Las cornadas que da el hambre
Recordarán ustedes los tiempos de Franco, aquellos famosos NODOs que muchos llegamos a ver, y en los que salían en la pantalla imágenes de grandes toreros y de corridas de toros, y cuando sacaban otras imágenes en torno a cualquier corrida de toros importante, cuando filmaban a los denominados maletillas, que recorrían las plazas de España de cabo a rabo, buscando una oportunidad para su arte y saltaban a los ruedos de aquel país de la Dictadura.
Y la pregunta es, al respecto: ¿los toreros eran los autores de la creación de maletillas por todo el solar patrio?..., ¿o era más bien el hambre quien los creaba? Porque muchos jóvenes con su capote se lanzaban a la arena y se exponían al bicho, y lo solían hacer bien, en las faenas que interrumpían a los maestros de la Tauromaquia.
Luego, una vez evolucionada la cultura, se fue extendiendo el fenómeno de los espontáneos y fueron llegando futbolistas y también cantantes y ciclistas y del mundo del cine, y de todo tipo ante el éxito de tal o cual profesión, llegando a llenar el país de todo tipo de jóvenes que buscaban una oportunidad en tal o cual menester de éxito para que se valoraran las nuevas inquietudes de los españoles. ¿Los creaban los encargados de los espectáculos y deportes o los creaba el hambre todavía?... La verdad era que el país en cuanto a posibilidades de desarrollo de las gentes andaba bastante mal. No es como ahora, que hay una crisis y se supera un poco y viene otra y se supera un poco, pero no hay una crisis continua en cuanto a desarrollo laboral o de trabajo o de ocupación. Aquella España de Franco exponía muy bien el paisaje desolador en cuanto a desarrollo del capitalismo a nivel popular. Ahora las crisis no son exactamente iguales, pues antes la crisis era permanente y ahora es ocasional.
Se exploraron, capitalistamente hablando, todos los campos en los cuales, frente a la indigencia de muchos trabajadores, surgían, donde tenía uno éxito, una buena cuadrilla de seguidores que aspiraban a ese singular del éxito, teniendo en cuenta que el plural de los ciudadanos de España, las pasaba canutas, bien frente a unos campos que empezaban a maquinizarse o bien frente a trabajo y planes de desarrollo que creaban un abismo entre los grandes personajes de la patria, y los proletarios de todas las tierras de esta parte de Iberia que es España.
Hasta en las artes literarias, con lo del BOOM hispano-americano, salían seguidores de las grandes firmas americanas, ya fueran Gabriel García Márquez o ya fuera Vargas Llosa, por ejemplo. Y esta parte del BOOM sigue predominando en la literatura española. ¿No querrían ser como Pérez-Reverte muchos jóvenes españoles que ven el éxito del autor y que andan buscando una “oportunidad” en las editoriales y premios de España? Lo de los toreros como Manuel Benítez “El Cordobés” ya parece haberse estancado, pero lo de los seguidores de los escritores americanos todavía perdura como mito posible o alcanzable. ¿Quién no quiere ser actualmente un fenómeno literario del mismo modo que lo fueron Cabrera Infante o el mismísimo gran maestro y que tanto influyó y en el que se basaron los dichos anteriores maestros como era la persona de Hemingway?... El capitalismo seguía funcionando para salir ahora no exactamente de la pobreza, sino de la existencia anodina y gris que toca a muchos españolas y españoles vivir.
Y tenemos la lejana noción de los llamados tiempos del siglo de Oro, con los muchos pretendientes a la picaresca, tanto en género literario, con su gran éxito de lectores, como en vida, valga la redundancia, picaresca. Ahí está el “Rinconete y Cortadillo” de Cervantes; ahí está el “Don Pablos” de Quevedo; ahí está Mateo Alemán. Parecía una carrera de galgos para tener éxito inmediatamente y no tener que marcharse a la América de entonces a buscar fortuna.
No hemos tenido tiempo, desde este humilde estrado, de estudiar científica ni sociológicamente el fenómeno, aun cuando muchos lo han tratado e incluso desde la Real Academia ha sido abordado en numerosas ocasiones por algunos de sus letrados. Claro que se podría decir que, esto de ascender de estatus es un fenómeno universal, solo que, podemos responder, aquí lo contamos desde donde lo hemos vivido. Pero nos tememos que no es más que un fenómeno de supervivencia ante un Estado que abandona a sus ciudadanos a la miseria capitalista.
Así, hubo o hay todavía, un tiempo en el cual, ¿para ganarse la vida…?, el tema de los políticos tuvo éxito o lo tiene todavía, como salida del hambre de las clases necesitadas, aunque luego los políticos así nacidos no tengan mucho interés en el pueblo o en lo que presuntamente defiendan y solo se preocupen de su bolsillo. Creo que todavía se están juzgando estos casos en los Tribunales.
Y aún más. Ante la posible oportunidad de asalto que presente el “Sistema”, ahora se sigue limpiando y sacando brillo a la bola de la fortuna de la Política y ahora los políticos ya no se conforman con ser capitalistas, sino que quieren más y van por el camino del nacional-populismo…, aunque esto es a nivel global, y precisamente cuando se da la interconexión de la política mundial. En el fondo es todo Picaresca. Ahora, para evitar las cornadas del hambre, hay que meterse en la Derecha o ser Ultra…, de Derechas o de Izquierdas, pero Ultra. Los niveles de ultrasonido se quedan cortos en relación al tema de tener una bicoca en el Poder.
Y seguimos luchando, puesto que, el tema del Poder todavía da mucho juego cuando no se está dando la igualación “Democracia con Estado” y no existe todavía más que la mayor desigualdad o capitalismo, llamémosle “neoliberalismo” o como se quiera.