SORIANOS POR EL MUNDO
Una boda española, una vida alemana
Se ha convertido en una ama de casa alemana que sigue prefiriendo la comida española que nunca falta en su casa. Eso sí, los horarios son los que marca el país centroeuropeo «y al final te das cuenta que es mejor», explica esta burgense de 47 años que viaja en dos o tres ocasiones al año a España. Todas las veces que acudes a España tiene parada obligada en su pueblo, algunas veces coincide con las fiestas de agosto. Otra cita obligada es en verano para bañarse en las playas del mediterráneo, porque el sol claro y los soportales de la calle Mayor de su pueblo es lo que más echa de menos en su país de adopción.
«Aquí los días son muy grises y llueve el 90% de los 365 días del año, pero cuando hace calor es insoportable, para las dos cosas los soportales de El Burgo son muy buenos», explica Inmaculada.
Nunca pensó que su vida iba a cambiar tanto, pero se cruzó Jan Osenberg, un joven de Remscheid para realizar un trabajo de fin de carrera en la fábrica de Huf España. La empresa conoce bien esta localidad alemana porque recibe con asiduidad técnicos especialistas de esta zona.
Tras un año de pensarlo mucho dio el paso, se casó en El Burgo y se instaló con su marido en Alemania. «Al principio me dio miedo. Era otro país, otra lengua y otra gente, pero mereció la pena», puntualiza. Se apuntó a una academia para aprender el idioma que ya maneja con soltura. Sus conocimientos de alemán le sirvieron para ayudar a un grupo de viajeros en el aeropuerto que se quedaron en tierra al no poder volar por los problemas que ocasionó el volcán de Islandia.
La familia y la comida «es lo primero que echas de menos, pero luego te das cuenta que las distancias no son tan grandes». También han cambiado mucho las cosas en la comida, «cuando llegué apenas se encontraba jamón y productos de España que estaban restringidos por los problemas de la peste porcina, pero sobre todo lo que no encontraba era el pescado fresco que es tan habitual en España». Ahora resulta fácil encontrar en los supermercados lo más típico de España porque son habituales las promociones de los alimentos de otros países.
Aunque su domicilio familiar se encuentra en la población alemana de Remscheid, donde acude todos los fines de semana, de lunes a viernes reside en la ciudad de Schweinfurt, en la región de Bavaria, desde hace seis años, por motivos de trabajo de su marido. Cuando llega el fin de semana se desplaza cerca de 400 kilómetros para estar en su casa, pero no lo importa «porque si hay algo bueno que tiene este país son autopistas que son gratis y sin límite de velocidad».
Inmaculada explica que su vida ha cambiado mucho al tener que irse a vivir a Alemania pero «sobre todo al tener un marido motero» con el que se ha recorrido no sólo Alemania sino también casi toda Europa.
De su país de adopción se queda con los paisajes de los Alpes y el valle del río Mosel y toda la zona de viñedos. A efectos administrativos sigue empadronada en su pueblo natal, donde figura como uno de los residentes ausentes lo que le permite seguir participando en todos los procesos electorales.
Sigue de cerca la actualidad de España. Todos los días consulta cinco periódicos digitales, ve las noticias de Telemadrid e incluso escucha a Federico Jiménez Losantos, que también le trae buenos recuerdos cuando lo escuchaba en la emisora local de la Cadena Cope de su pueblo, donde conserva buenos amigos.
Ahora está rodeada de los amigos de su marido y sus esposas, con los que comparte las tradicionales barbacoas alemanas en sus domicilios «porque no se sale de bares como en España».
Está al tanto de la situación de crisis por la que atraviesa el país y como ha afectado a El Burgo con los despidos de Fico Cables. «La situación española se ve aquí negra, negra y se compara mucho con Grecia, en Alemania las cosas no están así, hay trabajo y se respira la estabilidad».
No se atreve a aventurar si volverá a España, «pero aquí estaré para una temporada larga porque mi marido es muy alemán, quizá en la jubilación», manifiesta Inmaculada Crespo, quien nota la distancia cuando «tienes algún familiar enfermo, entonces te das cuenta que quizá no estás tan cerca como piensas».