Carta al director
Querida Carol
Querida Carol
Me despido de ti para siempre, aunque nunca voy a dejar de pensar en ti, tu adiós ha dejado un vacío difícil de entender y de comprender, pero siempre te recordaremos.
Me has enseñado que la vida es un episodio fugaz dentro de un paisaje borroso donde las fronteras y los límites son ficticios e inimaginables. Todo puede empezar y acabar en un abrir y cerrar de ojos, o terminar de golpe. Un impacto por sorpresa que desgarra las entrañas de una familia, una equivocación respetable.
Tu madre te adora. Tu padre te quiere con locura. Tus hermanos siempre han estado muy orgullosos de ti, te siguen queriendo. No has aguantado más, tenías todo el derecho del mundo y finalmente has tenido el valor, todo esto es demasiado irracional e injusto. Han estado en tus mejores momentos y también en los peores, nada podía prepararles para ese momento. Perdonar es el valor de los valientes, solo el que sabe perdonar sabe amar.
Deseo que allá donde estés, seas feliz. Para mí no has fallecido, solamente has partido antes de tiempo, no quiero recordarte con lágrimas en los ojos como quien no tiene esperanza, tu cuerpo no está, pero tu presencia única se hace sentir. Sé que no te puedo ver, sé que no te puedo escuchar, sé que no te puedo abrazar, pero tu sonrisa es imborrable. Eras inteligente, divertida, alegre y con gran entusiasmo, has sido una gran compañera.