Testimonio vivo de la prehistoria humana

El Palacio de la Audiencia acogerá hasta el próximo 11 de febrero la exposición de fotografía ‘Uantoks. Las expediciones de Pedro Saura a las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea’, a cuya presentación acudió ayer el propio autor de las imágenes, el director científico del Museo de la Evolución Humana, Juan Luis Arsuaga, coordinador de la exposición, y Jesús Bárez, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Soria. La muestra se puede ver en la segunda planta del centro cultural de lunes a sábado de 12.00 a 14.00 horas y de 19.00 a 21.00 horas. Através de la colección fotográfica se hace énfasis en la relación entre el ser humano y el medio natural en el que ha transcurrido y transcurre en la actualidad, su evolución biológica y cultural. La exposición, cedida por el Museo de la Evolución Humana (MEH), muestra a través de fotografías de Pedro Saura «uno de los países del mundo con mayor diversidad étnica y lingüística».

La exposición pretende acercar al visitante a una zona del planeta muy desconocida hasta hace poco tiempo, con selvas impenetrables y flanqueados por montañas cubiertas por nieves perpetuas y volcanes activos, perviven tribus que mantienen formas de vida inalteradas desde hace miles de años. A través de fotografías y una colección de objetos etnográficos se dan a conocer exóticos paisajes y poblados remotos, así como el espectáculo de las sofisticadas ceremonias que articulan la enorme variedad de grupos humanos que pueblan esas tierras.

Según señaló el catedrático de fotografía en la facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, Pedro Saura, viajó a Papúa-Nueva Guinea en 1983 y decidió documentar, antes de su desaparición, tierras y pueblos que son «un testimonio vivo» de lo que pudo ser la prehistoria en cualquier rincón del mundo. Así, tanto en ese viaje como en los que realizaría en 1985, 1988, 1991 y 1994, filmó y fotografió escenas de la vida cotidiana. Los habitantes de las Tierras Altas utilizan todo aquello que les ofrece su entorno natural. A pesar de ser pueblos guerreros, los problemas entre las tribus se acaban dirimiendo más en las celebraciones que en la guerra, por tanto lograr el atuendo más vistoso y la decoración corporal más colorida.