GASTRONOMÍA
De cómo un soriano inventó un rodillo de cocina para marcar masas
La Asociación de Inventores de Castilla y León lo expone en el Museo de la Ciencia
Pedro tiene 82 años, una «mente inquieta», mucho tiempo y «ánimo emprendedor». Son algunos de los ingredientes con los que este soriano residente en Madrid guisó su invento: «Un rodillo de cocina y marcado de masas/diccionario culinario». Él lo dice así, de corrido, «porque es un producto aunque en realidad sean dos inventos». Habría que añadir ‘y por ahora primer invento’, puesto que su afán inventor sigue en marcha.
El invento es una de las piezas expuestas en el Museo de la Ciencia de Valladolid, concretamente en el espacio que ocupa la Asociación de Inventores de Castilla y León, y encuentra su mayor utilidad en la cocina. Lo ideó hace unos cinco años.
Las funciones de este rodillo de cocina son el estirado, corte y marcado de masa, un utensilio «semiprofesional» formado por varias piezas roscadas y discos de corte intercalados. «Permite conseguir el largo del rodillo deseado para la realización de cortes a media en la masa», según se explica en la página web que comercializa el producto, clickcocina.com.
La dedicación profesional de Pedro, sin embargo, ha estado muy lejos de la cocina. Se jubiló a los 55 años de una empresa de siderurgia. Residente en Madrid desde los 22 años, este soriano estudió en los Escolapios y en los Franciscanos y «nunca» ha estado parado. «He trabajado mucho. Siempre lo he hecho porque era la única forma de llegar a algo», cuenta Pedro, que en parte debe a su esposa el haber ideado su invento. «A ella le gusta mucho la cocina. Es portuguesa y siempre ha comprado libros de cocina, así que estaba siempre ‘anda, búscame esta receta’. Por eso ideé el diccionario, para que fuera más cómodo buscar cualquier cosa».
En la obra hay 16.000 términos por orden alfabético y su consulta «ayuda a entender y comprender mejor la cocina, preparaciones y variedades de los distintos alimentos, trucos y consejos». A lo largo de sus más de 800 páginas se ofrece información complementaria sobre modos de preparación y conservación de alimentos, así como sobre cuestiones relacionadas con aceites, enología, el arte de cortar y trucos y consejos especiales, quesos, conservas.
Arribas destaca las posibilidades de este «disco-recetas», que tardó cinco años en hacer. Su invento va acompañado de una aplicación multimedia con 5.000 recetas de cocina, ordenadas de forma temática y alfabéticamente. Pedro destaca en este punto el hecho de que esta aplicación pueda personalizarse, así como que «es muy fácil de manejar. Un comercio las puede regalar con su propio anagrama para tener un detalle con sus clientes o venderlas, también», cuenta el anciano para quien «el diccionario es también un invento».
Escuchándole hablar resulta difícil saber cuál de los tres productos, que él insiste en referirse como algo conjunto aunque su venta sea por separado, le resulta más gratificante. De espíritu creativo y aficionado a la caza y la pesca, el rodillo de Pedro Arribas, de polietileno blanco, ofrece la posibilidad de graduar los espesores de las masas, además del corte en diversos tamaños de ancho y largo, según se explica en Clickcocina, página que tiene registrado su diseño. Pedro reconoce que este rodillo tan peculiar es «algo caro para los tiempos en que estamos», pero no pierde la esperanza de que un día su uso se expanda.
Así y con todo, él ya recibió cierta compensación en su día: la satisfacción de ver que la idea que fue fraguándose en su mente se hacía realidad. «Lo ideé en pocas horas y cuando lo vi (imaginado) pensé que era algo que tenía que hacer». Así, decidido y bien dispuesto, cogió papel y lápiz e hizo algunos bocetos que llevó a un amigo tornero a un taller. Y el rodillo comenzó a tomar formar hasta quedar registrado por clickcocina.com.
En 2009, el comité técnico del Club de Inventores Españoles le otorgó el premio a la mejor idea sobre Rodillos de Cocina. Y también suscitó el interés de la Asociación de Inventores de Castilla y León, cuyo presidente, Enrique Villacé de la Fuente, tiene palabras de reconocimiento. «Se puso en contacto con nosotros porque nos vio a través de un programa de televisión y conocimos el invento», apunta el responsable de este colectivo, que mantiene el rodillo a la vista del público en el Museo de la Ciencia, en la sección de nuevas ideas e inventos.
Asociación de Inventores
«No hay una edad para inventar y lanzar tu idea, ni por abajo ni por arriba», comenta Villacé de la Fuente poniendo a Pedro Arribas como ejemplo. Constituida en el año 2011, esta asociación regional tiene como objetivo «asesorar e informar a los futuros inventores y a todo aquel que quiera poner en marcha una idea». Su presidenta significa la importancia de «dar a conocer el ingenio y transmitir los valores de la inventiva a la sociedad y a las administraciones. Somos emprendedores», deja claro Villacé, poniendo el acento en la esencia de los inventos: «Un invento es la solución a un problema. En la asociación hay inventores que han formado empresas y que fabrican y venden. Todo genera un movimiento económico», deja claro el presidente de la asociación, a la que puede acudir «cualquiera que tenga una idea».
Desarrollar un prototipo y realizar «una búsqueda exhaustiva» para ver si existe o no algo parecido en el mercado son dos de los primeros consejos que se ofrecen a quien acude a la asociación con una idea. La Asociación de Inventores de Castilla y León (inventorescyl.org) tiene una exposición itinerante con los inventos de la Comunidad, que lleva a los municipios interesados. Con sede en Valladolid, participa en eventos, conferencias y talleres infantiles, abanderando la importancia del ingenio y la creatividad.
Cualidades que en Pedro Arribas siguen en activo. El soriano tiene claro que no son buenos tiempos para que su invento tenga una mayor resonancia en el mercado, lo cual no le resta ganas a la hora de seguir maquinando ideas. La última tiene que ver con aceitunas negras a las que después de sacar el hueso convierte en un finísimo y delicado paté. Al tiempo.