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Editorial

La despoblación avanza mientras se ejerce la política de la contemplación

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La natalidad sigue dando respiros a Castilla y León. Estamos entre las comunidades en las que más crece este ansiado objetivo, esencial en la lucha contra la despoblación. Uno de los elementos. Los otros son la atracción de inmigrantes y el flujo positivo de la demanda interna, es decir la diferencia entre los que se van y los que llegan de dentro del país. El análisis poblacional tiene muchas variables. Cada vez más. Pero a grandes rasgos, certificar que cada vez nacen más bebés en Castilla y León es un alivio, sin que ello suponga la solución definitiva, como absurdamente piensan algunos. Pero igual que estamos a la cabeza en nacimientos, también lo estamos en defunciones. Es ley de vida en un población tremendamente envejecida. Y las cifras segundas son muy superiores a las primeras, arrojando un saldo vegetativo simple tremendo para la supervivencia poblacional de Castilla y León. Un reto en el que están inmersas muchísimas regiones de Europa, las más, mientras comprueban como otras siguen creciendo a ritmos vertiginosos a costa de despoblar territorios. Pero eso son movimientos migratorios imparables que llevan produciéndose décadas. Málaga, sin ir más lejos, será, según las previsiones, la primera ciudad en población de Andalucía, superando a Sevilla. Y la que a mayor ritmo crecerá de España. Simboliza la pujanza poblacional del levante español, frente a la decadencia que viene mostrando el oeste. También desde hace décadas. Sin que desde la política se hayan puesto elementos correctores eficaces, más allá de planes, agendas y este tipo de mandangas que consisten en reunir en concilios inservibles a un grupo de teóricos que desconoce la realidad al detalle sobre el terreno. Saben de estadísticas, de teorías, de estrategias, pero no saben la realidad de Zamora, la del Bierzo, la de la Montaña de León, la de las tierras altas de Soria o la de la Montaña Palentina, cada una con el mismo problema, pero con sus peculiaridades y singularidades. Es una pena que disponiendo de diputaciones, que son los entes más apegados al territorio, puesto que las delegaciones de la Junta desistieron hace tiempo de cumplir ese cometido, no se les tenga más en cuenta a la hora de planificar planes y estrategias. Los mejores conocedores de los territorios son los presidentes de la diputaciones, sus diputados y sus alcaldes. Saben más que tanto teórico como urde la Junta para salir del paso de cuando en vez. Volverá la burra al trigo. Estén atentos. Por absurdo que parezca falta vivienda en el medio rural. Pero también falta vivienda pública en Castilla y León por muchos cuentos que nos cuenten desde la consejería en cuestión, que lleva muchos años viviendo en las musas sin bajar al teatro.