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Con lo español que yo me siento y cada día veo más cosas que me dan vergüenza ajena de mi país. España empieza a recordarme a esas imágenes que vemos de Corea del Norte donde los ciudadanos, emocionados y extasiados hasta las trancas, aplauden, gritan y vitorean entre lágrimas a su amado líder, Kim Jong-un. No hay peor cosa que un pueblo anestesiado para manejarlo al libre albedrío de un megalómano. Jorge Luis Borges escribió una vez que «hay que tener cuidado en elegir a los enemigos porque con el tiempo uno termina pareciéndose a ellos». El presidente del gobierno de España hace tiempo que eligió enemigo, y aunque logró profanar su cadáver sacándolo de su tumba, a Dios gracias no lo veremos –como sí le gustaría–, saludando a sus huestes desde la plaza de Oriente. A lo que sí estamos asistiendo es a esas muestras de vítores hacia su figura como amado líder. La última en mostrar un servilismo enfermizo ha sido la portavoz nacional del PSOE, Esther Peña, que, para justificar los beneficios fiscales hacia Cataluña concedidos por su adalid como moneda de cambio por los favores recibidos y que le permiten seguir pernoctando en el palacio de la Moncloa, vino a compararnos a los sorianos con los catalanes a cuenta del ya famoso `Concierto catalán’. Y es que estar anestesiado políticamente como decía antes, lleva al individuo (o a esta individua como diría la exministra Montero), a no solo perder el norte públicamente sino también la perspectiva de todo cuanto le rodea. Y el problema no es ya que los correligionarios del líder vomiten cada día una sandez ante los micrófonos para demostrar amor eterno y evitar la temida purga tan estrechamente unida a cualquier tipo de caudillismo. Lo preocupante es que parte del pueblo se crea tales barbaridades y no vea lo que está ocurriendo. En Soria llevamos años sufriendo una galopante despoblación que lo invade todo y que nos está perjudicando seriamente. Y en lugar de aplicar al cien por cien las ayudas perfiladas para los empresarios de estos páramos castellanos a causa de la baja población que aquí sufrimos, el gobierno nos viene a comparar con los dirigentes catalanes que lo que quieren es la llave de la caja para precisamente hacer más pobres y desiguales aún a territorios como el nuestro. Durante años, los separatistas catalanes acuñaron eso de «Catalonia is not Spain». Pero la realidad es que «Soria is not Catalonia». Decía el otro día el secretario general de los socialistas sorianos y a la sazón diputado por Soria del reino de España, que se había malinterpretado a la portavoz socialista en sus delirantes palabras. Y es que entre unos y otros nos quieren tratar como a verdaderos borregos e inocularnos también vía venosa la anestesia a la que hacía antes referencia para tener al populacho bajo control. El que se deje que después no se queje. Y con este fino pareado, doy el artículo por acabado.