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«El mundo del arte está perdido.

Desaparecen las galerías, la gente

no compra y si lo hacen es de «extranjis»

porque la ley de mecenazgo es deficiente»

Fernando Fernán-Gómez

Dice Antonio Delgado, mi buen amigo y polifacético hombre de cultura, en su última novela: «Onírico asesinato en Las Tainas de Tinín», que la CULTURA en la Ciudad de Soria se escribe con mayúsculas y ¡qué razón lleva!.

Una prueba de ello son las diferentes exposiciones que podemos ver de forma casi continua a lo largo del año: Museo Numantino, Archivo Histórico Provincial, Biblioteca Pública, Palacio de la Audiencia, Espacio Alameda, Centro Gaya Nuño, etc.

Precisamente, en el Centro Gaya Nuño, gracias a FUNDOS, podemos ver y disfrutar de la muestra ‘El Paso y la Crítica’. Un centenar de obras, fundamentalmente, de la colección de Fernando Fernán-Gómez, nos permiten trasladarnos a fines de los años cincuenta del pasado siglo XX y asistir a un momento clave del arte abstracto.

Ese arte ha tenido y tiene diferentes definiciones, quedémonos con la de Chilvers: «Una forma de expresión de sentimientos artísticos que prescinde de toda figuración, y propone una nueva realidad distinta a la natural».

Eso fue, seguramente, lo que llevó, en 1957, a un grupo de pintores: Antonio Saura, Manuel Millares, Rafael Canogar, Manuel Rivera, Antonio Suárez, Luis Feito, Juana Francés; al escultor, Pablo Serrano y a los críticos José Ayllón y Manuel Conde a unirse y formar un colectivo al que, un año después, se unirían Martín Chirino y Manuel Viola.

Precisamente en una de esas primeras exposiciones, con apenas diez años, Fernando Fernán-Gómez, acompañado de su padre, abrió sus ojos a lo que en un futuro sería una de sus grandes colecciones. Colección iniciada con obras de Canogar.

Estos maestros del arte, en 1959, firmaron el manifiesto ‘El Paso’, donde expusieron su deseo de vigorizar el arte español contemporáneo, de organizar exposiciones, de realizar publicaciones, etc. Y a partir de ahí vemos como el «Arte Abstracto» penetró por la puerta grande en España y creó un nuevo estado del espíritu dentro del panorama artístico español.

Ese panorama artístico, estará siempre en deuda con Fernando Zobel, el coleccionista que fue capaz de crear uno de los centros artístico más señeros de nuestra «Piel de toro», el Museo de Arte Abstracto Español, en Cuenca. Y como muy bien ha dicho María Dolores Jiménez-Blanco al hablar de aquella puesta en marcha, era una colección que encarnaba probablemente el ideal de todo aquello que en 1957 rondaba como inexistente ‘el Manifiesto de El Paso’.

Pues bien, ahora en Soria, con referencias especiales a Juan Antonio Gaya Nuño, maestro en la crítica artística, y a Juana Francés, en su centenario, podemos disfrutar de la pintura, escultura y otros recuerdos de una serie de artistas que fueron capaces de dar un paso importante en unos momentos complicados.

Una oportunidad única, magníficamente presentada por el crítico de arte Luis Feás, para ver las obras de aquellos creadores, que, tras un bagaje personal, fueron capaces de unirse e irrumpir con una vanguardia nueva y libre en el arte español, un ámbito que llevaba dos décadas de silencio creativo, con una misma visión sobre la función del arte.

Pese a tener todo el colectivo una trayectoria previa, como ya hemos indicado, y provenientes de corrientes artísticas claramente diferenciadas, se unieron, como han dicho los expertos, bajo la tendencia del informalismo y fueron capaces de formar un grupo donde se leían los mismos libros y se veían las mismas exposiciones. Logrando mantenerse al margen de influencias exteriores y permaneciendo dentro de una tradición propia. Eran los herederos de la denominada ‘España negra’.

Y eso se logró al mantener la materia como elemento definitorio y primordial de ese espíritu informalista del que hicieron gala. Lo podemos visualizar en las dos plantas del Centro Cultural Gaya Nuño, donde se aprecian pinceladas violentas y empastadas; se ve el empleo de la aspillera, la tela metálica, la arena y un claro y largo etcétera definitorio de un bloque artístico donde siempre, pese a su escasa duración, mostraron una actitud ética, moral y social, logrando, en unos momentos confusos culturalmente, convertirse en «un perfecto embajador de la cultura española».

La colección de Fernando Fernán-Gómez y los Fondos de la Colección Fundos han agrupado una serie de piezas, que están recorriendo los espacios artísticos de diferentes puntos de Castilla y León, adaptadas a cada uno de los ámbitos donde se exponen y ello con una selección, una exposición y un acoplamiento perfectos gracias al mencionado Luis Feás Costillas.

A nosotros solo nos queda recomendar la visita a esta magna exposición y felicitar a FUNDOS por el trabajo bien hecho y por el fichaje de Raúl Fernández, un gestor cultural que, al menos desde nuestro punto de vista, ha relanzado la actividad cultural de esta institución.

Y una recomendación al Sr. Ministro de Cultura, no pierda el tiempo criticando al mundo taurino y dedíquese a elaborar una Ley de Patrocinio y Mecenazgo en condiciones.