contrario; contra la dictadura, la libertad; contra la ausencia de valores, los valores… Contra la cerrazón de intereses, el diálogo hasta más allá de la extenuación, etc…. Entonces convertimos la educación en algo “subversivo” que lucha contra toda tendencia y tentación antidemocrática, por mucho que esté de moda el ser totalitario o absolutista o lo que sea en estas cuestiones. Ahora mismo, visto el momento de España, y desde hace muchos años, mucha gente ha soñado con la tentación totalitaria, no hay más que verlo en los medios de comunicación y en el arte, casi como si viviéramos una época militar, cuando muchos estamos escarmentados y aburridos de los militarismos y de las autoridades militares.
He aquí por qué se podría hablar de una educación subversiva contra lo anti-humanitario y lo anti-liberal, he aquí por qué, si esos intelectuales y esos culturalistas y esos exilustrados lo tomaran en serio, o sea: si tomaran en serio este asunto, se harían más progresos sociales e individuales, y no eso de amenazar, de buscarse una sinecura en el Sistema que, sí, puede ser negativo muchas veces, pero para eso está esa conciencia crítica positiva y no –que ya da vergüenza- esa declinación de la voluntad de vivir que es pura decadencia y postración y viejera mental y denegación ética de aquello que nos hace mejores y no tan negativos y destructivos, con esa rabia que les sale del hígado (si es que, además, se toman sus cubatas diarios)… ¡Puro egoísmo, pero del malo!...