El G-7 promete más esfuerzos contra la evasión fiscal y la financiación del terrorismo
Los ministros y gobernadores de los bancos centrales de los países más ricos esperan avances "para finales de este año"
Combatir la evasión fiscal y la financiación del terrorismo. Son dos de las acciones en las que más de acuerdo se han mostrado los representantes de Finanzas del grupo de los siete países más ricos del mundo, el G-7, durante una cumbre celebrada en la ciudad japonesa de Sendai. La filtración de los denominados 'Papeles de Panamá' han impulsado los compromisos públicos por parte de los políticos.
El encuentro, en el que además de los titulares de Finanzas han intervenido gobernadores de los bancos centrales de las siete economías más desarrolladas y de la Unión Europea (UE), se ha saldado con la presentación de un plan para tratar de segar los canales de financiación del terrorismo.
El objetivo del programa es reforzar los estándares que ya se aplican en este terreno e "implementar de manera efectiva" las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera contra el Blanqueo de Capitales (FATF) con vistas a lograr compromisos "para finales del 2016".
El comisario europeo de Finanzas, Pierre Moscovici, ha sido de los que más han defendido la necesidad de luchar contra la falta de transparencia que aún rodea a los flujos financieros transfronterizos. El club de países más ricos está de acuerdo en implementar al máximo acuerdos multilaterales como el de Erosión de la Base imponible y Traslado de Beneficios (BEPS), auspiciado por el G-20 y la OCDE, para reducir la elusión tributaria de lasmultinacionales.
EL RIESGO DEL 'BREXIT'
También ha habido unanimidad a la hora de fijar el 'Brexit' o posible salida del Reino Unido de la UE como uno de los riesgos que acechan a la economía mundial. Tanto el ministro de Finanzas de Reino Unido, George Osborne, como sus homólogos consideran importante constituir una "voz internacional" que advierta a los británicos de dichos riesgos.
Pero también ha habido discrepancias. Se ha evitado abogar por una corriente coordinada de políticas de estímulo económico, una opción que Japón quiso debatir. A su vez se ha subrayado la importancia (los representantes de la UE lo hicieron con especial énfasis) de mantener en el momento actual una línea que no descuide la consolidación y la disciplina fiscal.
"Es importante que las grandes economías hayamos estado de acuerdo en que ahora mismo se deben usar todas las herramientas -monetarias, fiscales y estructurales- de manera equilibrada", ha dicho a este respecto el secretario del Tesoro de EEUU, Jack Lew.
"En lo fiscal y monetario no todos estamos en la misma posición. Algunos tienen más margen fiscal y otros están creciendo de manera más sólida y sostenida que el resto. Todos tenemos necesidades y desafíos distintos; no hay un remedio universal", ha añadido. Lew ha destacado que el momento actual es clave por ser uno de "incertidumbre" y no de depresión económica global.
DISCREPANCIA SOBRE EL YEN Y EL DÓLAR
Japón y EEUU han escenificado la otra brecha con su disensión sobre el momento que vive el mercado de divisas. Tokio defiende que la reciente subida del yen frente al dólar -con el que se ha encarecido un 10%o en lo que va de año- responde a movimientos "volátiles" en el mercado y que una mayor apreciación justificaría una intervención en el mismo. Washington ve normal el tipo de cambio actual y cree que una operación nipona podría suponer un intento de depreciar artificialmente su moneda para favorecer sus exportaciones.
En todo caso, la cumbre se ha saldado con un compromiso ya repetido en las últimas citas del G-20 y que aboga por mantener la estabilidad del mercado de divisas y evitar las "devaluaciones competitivas".