Heraldo-Diario de Soria

Carlos de la Casa

Emprendedor termestino: Manolo de Pablo

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En los últimos tiempos es una constante encontrarnos con el término "emprendedor". Políticos, empresarios, periodistas, etc., cada tres palabras que pronuncian una es, emprendedor. 

Es una realidad que España, Castilla y León y, evidentemente, Soria necesitan emprendedores.

El siglo XXI es de los emprendedores y dadas las características de nuestro territorio estamos ofreciendo grandes oportunidades para ellos. A nadie sorprende ver como hay personas que vuelven a sus orígenes para desarrolla su futuro profesional fuera de las grandes ciudades y muchos foráneos buscan pueblos donde dar un cambio radical a su vida personal fuera de las urbes,

Pero, ¿qué es un emprendedor?

Es una persona que desarrolla su proyecto al detectar una oportunidad de negocio y asume los riesgos que conlleva.

Dicen los economistas que: "con el objetivo de obtener beneficios". No lo discutiremos. Aunque hoy día muchos, repetimos muchos, tienen por objetivo buscar la felicidad y la tranquilidad mediante un "modus vivendi" y si este está en el mundo rural mucho mejor.

Independencia, iniciativa, innovación, pasión y persistencia son elementos esenciales para alcanzar un mínimo de éxito y poder desarrollar un proyecto.

Y si todo ello impone un riesgo; mayor es cuando el emprendimiento se quiere desarrollar en el medio rural. Hoy día diversos jóvenes han visto esta posibilidad y buscan una alternativa, como ya hemos indicado, a las grandes ciudades.

Se ha dicho que: "El emprendimiento rural conlleva crear y desarrollar una actividad empresarial en una zona rural, ya sea a través de la agricultura, la ganadería, el turismo rural o cualquier otra actividad".

Y estamos escribiendo esto a fines del primer cuarto del siglo XXI, pero viajemos en el tiempo y ubiquémonos en el año 1975, en una pequeña localidad de nuestra provincia, Montejo de Tiermes, concretamente en el yacimiento arqueológico.

En aquel año, se iniciaron las excavaciones arqueológicas en el conjunto arqueológico, entre otros puntos en el en torno de la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes. Allí llegaron algunos obreros, como el siempre recordado Eutiquio, el herrero de Atauta, y un joven "chaval" de apenas 15 años que, en sus vacaciones escolares se vino con nosotros a excavar.

Este adolescente, Manuel de Pablo, Manolo, a partir de aquel lejano verano, inició un cambio sustancial, al menos nosotros así lo vemos. Trabajó duro todo el tiempo, y estábamos en plenas fiestas del pueblo, y finalizada la campaña arqueológica tomó la decisión de no volver a los estudios, y quedose en el pueblo, su pueblo, haciendo unos trabajos aquí, otros allá. Había tomado una decisión y su objetivo era desarrollar su futuro en allí.

Un par de años después construyó un pequeño hábitat para hacer más agradable la estancia de los arqueólogos y los estudiantes que allí trabajábamos y hacer posible que los visitantes pudiesen tomar un refresco con algunos productos de la tierra: chorizo, torreznos, huevos y poco más. Se había puesto en marcha: "El chiringuito del Manolo".

Pero llegaba el invierno y con él la dureza de la inclemencia y la soledad, pero eso no desanimó al joven termestino e inició su autoformación. Estancias en Madrid y en Barcelona, aprendiendo hostelería a base de trabajo y así durante varios años, con el periodo de excavaciones en "El chiringuito".

Estábamos ante uno de los primeros emprendedores del turismo rural en nuestra provincia. Amplió y amplió poco a poco su local y hoy podemos disfrutar de un espléndido hotel-restaurante.

Un espacio basado en la construcción de la zona, recordando su estructura a algunos de los de la vieja Roma. Y poniendo a disposición de los ciudadanos la oportunidad de tener en medio del campo, a los pies de un magnífico yacimiento arqueológico, un hotel y una gastronomía que no tiene nada que envidiar a los de las grandes capitales.

Pero el "Gran Manolo" pensó en los tiempos fuera del estío y empezó a organizar actividades que fuesen atractivas y atrajesen a los turistas al margen del verano: jornadas de matanza, de setas, actividades complementarias como "los plenilunios" y otros.

Aquel joven quinceañero se convirtió en un empresario, que hoy, junto a su mujer, María, ha logrado vivir en donde siempre quiso. Trabajar en lo que le gustaba, dar empleo, en algunos momentos a un número importante de personas, y hacer más agradable la estancia a los que nos acercamos a ver el yacimiento celtíbero-romano-medieval más importante de la provincia.

Su compromiso con su tierra y con sus vecinos le llevaron a comprometerse aún más y ahí están sus etapas de concejal y alcalde de Montejo de Tiermes.

Manuel de Pablo, es un hombre con proyectos, con iniciativas, buscando constantemente innovaciones -junto al hotel, hoy día, tenemos una casa rural-, con una gran pasión por la tierra que le vio nacer. En definitiva, un trabajador silencioso, con una persistencia y una apuesta importante.

Hoy, insistimos, cuando se habla constantemente de buscar emprendedores para el mundo rural en Tiermes, en Manolo, tenemos el espejo ideal. Gracias y felicidades Manolo.

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