El desafío de Tudanca o la insensatez que ha hecho añicos al PSOECyL
La decisión de Luis Tudanca de hacer implosionar el partido consigo dentro es inaudita e incomprensible. Seguramente sus razones tendrá. Pero no las conocemos. Porque, muy en su línea, ha desaparecido sin dar explicaciones, hasta el comunicado a última hora tras la resolución de Ferraz tumbando las primarias exprés. Es algo más que una osadía orquestar una maniobra para montar unas primarias a toda velocidad saltándose la normativa y el reglamento estatutario del PSOE. Eso es lo que advirtieron en el comité dos integrantes de la ejecutiva federal, la burgalesa y amiga de Tudanca, por tanto poco sospechosa, Esther Peña, y el vallisoletano Javier Izquierdo. Pese a todo siguió adelante con el órdago a Ferraz, a Moncloa y, lo que es más peligroso para él, al mismísimo Pedro Sánchez. El órgano competente de la dirección federal es quien decide si la convocatoria urdida para intentar no tener competencia en las primarias y así decidir seguir en el cargo tras diez años cosechando fracasos es legal, legítima y acorde a los estatutos. Como ha dicho que no lo es, Tudanca queda en una situación todavía más delicada de la que él mismo se ha puesto. Se ha colocado en el abismo, con una desautorización de los acuerdos del comité, que se votaron a la búlgara, sin garantías y sin actas conocidas, estilo la democracia de Maduro, es su caída definitiva. Si lo asume, como parece que hace, tiene que asumir las consecuencias. Y alguien que presume de ser políticamente consecuente y coherente sabe qué tiene que hacer si es que está a al altura de la honestidad que predica. Si acabara por no asumirlo, el camino es el mismo, porque supone que la dirección nacional de su partido ha maniobrado contra él saltándose el propio credo del PSOE.
En cualquier caso, la actuación, oscura y a espaldas de sus propios compañeros, para tratar de hacer trampas con unas primarias a su favor, le deja herido de muerte política. Ha sido tal la fuerza del desafío y el intento de golpe de estado a la democracia orgánica, que le ha dejado debilitado y sin fuerzas. Y además, con la merma en la filas, de algunos que podían ser sus aliados, pero ahora no dudarán huir del lado de alguien capaz de estas maniobras tan burdas en el marco de la fiesta de la democracia interna de los socialistas de Castilla y León.
Además, en el caso de que el órdago le hubiera salido bien, habría quedado al frente de un partido hecho añicos por él mismo. Un partido que él ayudó a soldar, pacificar y cohesionar hace diez años cuando llegó, pero que hoy lo ha colocado al borde de la catarsis. El propio Tudanca ha ofrecido los argumentos irrebatibles para imposibilitar su continuidad al frente de un partido necesario. El PP de Mañueco se frota las manos mientras sonríe.