SORIANOS POR EL MUNDO
Alemania capta talento burgense
La burgense Eva Solé, como otros muchos jóvenes, decidió no quedarse de brazos cruzados ante la delicada situación laboral de España. Hizo las maletas y marchó a la ciudad alemana de Rostock. «Vine con un proyecto financiado por el Gobierno alemán para jóvenes europeos entre los 18 y 35 años. El primer mes estamos alojados en una residencia de estudiantes donde además hacemos un curso de alemán. Este curso termina el día 9 y luego hacemos dos meses de practicas. Después del periodo de
practicas firmamos un contrato de formación durante tres años».
Precisamente el empleo fue lo que decantó la balanza hacia Rostock. «Según la actual situación en España el proyecto me pareció muy atractivo por: la experiencia de vivir en otro país, aprender un nuevo idioma y el tener un trabajo durante tres años». De esta forma, emprende su experiencia más larga fuera de España. «He viajado a diferentes países y vivido en algunos por cortos periodos de tiempo; pero nunca por un periodo superior a seis meses». Por el momento, Alemania ya le ha mostrado algunos detalles muy positivos como «la cultura, la limpieza, el orden, la educación; que es una ciudad universitaria y tiene bastante vidilla...».
Al principio le tocó sufrir «bastante frío», y es que Rostock, a apenas 30 kilómetros de los países escandinavos, es una de las poblaciones más al norte del país. Sin embargo, ahora ya disfruta de mejores temperaturas que en Soria. Respecto a las creencias generalizadas sobre Alemania, «la verdad es que los alemanes ya de por sí son bastantes típicos y tópicos en general; pero como todo... siempre que se generaliza o cataloga a una nacionalidad se tiende a crear una imagen que realmente no se ajusta demasiado a la realidad del país».
«Claro que son serios», apunta Eva, «se toman en serio su trabajo, las relaciones personales y son directos en lo que creen y piensan. Creo que deberíamos aprender de ellos en este sentido. En cuanto a la comida... bueno, qué decir; ‘Kartoffeln und Kartoffeln’ ( patatas y patatas). También hay cosas buenas. Para los amantes del pescado la zona de Rostock podría considerarse un paraíso». Tampoco falta la cerveza, «buena y muy grande». A la hora de integrarse en Alemania, Eva ha encontrado que
«son abiertos en según que contextos o situaciones. Por ejemplo en el trabajo son bastante distantes, pero porque se lo toman muy en serio.
Una cosa que me encanta es que cumplen el horario laboral a rajatabla: si es de 8.00 a 15.00 horas, llegan 10 minutos antes para hablar entre compañeros (solo lo hacen en esos 10 minutos), pero cuando llega la hora de salida, aunque no hayan terminado su tarea, se van. El jefe nunca les dirá, ‘¡ehh no has terminado tu tarea! El empleado se giraría y le diría ( sin más) ‘mi horario de trabajo termina a las 15.00 horas’. Integrarse en el país no creo que sea muy difícil, siempre que respetes su cultura y modo de vida, si no... puedes tener problemas», apunta.
De Rostock a Soria se llevaría «quizás la mentalidad alemana, la educación, la limpieza, el respeto hacia los demás. Ejemplo: estaba pagando en una tienda y se me cayeron 10 euros». Un niño de corta edad se dio cuenta y sin pensarlo ni un momento llegó corriendo para devolvérselos. Al fin y al cabo, algunos de los tópicos sobre el país germano sí están arraigados hasta en los más pequeños.