La obligación política de no hurtar el necesario debate de los presupuestos
No hay argumentos políticos ni de ninguna otra índole para no aprobar el techo de gasto, que es la antesala del debate presupuestario. Rechazar esa medida es la demostración de la política de confrontación improductiva. Por eso la madurez dicta que el PSOE, principal partido de la oposición en las Cortes de Castilla y León, favorezca la aprobación del techo de gasto, aunque sea con su abstención, que no le compromete a nada más que a abrir un diálogo sobre las cuentas elaboradas por el gobierno en solitario de Alfonso Fernández Mañueco, aunque con la participación previa de VOX cuando era coalición. A partir del debate y del diálogo se pueden establecer los análisis, los criterios y los posicionamientos ideológicos. Por eso al PSOE no le queda más remedio.
Insólita, a la vez que lógica, es la posición de VOX, atrapado en su propia contradicción. Insólito que no se abra a dialogar, discutir y discrepar con quien hasta hace tres meses ha sido su compañero de ejecutivo. Y con quien confeccionó esos presupuestos desde las consejerías que gobernaban, que no eran pocas: Cultura y Turismo, Agricultura y Empleo e Industria. Lógica porque no van a dar su apoyo, como ya avanzó hace meses este periódico, a las cuentas de su ex socio después de haber abandonado la coalición. Sería el colmo de lo absurdo de la política. Dejar el gobierno, pero sí aprobar las cuentas para que el PP de Mañueco puede gobernar a sus anchas. Todo perfectamente calibrado, tal y como ya avanzó este periódico. Deberían ahorrarse el exceso de teatralización porque sólo juega en contra de su credibilidad. Esforzarse en exceso en explicar lo inexplicable sólo ahuyenta al electorado.
Mañueco sabía que jugaba con esas bazas. Pero ha hecho lo que tenía que hacer. Elaborar unas cuentas y presentarlas. De la errática estrategia de 2021 para romper con Ciudadanos antes de que estos se aliaran con el PSOE para desbancar al PP con una moción de censura, el PP ha salido con experiencia. Lejos de los anhelos de Tudanca y su corte de que Mañueco está construyendo un relato de adelanto electoral, que es la única aspiración que tiene el todavía líder socialista para sobrevivir en un cargo en que lleva una década acumulando derrotas. Pero por mucho que lo repitan todos los días no se va a cumplir el sueño.
Y no les queda otro remedio, por madurez y seriedad, que permitir la aprobación del techo de gasto, para no ser víctimas de las acusaciones que el PSOE vierte contra el PP de Feijóo a nivel nacional por obstaculizar lo mismo. Y eso no interrumpe el debate presupuestario del que ya se puede certificar que no saldrán unas cuentas para 2025. Mañueco seguirá adelante con la prórroga.