Apoltronados
Vaya, vaya. Pues resulta que, pese a los augurios de muchos, va Mañueco y presenta los presupuestos. Y, además, lo hace sin tener necesidad porque con prorrogar los actuales iba más que servido para aguantar la legislatura. Como que fuera la primera vez que se prorrogan, ni será la última, al tiempo. Pero, visto lo visto, oído lo oído y leído lo leído, tampoco deben ser muy malas estas cuentas de Mañueco.
A saber, la oposición en pleno, más allá del manido ‘fake’ que ahora se utiliza para todo, los califica de «electoralistas» y un acto de propaganda de Mañueco. Y ya. Bueno, los de la derecha extrema, ya se sabe, a lo suyo, a la inmigración, a los sindicatos y a la izquierda. Pero, oye, de mirar las cuentas, de ver si son buenas o malas para los castellanos y leoneses, que no para ellos, ni una palabra. ¿Será porque no son tan malos? Seguro que tampoco son tan buenos.
Y es que un presupuesto es eso, presuponer una serie de cosas que presupones que las vas a hacer. Será por eso que no me creo ni uno sólo de los presupuestos. La prueba del algodón la pasan al final, en lo que ejecutan o no. Y esa no la pasan ninguno.
Aunque si de ejecutar se trata, Mañueco acaba de ejecutar una jugada maestra que pone en jaque a toda la oposición, que habla de electoralismo y que más parecen ser ellos quienes están en campaña que el propio Mañueco, que está fumándose un puro desde que el jefe máximo de la derecha extrema decidía hacer saltar por los aires el pacto y viendo ahora como el ínclito Luis y de apellido Tudanca decide abrir una crisis de las que hacía mucho que no se recordaban en el PSOE de Castilla y León. Y mira que las ha tenido gordas, como aquella que el ínclito aplaudió y de la que se beneficiaba para sentarse en la poltrona que ahora no quiere soltar. ¿Dónde va a vivir mejor que aquí, trabajando un cuarto de hora cada quince días a razón de 103.000 euros al año del ala?
Porque de esto va el lío este de las primarias exprés, por no decir a la carta, montadas por el ínclito y sus súbditos, de poltronas y de mantener los 103.000 de ala. No va de nada más. No va de principios, ni de ideas, ni mucho menos de lo que le interesa a Castilla y León y a los castellanos y leoneses. Esto va de uno que un día descubría que había un mausoleo asentado en la avenida Salamanca de Valladolid en el que te pagan por no hacer nada, incluso hasta por no ir a realizar el trabajo por los que recibes 103.000 euros al año.
Y, mientras, el ínclito se dedica a ir dando lecciones a diestro y siniestro como el más digno y fiel a sus principios. Lo que no dice que esos principios pasan seguir estando en la poltrona. No se engañen, de esto va todo, de poltranas y apoltronados.