Beatriz Raso / Soria
El comercio internacional aterriza en Soria
La situación del comercio en Soria va poco a poco transformándose. Al progresivo crecimiento del número de inmigrantes de la ciudad va unido el incremento de establecimientos en los que se reflejan sus costumbres y tradiciones. La gastronomía, parte esencial de la cultura de cada país, viene importada con la llegada de los extranjeros. Por ello, cada día se encuentran más tiendas dedicadas a la alimentación de otros países. No obstante, su camino es largo. Para la mayoría lanzar el negocio y conseguir que sea suficientemente rentable no es tarea fácil, menos aún en tiempos de crisis. Su clientela se basa principalmente en gente que se encuentra en su misma realidad, inmigrantes que llegados a España echan de menos algunos de los productos más típicos de su tierra. Además, se suma algún soriano valiente que se atreve a degustar nuevos sabores y acercarse a otras culturas.
Un ejemplo de este panorama es la tienda Alimentación Balcánica. Ubicada en la calle Cortes de Soria, vende algunos productos típicos de Bulgaria, de donde procede su dueño. Tsvetko Dimitrov vino buscando mejorar su situación profesional y ya lleva ocho años en España. Desde el día 1 de abril regenta esta pequeña tienda en la que se pueden encontrar algunos de los alimentos más populares entre los búlgaros. Uno de ellos es el queso blanco ‘sirene’ elaborado de leche de vaca o el ‘kozunak’, un tipo de pan dulce que toman sobre todo en Semana Santa. Destaca también la ‘boza’, una bebida que se elabora a base de trigo fermentado y azúcar que a menudo toman para desayunar «como si fuera un zumo», según explicó Valentin Marinov, también de origen búlgaro y cliente habitual de este comercio. Otra bebida que ofrece la tienda es la denominada ‘Rakia’, un licor similar al brandy, que se obtiene por destilación de frutas fermentadas. Pero no solo encontramos productos de la zona balcánica. Dimitrov reserva algunos de sus estanterías a productos nacionales. La leche Pascual es un ejemplo de ello.
En cuanto a la clientela, Dimitrov reconoce que la mayoría de la gente que acude es de origen búlgaro, rumano, ucraniano o ruso. No obstante, «algún soriano ha probado el queso ‘Sirene’ y les ha gustado y han repetido», muestra de que el soriano va acostumbrando el paladar a nuevos sabores. El fin de semana es el momento de más trabajo para este comerciante que asegura que «es cuando la gente viene más a comprar porque no tienen que trabajar». Por ello Alimentación Balcánica se mantiene abierta durante toda la semana, excepto los domingos por la tarde.
Solo unos metros más abajo, en la misma calle, se sitúa otra tienda de productos extranjeros. Mamadou Susoho, procedente de Gambia, ofrece una amplia variedad de origen en sus productos. En este pequeño local se puede encontrar desde aceite de palmera, originario de Guinea Bissau y Guinea y Guinea-Conakry, a plátanos de Ecuador, arroz de Tailandia o crema de cacahuete de Senegal. La harina de maíz es otro de los productos más vendidos. Pero aquí, además de artículos de alimentación, incluso se venden productos de cosmética como cremas originarias de Senegal.
Susoho, lleva 10 años en España. Como casi todos, llegó en busca de mejores oportunidades laborales. El establecimiento que ahora posee está recién inaugurado pues antes ubicaba su tienda en la calle Navas de Tolosa. Tan solo hace cuatro días, tras vender la antigua a un boliviano, decidió trasladarse a ésta. Él mismo se encarga de todo el trabajo de la tienda. Únicamente su mujer, con otro trabajo adicional, «le echa una mano cuando puede» según dijo. Además, la coyuntura económica general no ayuda mucho. El propietario afirma que las ventas se han reducido considerablemente a raíz de la crisis y como consecuencia de las altas tasas de paro. «Ahora mismo hay muchos inmigrantes en paro y ellos son la mayor parte de mis clientes». Calcula una diferencia del 50% respecto a otras temporadas. Por ello, no tiene más remedio que abrir de lunes a domingo. En su caso, no hay descanso.
La Carnicería Bilal, en la Calle Valonsadero, ofrece una amplia variedad de productos árabes. Según explicó el propietario Mounir Chakir, nativo de Casablanca, Marruecos, el de mayor éxito es la carne. La hay de de pollo, de vaca, de cordero. De todas las clases excepto de cerdo. Obviamente, su religión es el islam, y por ello toda la carne de la tienda es obtenida a través del rito musulmán. Además venden otras variedades de alimentos tales como dátiles de Túnez, caldo de cabra y leches árabes fermentadas. Un cliente y amigo del dueño, Mustafa Hadj-Chaib, explicó que también se puede comprar ‘tallín’ que puede ser de carne, pollo o pescado siendo un plato típico de la gastronomía árabe, o ingredientes para cocinar. Uno de ellos es el ‘ras el hanout’, mezcla de colorante y pimentón dulce que sirve para dar buen sabor. En el establecimiento también incluyen otros artículos propios de esta cultura como alfombras para rezar, teteras y vasos árabes. Asimismo, hay ambientadores de India y Pakistán.
La inmensa mayoría de los productos que tienen son procedentes de Marruecos y Argelia. Pero también reciben suministros de una fábrica de comida árabe ubicada en Alicante. La Carnicería Bilal lleva abierta siete años pero Chakir la lleva desde los dos últimos. Él llegó a España con contrato de trabajo y desde entonces dice que «el negocio va más o menos. La crisis sí está afectando». Entre sus más fieles clientes están marroquíes, argelinos y ecuatorianos.
>ADAPTACIÓN A LOS NUEVOS CAMBIOS
La mayor parte de los establecimientos sorianos también se apunta a las nuevas necesidades y en vista del creciente número de inmigrantes apuesta por ofrecer entre sus productos algunos procedentes de países extranjeros. Actualmente existen 81 establecimientos de alimentación en general en la capital. Es díficil determinar qué porcentaje de estas tiendas incluye comida típica de diferentes países. No obstante, es indudable que una estrategia útil para incrementar el número de ventas en estos difíciles tiempos de crisis es introducir en pequeñas cantidades algunos de los alimentos que forman parte de la dieta de la población inmigrante. También, se puede valorar como una forma de innovar aportando nuevos sabores que el soriano pueda descubrir.