Turismo. ¿Cuándo, dónde, cómo...?
En verdad que el turismo tiene un peso específico en la economía de nuestro país, de ahí que a nadie pueda sorprender que los economistas sostengan que estamos ante el principal motor económico de España.
El pasado año esta actividad supuso el 12,8% del PIB, el máximo desde que existe la serie histórica y este porcentaje supone un equivalente a 186.596 millones de euros según Exceltur. Estando previsto que este año el PIB llegue al 13%.
Estamos en julio, que, junto con agosto, representan, por lo general, los meses de vacaciones y por ende, de hacer turismo. Al ser meses de verano es común pensar en días de "sol y playa" y más para los que viven en el interior.
Pero afortunadamente cada día hay otros formas de hacer turismo: el de interior, recordemos que Castilla y León está a la cabeza de este sector; el cultural, aunque este, si no nos vemos forzados, es más común en otros meses; el de ciudades y así podríamos establecer una larga lista.
Los análisis del sector confirman que nos encontramos en niveles iguales o mejores que antes del "maldito" Covid y si vemos los destinos podremos observar que se han producido ciertos cambios y entre ellos debemos destacar el de ir al interior, en busca de rutas y caminos en la montaña y ello ha provocado una cierta potenciación de los diferentes tipos de alojamiento.
Pero a la vez ha tomado un importante auge el visitar ciertas ciudades y ello junto a ese despegue económico ha provocado una serie de problemas con los inmuebles, que se han hecho patente en diversas manifestaciones en algunos puntos de nuestro territorio nacional, véanse los casos de Barcelona, Ibiza y algunas otras localidades, especialmente en el litoral mediterráneo.
La parte positiva es la "huida" a la montaña. Esta ha tenido siempre sus aficionados, baste ver la sierra del entorno de Madrid o los Pirineos para los vecinos de ese bello espacio. Pero el encierro a que se nos sometió durante la pandemia, provocó lo que algunos denominaron, en aquellos momentos, la llegada de los "urbanitas". Aún recordamos cuando nuestros padres nos llevaban los domingos a los espacios de Segovia y Ávila, nos llamaban "domingueros".
Esto, según los informes turísticos, ha potenciado, de forma importante, este tipo de vacaciones y se ha observado una tendencia al alza del perfil de excursionista amante de embarcarse en rutas senderistas.
Pero todo tiene su parte positiva y una menos positiva y así vemos como nos encontramos con que numerosos parques nacionales están prácticamente saturados y no solo de alojamientos, sino también de aparcamientos.
Y así vemos como, según noticias de algunas plataformas del sector, un turismo que era fundamentalmente español y de los dos meses de puro verano, ahora se ha ampliado a todo el verano e inicios del otoño y con turistas de allende de nuestras fronteras.
Esto ha llevado a una proliferación de "viviendas de uso turístico" y los consiguientes problemas para los vecinos, especialmente para los jóvenes que quieren emanciparse, y no tienen acceso a casas asequibles económicamente, hasta tal punto que algunos ayuntamientos se han visto obligados a aprobar medidas para limitar el crecimiento de los citados alojamientos turísticos.
Pero pensemos que estamos ante momentos de cambios y estos pueden ser positivos, si las administraciones responsables y los sectores correspondientes son capaces de corregir ciertos desequilibrios y proceder a colaborar para mantener una oferta adecuada.
Más preocupante es lo acontecido en Barcelona, la ciudad, junto con Madrid y Málaga, más visitada de España. En ella está surgiendo un sector antiturismo, un sector que estamos seguros que no es consciente de lo que sería Barcelona, y otras ciudades, sin el turismo. Y de nuevo por el tema de la vivienda, siendo lo más grave que algunas opciones políticas, en vez de resolver el problema, han situado al turismo en la diana. Así en una reciente manifestación, eran abundantes las pancartas y gritos de "turistas largaos".
Desde luego que hay que evitar la masificación, pero para eso están las administraciones responsables, para hacer compatible ambas reclamaciones. Barcelona, como todas las ciudades de España son espacios abiertos y acogedores. No se olvide que todos en algún momento somos turistas.
Recordemos, una vez más, el peso específico del turismo en la economía española y en las personas que viven de él.
Después de estos comentarios, podemos decir: TURISMO SÍ, ¿Cuándo? siempre que podamos. ¿Dónde? hay infinidad de sitios. Castilla y León y Soria, tienen las puertas abiertas y aquí tenemos patrimonio, medio ambiente y gastronomía de primera. ¿Cómo? ahí si tenemos un pero, como puedan, porque, lamentablemente, los servicios públicos de transporte, en nuestra tierra no son nuestro fuerte.