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Editorial

Órdago a León y Burgos para que implanten Medicina en sus campus

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Lo de las facultades de Medicina de León y Burgos es casi tan viejo como la inacabada Autovía del Duero, esa que vertebra la comunidad y que es esencial para su desarrollo a decir por todos los partidos, pero que la siguen manteniendo en un limbo de ejecución interminable. Hasta ahora cada vez que surgía el debates de los estudios de Medicina en León y Burgos al PP, que siempre ha gobernado la autonomía, le picaba la camisa. El PP en un ejercicio de pura sinceridad ha decidido acabar con esta quimera aceptando el órdago. Mañueco ha ordenado dar una patada para adelante a la pelota y aceptar el debate interminable de los que sólo saben quejarse de lo que carecen, pero no trabajar en lo que tienen. Es el caso del insigne ex rector de León, el veterinario riojano Juan Francisco García Marín, que estuvo siete años en el cargo bien obediente para no incomodar a la Junta, y en el octavo año y último de su mandato se acordó de que en el campus le faltaba el Grado de Medicina en un ejercicio de hipocresía populista digno de la mismísima Eva Perón.

¿Son legítimas las aspiraciones de las universidades de León y Burgos a tener los estudios?Lo son, pero no se lo van a dar hecho. Algo tendrán que trabajar, además de estar todo el día lamentándose y sumando los lloros de los actores políticos que no tienen, ni quieren, ni tendrán jamás responsabilidades de gobierno. Hagan un proyecto y digan cómo van a gestionar y nutrir, no de alumnos, pero sí de docentes que doten de calidad a los estudios, como lo hacen las de Salamanca y Valladolid. Porque esto de quejarse y esperar el maná de la Junta, que somos todos los contribuyentes, les desautoriza bastante en sus aspiraciones.

Los decanos de Valladolid y Salamanca han advertido que se encontrarán con un problema de profesorado. Pero claro, ellos son parte interesada. Ya sabemos todos los intereses particulares que mueven facultades del rango, peso y prestigio como son las de Medicina. Además de influencia. La Universidad de León y la de Burgos tienen ahora la oportunidad de poner sobre la mesa un proyecto y un plan riguroso, pero también viable y rentable en muchos aspectos. No un sumidero de gasto sin saber cuál es el camino, porque los rectores no van a estar para responder de los resultados. El gobierno de la Junta les ha aceptado el órdago. Vamos a ver si están dispuestos los dos rectores a enseñar su jugada o se dan mus. Esto de hacer política desde instituciones sin competencia para ello tiene que dejar de salir gratis. Porque resta mucho esfuerzo y dedicación de los poderes públicos, que se deben a lo público, no a tanto ego como anida en los claustros.