La UE llega tarde y a destiempo al lobo, como en casi todas sus acciones
Europa, la Unión Europea, va camino de convertirse en un sueño inservible. Un lugar en el que la burocracia lo inunda todo y a todo llega tarde, a destiempo o con desacierto. La justicia europea acaba de anular la legislación de Castilla y León que permitía la caza del lobo al norte del Duero. Europa aquí llega tarde a sí misma. La legislación de la Junta a la que hace referencia no se aplica desde hace tres años, cuando, por instrucción de la propia UE, se incluyó al lobo entre las especies protegidas y se prohibió su caza en todo el territorio español, sin distinción de los lugares donde, como en el norte de Castilla y León, la población no corre peligro, pero su auge sí hacer poner en riesgo a la ganadería extensiva de muchos territorios rurales de montaña. Todo es un desbarajuste en la UE, cuyos inquilinos sólo llegan a tiempo y con certeza para cobrar las millonadas que nos cuesta esa maquinaria burocrática de ineptos, incompetentes y desconocedores de las regiones a las que deberían servir.
Es deplorable esa sentencia, a destiempo, del Tribunal de Justicia Europea. La Justicia no existe si llega tarde y fuera de contexto. Lo que existe es una maquinaria administrativa que va cumpliendo tareas sin tener en cuenta su eficacia, efectividad y sentido práctico. Pero es que además llega en ciernes de que el lobo pueda volver a cazarse, a propuesta de la propia UE, a la vista del crecimiento de las manadas, que ha disparado los ataques al ganado de una forma espectacular desde que se impidió la caza regulada y destinada a controlar la especie. Es cierto que para ello la Consejería de Medio Ambiente tampoco ha estado demasiado espabilada. Es un requisito imprescindible presentar un censo que ya está más que caducado. Y en este caso la consejería ha dedicado más esfuerzos en utilizar el caso para embroncarse inútilmente con la ministra Ribera, a la que luego le pasan la mano por el lomo llegado el caso, que en hacer sus deberes. Esperamos el censo, que además ha tenido que ser subcontratado fuera, mientras en la consejería hay gente de sobra, mano sobre mano, contando las golondrinas que pasan por la ventana. Ese es otro asunto que habría que tratar. ¿Para qué una maquinaria descomunal de personal si luego las cosas que importan hay que contratarlas a una empresa?
Si Europa quiere tener un camino de éxito ante la presión de economías fuertes y emergentes, además de las potencias ya existentes, la senda tiene que ser lo más alejada posible a la alegoría de lo que está haciendo con la gestión del lobo, que no es anécdota, es categoría en el obrar de la UE.