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San Saturio

Los sacerdotes de San Saturio impondrán normas para garantizar la limpieza

Publicado por
Isabel Rodríguez
Soria

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Los sacerdotes de San Saturio exigirán un compromiso por escrito de los novios que se casen en la ermita para garantizar la limpieza de los accesos y evitar que se repitan imágenes tan lamentables como la de este fin de semana. El estado en el que se encontraba ayer el acceso a la ermita, en la zona de las escaleras, fue calificado por Jesús Muñoz, sacerdote de San Saturio y de la Concatedral de San Pedro, como «una auténtica vergüenza, un muladar, peor que después de un botellón. Es una cuestión de civismo y de respeto». No le falta razón, porque ayer el comentario entre los turistas y asistentes a la misa de once era generalizado, «vergonzoso». Botellas, cristales rotos y metros de papel higiénico se mezclaban con los granos de arroz, pétalos de rosa y confeti en la entrada de la ermita.

 

 

 

Ahora, en principio, no se pedirá una fianza, pero sí se exigirán responsabilidades para que la zona quede en las mismas condiciones de limpieza que la encontraron.

«Lo de este fin de semana ha sido exagerado», subrayó Arribas. «Tuvimos que cerrar el acceso con una cinta para evitar que los coches llegaran hasta la puerta por los cristales rotos que había».

El Ayuntamiento, según añadió Arribas, conoce la situación. «He mandado más de 15 escritos». Hasta la ermita se acercó la Policía Local ayer para tomar imágenes y trasladar un parte al Ayuntamiento. En principio, la encargada de limpiar la zona es la empresa concesionaria, UrbaSoria, sin embargo ello no resta para que se respeten unas normas.

 

En la jornada del sábado se celebraron dos bodas y las previsiones son que a lo largo del verano todos los fines de semana haya ceremonias. Para evitar que esta situación se vuelva a repetir, los sacerdotes aseguran que no tendrán más remedio que imponer normas. No sería la primera vez Tal y como recordó Alberto Arribas, el santero de la ermita y representante de UGT en el Ayuntamiento, «hace años a los que se iban a casar en la ermita se les pedía una fianza. Si no se respetaba la zona y se dejaba sucia, se llamaba a una empresa. Si no había ningún problema, se devolvía la fianza».