Crítica musical
Nuevos horizontes musicales: el Otoño de los jóvenes
El pasado domingo era el día marcado para la participación de una de las agrupaciones habituales en el Festival, la Joven Orquesta Sinfónica de Soria (JOSS), que se encargaba de demostrar el trabajo realizado durante los días de preparación de este concierto. Entre la importante labor que cumple esta institución en la capital soriana, hemos de recalcar la función pedagógica y formativa que lleva a cabo con la joven cantera de músicos sorianos, brindándoles la oportunidad de tocar en grupo, aproximarse a grandes repertorios, o realizar una escucha consciente junto a los propios compañeros, además de reportar otros beneficios musicales y de carácter social. Pero, sin duda, la mayor relevancia de estos proyectos radica en que se trata de un campo de pruebas, para que, como jóvenes, conozcan y sean capaces de solventar y asimilar parte de las situaciones, tanto positivas como negativas, que se les puedan presentar a lo largo de sus carreras profesionales.
En esta ocasión, se contó con la dirección de Juan Bautista Pérez y el programa estuvo compuesto por A Somerset Rhapsody, op. 21, del compositor Gustav Holst, el Concierto para trompa nº. 3 en Mi bemol Mayor, K 447, de Wolfgang Amadeus Mozart, con el soriano Luis Fernando Núñez Lafuente, como solista, y la Sinfonía nº. 9 en Mi menor, op. 95, “Del nuevo mundo”, de Antonín Dvořák. En la interpretación de la primera pieza se produjeron algunas imprecisiones, sobre todo en las secciones de matices de mayor intensidad, compensados, precisamente, por los de mayor calidez y paz, como el colchón que los violines le facilitaron al corno inglés solista al comienzo de la obra, o al final de ésta, con el delicado solo de clarinete, con un bello timbre, hasta su total desaparición.
En lo que respecta al Concierto de Mozart, la intervención del solista no defraudó, efectuando una exquisita interpretación, tanto en lo que atañe a la técnica como al estilo y a la expresión, que el público refrendó con una gran salva de aplausos y que obligó a saludar a este solista en varias ocasiones. Tras dirigir unas emocionadas y agradecidas palabras a los asistentes, Luis Fernando Núñez interpretó un bis junto a la sección de trompas de la Orquesta, una Llamada a la caza para fanfarria de trompas, de Gioachino Rossini.
Tras el descanso, llegó el plato fuerte, la Sinfonía ‘Del nuevo mundo’, una obra que ya fuera interpretada por esta Joven Orquesta en sus inicios, hace veinte años, y que, en esta ocasión, el trabajo de Juanba Pérez con estos jóvenes rozó cotas a nivel profesional en algunos momentos. No obstante, esto no se vio reflejado en el segundo movimiento, así como en el mantenimiento de algunos tempi, apresurados en demasía en algunas secciones, principalmente, cuerda y viento metal, y matices, con una intensidad mayor a la indicada en la partitura, no así en el viento madera, destacando la sección de clarinetes, al igual que no podemos dejar de hacer especial mención a los solistas de cada una de las familias orquestales, todos ellos acertados y precisos.
"El trabajo de Juanba Pérez con estos jóvenes rozó cotas a nivel profesional en algunos momentos"
Tras los aplausos recibidos al finalizar la interpretación de la Sinfonía, y volver a saludar en varias ocasiones, Juanba Pérez se dirigió al público para corresponder su presencia y, posteriormente, ofreció un bis, la Danza Eslava nº. 8, op. 46, en Sol menor, también de Antonín Dvořák, que arrancó los calurosos aplausos de los asistentes. Así acababa una apacible mañana de domingo en el exterior, que, en el interior de la sala ‘Odón Alonso’ del Palacio de la Audiencia, daba cobijo a estos jóvenes músicos, a los cuales, en muchos casos, les auguramos un futuro muy prometedor, si bien es cierto que se echa de menos más presencia de jóvenes sorianos, rozando únicamente la veintena de la plantilla total de la orquesta.