Heraldo-Diario de Soria

Editorial

Abascal no tiene argumento ni relato para romper el gobierno de la Junta

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Que nadie se sofoque por mucho que suba la temperatura veraniega, e incluso la política. Abascal no romperá el gobierno de Castilla y León. Hacerlo sería de una torpeza que no se le presupone al líder de VOX. Hacerlo sería entregar todas las bazas electorales a Mañueco a poco más de un año de las elecciones y además dejarle en solitario el fin de la singladura, que es el tramo en el que se lucen los éxitos conseguidos y se disimulan las pifias cosechadas. No lo hará porque no tiene ningún motivo. Y lo de la acogida de Menas (Menores Extranjeros No Acompañados), sólo se podría entender como un capricho en sus fricciones con Feijóo y Génova.

Castilla y León acogerá 21 Menas tal y como anunció el portavoz del gobierno de la Junta el pasado jueves, del que forma parte el partido de Abascal. Y tal y como también ratificó la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, que es el departamento que gestiona estos asuntos. Lo hará porque es lo que corresponde en lealtad institucional, obligación administrativa, pero sobre todo en convicción humanitaria, siendo como somos una tierra de acogida, a la que nos acogieron en tantos países en los tiempos de la inmigración. Aunque todavía no se ha explicado Abascal en su órdago a Feijóo que supone oponerse por todos los medios al reparto de Menas entre comunidades que habilita el gobierno. Igual pretende que la consejera de Familia haga una pataleta.

No romperá el gobierno de Castilla y León Abascal porque tendrá muy difícil explicarlo. Especialmente habilitar un relato para sus integrantes en la coalición con Mañueco que llevan meses pregonando las bondades. Pero tampoco lo hará porque sería dejar su granero de votos, que no es pequeño, casi en manos del PP. La experiencia democrática certifica que romper un gobierno en la recta final, como se ha hecho en algunas ocasiones para buscar la diferenciación electoral, sólo conduce al desastre. Sin ir más lejos, la última muestra se vio en Castilla y León, donde Mañueco rompió, y mandó al desastre a Ciudadanos, mientras él consiguió una victoria que no había logrado dos años y pico antes y devolvió al PSOE a la senda de los 36 años de derrotas en Castilla y León. En cualquier caso, hoy regresa el discípulo más avanzado de Abascal al ruedo político, tras su baja de paternidad. Juan García Gallardo se reincorpora con su comparecencia en Cortes como vicepresidente. Veremos hasta donde llega el órdago. Como todos los órdagos, lo peor es que te los acepten. Y Mañueco ya ha dicho naipes arriba. Y dar marcha atrás sería políticamente insano para él y su solvencia. En cualquier caso, adelante con los faroles.

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