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Felipe Ramos

Diez años no son nada para los mediocres

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Las efemérides de números redondos y cuadrados gustan mucho. Y si estás tienen que ver con accidentes, crímenes o atentados, mucho más. Claro que, en algunas ocasiones, estas efemérides hacen que salga a la luz alguna que otra alimaña que toda su vida política fue un cobarde sin arrestos para enfrentarse a quien ahora vilipendia al albur de esa efeméride.

Y es que hay que ser muy ruin para que cuando lo que se recuerda es un vil asesinato, con premeditación, alevosía y por la espalda, se aproveche otra vez para vilipendiar a la víctima y pasar por alto a las responsables, a sus asesinas y a quien las ayudó a perpetrar el asesinato. Un crimen en que sólo hay una víctima, la misma que hace diez años cuando se cometía, Isabel Carrasco. Ella y, por supuesto, su seres más queridos, a quienes les arrebataron de tres disparos a la madre, la hermana, la compañera..., la amiga. Una víctima, dos asesinas y una cómplice. Esa es la única verdad, en 2014, en 2024 y así pasen doscientos siglos. Nadie más es víctima de nada, salvo de su propia ruindad. La misma que le hace atacar e insultar a quien ya no se puede defender de sus mentiras, ni siquiera rebatir ni una sola de sus afirmaciones. Y, mientras, ni el más mínimo reproches para las criminales que acabaron con la vida de Carrasco.

Pero, de nuevo, diez años después, ha vuelto a aflorar la ruindad para volver a dibujar a Carrasco como un ser malvado que merecía todo lo malo que le pasara. Alguno, si tuviera vergüenza y decencia no se atrevería a salir ni a la calle. Déjenla descansar en paz. Y si no lo hacen por ella, piensen en aquellos que vieron cómo se la arrebataban de tres disparos y de su boca no ha salido ni siquiera una mala palabra hacia sus asesinas, y mira que habría. Aprendan y, quizás así, sean capaces de recuperar la dignidad. Claro que no albergo esperanza alguna. Y estoy seguro que, cuando vuelva haber otra efeméride redonda, ya sean los 15, los 20, 30, 40, 5o... años volverán salir a la palestra para vilipendiar la memoria de la mujer, la madre, la personas. Ahora que estamos inmersos en una crispación que desencadena en odio y genera agresiones y acciones violentas, haríamos bien en aprovechar la efeméride del vil asesinato de Isabel Carrasco, generado por el odio larvado y alimentado durante tiempo de sus ejecutoras, para pararnos a reflexionar a dónde nos lleva esta crispación. Claro que, visto lo visto, estos 10 años no han sido nada para los mediocres.