Heraldo-Diario de Soria

LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS

Carlos de la Casa

Nao d'Amores

Calderón de la Barca pasó por Soria

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Hace unos días el auditorio del Palacio de la Audiencia, prácticamente lleno -solo faltaba nuestro querido y llorado Jesús Bárez-, acogió una vez más a la compañía teatral NAO D'AMORES.

Ana Zamora, directora de la compañía, premio Nacional de Teatro 2023 por su "recuperación del patrimonio teatral español", consciente de la imbricación que tienen los estudios filológicos y la práctica teatral, es la directora que en la España actual ha logrado convertir "el legado del teatro clásico peninsular en espacio de conexión con el teatro del presente, y ha dado nueva vida a un marco escénico amplio, diverso, y sobre todo necesario tanto para los nuevos creadores, como para los ciudadanos, que se comprenden y regeneran a través de él", como ella misma ha llegado a decir.

No es la primera vez que Nao d'Amores ha representado sus adaptaciones teatrales en nuestra ciudad. Aún recordamos con gran interés la puesta en escena de "El Penal de Ocaña", de María Josefa Canellada.

En esta ocasión nos aportaron su visión de uno de los grandes de nuestro Siglo de Oro, Pedro Calderón de la Barca, escritor, dramaturgo y sacerdote que ha pasado a la historia como uno de los más insignes literatos del Barroco, especialmente por su obra teatral.

La obra de este autor, a decir de los especialistas, ha quedado dividida temáticamente en comedias religiosas, legendarias, de enredo, filosóficas y auto-sacramentales. Siendo su lenguaje la culminación del culteranismo y su riqueza expresiva posee elementos del conceptismo intelectual.

"El castillo de Lindabridis", que no es precisamente una de las obras más conocidas por el público en general, vio la luz en 1691. Aunque, como bien dice Ana Zamora Tardio: "se había estrenado como fiesta cortesana en el Salón Real de Palacio, mucho antes, se cree que hacia 1661".

Se dice que para escribir esta obra Calderón se inspiró en Diego de Ortuña y concretamente en "Espejo de príncipes y caballeros", publicada en 1555.

Calderón adapta en esta pieza la temática caballeresca a su propio contexto teatral y crea un juego palaciego de aires carnavalescos de gran artificio: lenguaje poético, música, danza, disfraces, seres fantásticos; no

olvidemos que como muy bien dice la profesora María Alejandra Saturno, este autor es:" el dramaturgo español que más relevancia otorga a la música en el teatro".

La fuentes musicales que han formado parte de la representación teatral en nuestro "Palacio de la Audiencia", desde la anónima napolitana "Si la femmene purtassero la spada" hasta "Los impossibles", recopilados por Antonio Martín y Col, muestran una vez más el profundo trabajo de Ana Zamora y su equipo para trasladarnos musicalmente al mundo caballeresco, como seguro que en su momento hizo Calderón.

En el que el Barroco se descubre a sí mismo a través de un Medievo soñado por el Renacimiento.

Hoy, en pleno siglo XXI, Nao d ́Amores y la Compañía Nacional de Teatro Clásico, guiadas por Calderón como aglutinador de tiempos y voluntades, añaden un nivel temporal más a este "Castillo de Lindabridis": el de nuestra contemporaneidad.

Ana Zamora mujer estudiosa y altamente formada, especialmente en Italia, escribe en el folleto de la obra que: "Dicen los últimos "pupari" (titiriteros) sicilianos que el viejo teatro caballeresco estuvo a punto de perderse con los cambios sociales del siglo XX, porque llegó un momento en que no fuimos capaces de regalar sueños, porque la gente quiere ser parte de otro sistema y ya no nos queda corazón para escuchar leyendas junto a los otros. Pero hay un atisbo de esperanza, si conseguimos reelaborar un teatro antiguo, popular, y transformarlo en posible, presente, fuerte hoy". Hoy, ella y su equipo, han mostrado su capacidad para llegar a la ciudadanía con esta obra, en donde se percibe a nuestro dramaturgo insigne.

Y para ello ha contado con un impresionante equipo. Permítasenos centrarnos en los actores que han sido capaces de adaptarse, es fácil con esa directora, a la obra calderoniana en donde interpretación, danza y música se han imbricado en un todo que ha llegado al espectador con gran satisfacción.

Nao d'Amores, que viene triunfando con sus representaciones por el viejo (Portugal, Francia, Italia, Inglaterra) y nuevo continente (EE.UU, México, Ecuador, Cuba, Colombia, Bolivia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina), una vez más está triunfando y con esta obra, mostrando la profunda reflexión que deben tener las artes escénicas en este siglo XXI.

Nosotros poco más podemos añadir. Gracias a los patrocinadores, gracias a los organizadores por traer a nuestra capital el TEATRO CON MAYÚSCULA y felicitar una vez más a los actores, músicos y directora.

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