CAMBIO DE HÁBITOS
Los españoles reducen los días de vacaciones por la crisis
La precariedad y el miedo a perder el empleo llevan a regresar antes al trabajo. Un estudio sobre las EPA del tercer trimestre de varios años confirma la tendencia
El tópico de que los españoles cada vez reparten más las vacaciones a lo largo del año en lugar de hacer un mes completo en verano, no lo confirma la estadística. El largo periodo de crisis y carestía de empleo ha motivado que incluso quienes tienen un puesto de trabajo fijo (indefinido en estadística oficial) pueden estar renunciando también, por diversos motivos, al periodo completo de descanso retribuido.
A esta conclusión llega Florentino Felgueroso, profesor de Economía de la Universidad de Oviedo e investigador de Fedea (fundación de estudios de economía aplicada, en la que participan las grandes empresas del Ibex y el Banco de España). El estudio de Felgueroso, publicado en la web Nada es gratis, parte de los datos de la encuesta de población activa (EPA) del segundo trimestre. Elegir este periodo para estudiar la relación entre vacaciones y empleo/desempleo se explica porque es en junio, último del trimestre, cuando se aprecia la evolución de la contratación y atisba el número de asalariados que harán vacaciones, sobre todo si necesitan sustituto.
Que el modelo laboral español va vinculado a la estacionalidad se conoce desde hace años. En el 2015, por ejemplo, se firmaron 1,8 millones de contratos en julio y otros tantos en septiembre, mientras que en agosto fueron solo 1,2 millones. Buena parte en el sector servicios, no solo los dedicados a la hostelería. El ejemplo clásico de altas y bajas entre junio y septiembre se da en el contraste entre la educación y la sanidad. Para sustituir enfermeras hay que acudir a la contratación temporal; para maestros, no. En cambio, los empleados no docentes en este último sector (cocineros y similares) acostumbran a ser despedidos en julio y contratados en septiembre.
Felgueroso propone partir de la diferencia entre tener un empleo a tenerlo a tiempo completo. Por simplificar, trabajar unas horas distribuidas irregularmente o trabajar 40 horas semanales. Con el efecto añadido: un empleo de 20 horas semanales es solo medio empleo, que sumado a otro similar da un empleo a tiempo completo. La EPA clasifica como ocupado a todo encuestado que asegura haber trabajado al menos una hora la semana anterior. Y como se trata de una encuesta entre 65.000 familias -no se duda de la fiabilidad del INE- también el periodo estival esta sujeto a las variaciones de quien está de vacaciones pero tiene empleo,ausencias por distintos conceptos, etcétera.
Con estas salvedades, el investigador del Fedea elabora una comparación reveladora. En primer lugar, que la tasa de empleo sigue muy alejada de la de hace 10 años. Pero, sobre todo, que la recuperación de los últimos dos años tiene un alto componente de contratación a tiempo parcial. La paradoja que propone Felgueroso es que "en verano se trabaja menos". Por dos razones: muchos asalariados están de vacaciones (no trabajan, con independencia de que cobran por ley o convenio) y también porque “pese a que se contrata más, también se despide más”. El dato complementario es que en julio y agosto hay más personas cobrando el paro, y el índice se reduce de nuevo en septiembre.
En cuanto a si los españoles reparten más a lo largo del año su derecho a vacaciones retribuidas (en teoría un mes al año) Felgueroso advierte que no se refleja de manera fehaciente en el seguimiento de la EPA de los trimestres primero, segundo y cuarto. En cambio, el estudio presenta una estadística reveladora sobre los empleados que no trabajaron o trabajaron menos horas por vacaciones según su situación profesional en el periodo julio-agosto de años anteriores. Puede contemplarse tanto por tipo de contrato(indefinido/temporal) como por sector (público/ privado). En el primer enfoque se ve que el número de empleados que han hecho vacaciones tiende a reducirse. Y si se tiene contrato temporal, aún más. Si se contempla por sectores, queda claro que las vacaciones no se contemplan de igual manera por un empleado público fijo que un temporal en el sector privado.
La reflexión final de Felgueroso sobre la tendencia hispana a hacer menos vacaciones resume bien a qué se debe: “Cuanto mayor es la tasa de paro, menor es la necesidad de incentivar al trabajador”. El miedo guarda la viña, en versión clásica.