EDITORIAL
El techo de gasto, un trámite que abre el necesario debate presupuestario
El techo de gasto, el que es la antesala de los presupuestos, llega a sede parlamentaria. Las Cortes de Castilla y León sigue siendo, cada vez con más ahínco, ese lugar en el que discuten 81 señores y señoras, que nos cuestan al año en global 25 millones de euros a los castellanos y leoneses, incluyendo continente y contenido, para no concluir nada de lo que de verdad importa a los ciudadanos.
Los principales grupos de la oposición están ante una oportunidad, otra más, de demostrar, si no altura intelectual, de la cual parecen carecer, al menos cierta madurez y sensatez. Están ante la oportunidad de dialogar desde la política de lo real y lo posible para encontrar un entendimiento. Claro que eso no pasa por convertir las Cortes en un mercadillo como pretende el PSOE de Tudanca, subastando su apoyo al techo de gasto con el pretexto de que el PP tenga el comportamiento al que ellos aspiran en otras instituciones como los consistorios de Palencia o León. Lo del Congreso ya supera cualquier posibilidad de creer veraz y sincera la oferta de Tudanca.
Aprobar el techo de gasto es la puerta para abrir el debate presupuestario, ese del que rehúye VOX porque cuanto más se ahonde en la cuestión más se verán sus costuras de inconsistencia e incoherencia. VOX participó activamente en la confección de los presupuestos y nada dijo en contra hasta que abandonaron el gobierno por voluntad propia. Por eso el debate presupuestario se les puede atragantar.
El PP es quien ha confeccionado el presupuesto. Es a quien le corresponde, siendo el partido del gobierno. Pero hay instrumentos parlamentarios y políticos para buscar acuerdos en elementos que sean beneficiosos para Castilla y León. Y ahí es donde un PP sin mayoría suficiente debe hacer de esa debilidad virtud para atender demandas. La negociación y el encuentro, cuando tiene intenciones reales y veraces, consiste en la cesión. Tanto de unos como de otros. Cuando se inicia una negociación política con imposiciones nadie tiene dudas de que lo que se pretende es la confrontación, no el consenso.
Un ejemplo, sobran ocurrencias como esa de Soria Ya, de que Medicina se imparta tres cursos en Valladolid y tres en Soria, como si fuera el mundial de clubs con varias sedes. Igual hay que pensar en los estudiantes, que bastantes dificultades tendrán de toda índole, como para andar llevándolos de la Ceca a la Meca. Es importante desvestir de ese tipo de idioteces las exigencias presupuestarias si de verdad pretenden que se les tome en serio.