De otros periódicos sorianos y sus folletones
Empezó esta serie de libros por entregas en la prensa de nuestra tierra el primer domingo del pasado noviembre, y tras cinco artículos, intercalados cada uno de ellos por otros dos de la temática diversa que le es propia, llega el momento de cerrar la búsqueda y cumplir, en una adenda ya necesaria, con la promesa de dar cuenta pública del catálogo del asunto que se ha ido formando; mas, en tanto se organiza el modo, disfrutemos en este de los flecos que aún quedan
Todo empezó con ´La Biblioteca de La Provincia´ [HDS-05.11.2023]; continuó con ´El Folletón de La Voz de Soria´ [HDS-18.12.2023]; siguió dando forma a ´La Librería de don Pascual´ [HDS-28.01.2024]; se completó ésta con ´Los folletines del Noticiero´ [HDS-10.03.2024]; y acabó el camino, hace apenas un mes, la ´Biblioteca de El Avisador´ [HDS-21.04.2024]. Hoy, deseando el final, es obligado bucear en el contenido de aquellas piezas pues en sus columnas, amén de sus propios ejemplos, quedaron citadas algunas obras relevantes de esta categoría que habían sido publicadas en otros medios. Nos referimos, por ejemplo, a ´Estudios de Psicología Individual´ del profesor, y gran amigo de Antonio Machado, Francisco Santamaría Esquerdo, que en 20 entregas y un número total de 80 páginas editó La Verdad entre el 10 de octubre y el 15 de diciembre de 1911. Nos referimos, también, a la única biografía conocida hasta hoy del historiador, catedrático y director del Instituto de Soria Nicolás Rabal; la escribió a los pocos días de su muerte su antiguo alumno Gerardo Escudero Lacussant y apareció en su periódico, La Región Soriana, entre el 21 de diciembre de 1899 y el 3 de mayo de 1900. Ambas obras constituyen episodios singulares de la publicación por entregas en la prensa soriana, y sus periódicos, La Verdad y La Región Soriana, cabeceras notables en semejante arte. En La Verdad, Benito Artigas Arpón insertó dos de sus muchos y sugerentes trabajos: ´Por tierras castellanas. Soria artística. Acotaciones de un viajero´, entre el 11 de febrero y el 27 de mayo de 1910, y la zarzuela en un acto y cuatro cuadros –con letra suya y música de J. Romon y B. G. Ballenilla– titulada ´Carretón de las fieras´, que ocupó el faldón del periódico entre el 16 de diciembre de 1910 y el 20 de enero de 1911; en este mismo bisemanal se editó, en agosto de aquel año de 1910, ´La industria sericícola en la provincia de Soria´, ensayo con el que Bienvenido Calvo logró un gran éxito en el Certamen científico-
literario que en 1909 habían convocado sus amigos de El Batallador al modo y manera de los antiguos juegos florales municipales. Y en La Región Soriana, además de la precipitada, aunque muy útil, biografía de Rabal, se imprimieron páginas literarias de Campoamor, prosas y versos de D. Cuevas, una circular ministerial sobre la tuberculosis, la colección de poesías ´Vaguedades´ de I. de Precodet y, al poco de leerse en público, la ´Memoria del Instituto General y Técnico de Soria´ del curso 1901-1902 firmada por J. Trouillioud.
En el citado El Batallador, revista literaria y órgano de la juventud soriana de 1908-1909, su corta vida solo dio lugar a instalar en sus páginas el folletón ´Gente joven´ que, subtitulado ´Siluetas nuevas´, convino en la biografía de Enrique Rebollar Llauradó, su fundador y director, redactada por su compañero Bienvenido Calvo, quien, entre otros logros de su biografiado, mencionó con entusiasmo la creación en 1905 de un “Ateneo Soriano” ubicado no en el Casino de Numancia sino en el piso 3º del número 41 de la calle Numancia. Nada sabemos, pues nada se dice más allá de lo indicado, de las actividades de esta entidad, y, sin embargo, sí nos cabe añadir que Enrique Rebollar fue aquel “distinguido niño”, preclaro alumno de Manuel Blasco, que recitó con gran soltura el discurso con que se cerró la primera Fiesta del Árbol que se celebró en Soria, el 6 de abril de 1902, con el logro de que en ella participaron todos los escolares del momento dejando plantadas en la Dehesa de San Andrés más de novecientas púas y semillas, algunas de las cuales, convertidas en centenarios árboles, aún perviven en ella.
