Heraldo-Diario de Soria

SORIANOS POR EL MUNDO

Un espíritu inquieto en el centro de la UE

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J.Ramón Rodríguez / Soria
Soria

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En ocasiones cinco meses se convierten en nueve años o, quien sabe, si en más tiempo. Su inquietud por viajar y conocer otras tierras y culturas  explica su disponibilidad para abandonar el hogar y vivir fuera de España. Ana, una joven de Matute de Almazán, acumula ya experiencias en cinco países, de Europa y América.

Sólo su prolongada estancia en Luxemburgo, ciudad que acoge numerosas instituciones de la Unión Europea y país conocido por su potente industria del acero, se ajusta a la imprevisión, el resto siempre habían sido viajes buscados o argumentados en algún motivo. Sin embargo, en Luxemburgo, el destino tiene bastante que decir.

Llegó para cinco meses pero la estancia se está alargando hasta un tiempo, de momento, indefinido. «Estoy a gusto, el día que no lo esté me marcharé», aunque el timbre de la voz es suave, lo dice con la firmeza de quien sabe lo que quiere y dónde desea estar. Su inquietud personal unido a su interés por aprender idiomas le impulsaron desde joven a salir fuera de España. Primero fue varios veranos a Francia a mejorar la lengua del país vecino cuando estudiaba BUP, luego, ya en la Universidad, una beca Erasmus le llevó un año a la ciudad italiana de Florencia.

A estas experiencias se sumó la de Brasil, país donde esta joven soriana aterrizó mediante becas de la Agencia Española de Cooperación Internacional que posibilitaron su estancia en las Universidades Sao Luis de Maranhao y en Sto Angelo das Missoes.

Pero la experiencia laboral comenzó en Bruselas. Una beca del Gobierno de Aragón en Estudios Europeos le abrió las puertas, en el curso 1999/2000, a la ciudad en la que está una de las dos sedes del Parlamento Europeo. Al terminar una beca de un año, su destino estaba cerca pero lejos de España, Luxemburgo, ciudad a la que llegó en marzo de 2001 y donde actualmente trabaja en Eurostat, que es la Oficina de Estadística de la Unión Europea.

Pese a que su formación no tiene nada que ver con su trabajo actual, ya que es licenciada en Geografía e Historia, es una de las personas responsables de la información estadística de la Comisión Europea. Allí ahora vive uno de los momentos «más calmados» de su vida. «Me gusta para vivir, Luxemburgo tiene mucha calidad de vida, es una ciudad con 100.000 habitantes, relativamente pequeña que tiene muchos espacios verdes, tranquila, en la que la gente se conoce», señala Ana, quien destaca el aspecto cosmopolita de esta urbe en la que sólo el 35% de sus habitantes son luxemburgueses.

«Hay mucha gente de fuera, aquí viven 3.000 españoles, del país que más gente hay es Portugal, un 17%» relata Ana, que reconoce que a falta de la familia, los amigos ejercen de tal. «Aquí los domingos quedas a comer con tus amigos, que en Luxemburgo son como tu familia», señala con nostalgia esta soriana que habitualmente visita su pueblo cada trimestre. «Desde que salí para estudiar en la Universidad nunca he perdido el contacto con España y con mi pueblo», apunta, aunque a continuación señala que «ahora mismo, no sé si podría trabajar en España, y en Soria aún sería más difícil».

De momento, Ana confiesa estar «integrada» en Luxemburgo, ciudad en la que la crisis azota con mucho menos virulencia que en España. «Aquí hay un 6% de paro, hasta llegar al 20% de España...», significa esta joven a la que una de las cosas que más le gusta de su estancia en Luxemburgo es «trabajar con gente de otros países», y las políticas fiscales y sociales. La gran oferta cultural y a precios asequibles que es capaz de ofrecer esta ciudad ‘apagada’ en la que abundan los días nublados y lluviosos es otro de los atractivos que encuentra en Luxemburgo.

Hace unos días, Ana disfrutó de un ciclo de cine español de 15 días y es que esta ciudad, en la que el sistema financiero es el motor y en la que prácticamente toda la población trabaja en las finanzas o en la administración, suele ser con frecuencia el escenario de rodajes de numerosas películas.

Los estereotipos de los españoles

BOTA DE SAN JUÁN. El destino tiene estas cosas, que una bota de las fiestas de San Juán llegue a manos de una soriana en Luxemburgo en medio de una multitud de españoles que estaban viendo un partido de fútbol de la selección española. Fue en el pasado Mundial de Fútbol celebrado en Alemania en 2006 cuando el azar le llevó una bota sanjuanera mientras jugaba la Roja. Rápidamente, Ana identificó a su propietario como otro soriano en tierras luxemburguesas. Es una de las anécdotas vividas por esta joven en Luxemburgo, en donde como en otros muchos países piensan que todos los padres de los españoles son toreros y las madres bailarinas de flamenco. «Siempre identifican España con el sur y no piensan que exista una provincia como Soria donde hace frío», señala esta joven que en su caja de recuerdos tiene un sitio especial «la actuación de la Joven Orquesta de Soria en la Filarmónica de Luxemburgo porque fue tener por un momento un trocito de Soria aquí».

 

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