Varias fechas antes, entre abril de 1893 y enero de 1894, El Oxomense, semanario católico de El Burgo de Osma, albergó las 150 páginas de la primera parte del folletón ´Monedas Imperiales´, o nota biográfica de Julio César de la que era autor Jacinto Pérez García, a la sazón catedrático de Historia Natural del Seminario Conciliar y Beneficiado de la Santa Iglesia Catedral. Y poco después, en la misma villa episcopal, Manuel Hilario Ayuso Iglesias, con apenas dieciocho años, puso en circulación, el 23 de julio de 1898, ´Los Apuntes´, una revista semanal ilustrada que se prolongaría por espacio de un par de años, saldría a la calle en 53 ocasiones y marcaría el inicio de la particular ilustración de aquel burgense insigne que, además de periodista, político y abogado, fue poeta –a cuya obra ´Helénicas´ puso prólogo Antonio Machado–, doctor en Filosofía y en Derecho, y catedrático de Psicología, de Lógica y de Estética, ejerciendo la docencia tanto en institutos de Enseñanza Secundaria (tal que el de Soria) como en las universidades de Oviedo y Madrid y las escuelas Industrial y de Criminología de esta misma. Los Apuntes no incluyeron folletón alguno, aunque sí múltiples reseñas gráficas y biográficas de los pintores y escultores de moda en aquellos finiseculares años. Sí los tendría, por el contrario, Soria Nueva, en su corta trayectoria de 1901 a 1903, y, sobre todo, La Idea, semanario republicano que vivió entre 1918 y 1922 y que, como aquel, fue entera creación de Manuel Ayuso. Soria Nueva divulgó lo que pudo ´La Regencia´ indefinida; y La Idea, aparte de su ´Código Penal´, inauguró un género singular, crítico e irónico, que tuvo por chivo expiatorio al todopoderoso vizconde de Eza y por modelo a José Zorrilla, pues trazando una parodia de su más célebre obra, hizo reír a los sorianos con ´Don Lacio Tenorio´, drama político provincial en dos partes, siete actos y cuarenta y tres escenas, y cuyos principales actores fueron el propio vizconde (apodado Don Lacio o Bruguerilla), Felipe Las Heras (Philipo), Aurelio González de Gregorio, Luis Posada, Santiago Gómez Santacruz y Eusebio Cacho, interpretando los papeles de Don Juan Tenorio, El Comendador, Doña Inés de Ulloa, Ana de Pantoja, Brígida y Lucía respectivamente. Semejante desfachatez se distribuyó entre el 2 de noviembre de 1919 y el 15 de febrero de 1920, en 16 entregas que nadie firmó, mas nadie al parecer dudó que su inspirado autor no fuera otro que Ayuso. Aguzando un poco la vista es posible que el lector impaciente pueda ver el tono de aquella ocurrencia en la imagen que se muestra al pie.
Otros periódicos que ofrecen ejemplos claros de la materia tratada son Tierra Soriana (1906-1912), con ´La dicha de amar´, zarzuela de J. Sáenz; Ideal Numantino (1909-1911), con cinco piadosas obras sucesivas del Pbro. Juan F. Muñoz Pabón; Pueblo (1931), con una única entrega de ´Una tragedia en el mar´ de Manuel Ruiz Pedroviejo; Trabajo (1931-1932), con el texto de una conferencia sanitaria impartida por Isaac Puente y un extracto de ´El anarquismo en la insurrección de Asturias´ de Ignotus; y, en fin, Labor (1934-1942), que amenizó sus páginas con ´Víctimas y verdugos´ de Gabino Tejada, ´La gran fascinadora´ de Adolfo Sandoval, la encíclica ´Rerum Novarum´ de León XIII y la reflexión política ´A los labradores de Osma´ de Benito del Riego.